El pueblo con la mina de “oro blanco” más grande de España (y de Europa)

El municipio, que ha sufrido una gran despoblación durante las últimas décadas, puede conseguir un gran impulso económico

La transición ecológica se puede convertir en una oportunidad e, incluso, en una bomba de oxígeno para resucitar a algunos pueblos de la España Vaciada que peor lo estaban pasando por el proceso de despoblación. El mejor ejemplo es el pueblo cacereño de Cañaveral, que ha perdido una tercera parte de sus habitantes en los últimos 60 años a causa de una progresiva pérdida de capital industrial, con la marcha de algunas fábricas.

Sin embargo, ha encontrado una oportunidad única para darle la vuelta a esa circunstancia: una dehesa con encinas, situada a seis kilómetros del núcleo de población, contiene la mayor mina de litio de toda Europa. El litio, tercer elemento de la tabla periódica, es conocido como “oro blanco” por su valor estratégico para la transición ecológica: es un material imprescindible para la fabricación de baterías (tanto para coches como teléfonos) ya que destaca por su capacidad para almacenar energía, con una densidad eléctrica muy superior a cualquier otro componente (es decir, puede acumular una gran carga energética en poco espacio y, en los últimos años, ha ido en aumento).

En este sentido, por el valor que tiene el litio, aquellas zonas que sean capaces de explotarlo pueden reproducir prácticamente el impulso que consiguieron países del golfo pérsico gracias al petróleo. Por tanto, Cañaveral, ha conseguido un chorro de luz en el horizonte gracias a la nueva mina, aunque, consultado por este diario el alcalde, Jacinto Sánchez, ha evitado hacer previsiones sobre el impacto económico con precisión. Lo que está claro es que generará muchos ingresos y dará un impulso a un pueblo que desfallecía tras la marcha de fábricas en las últimas décadas.

Según explica Sánchez, Cañaveral tenía 3.000 habitantes hace 60 años, mientras que ahora quedan poco más de 1.000. “Había un buen ferrocarril, venían tres o cuatro autobuses de la Sierra de Gata cada día con trabajadores. Esto ha sido siempre un pueblo industrial”, explica el alcalde, recordando que había fábricas de café, chocolate, fideos o corchos. El pueblo, además, está situado al norte de Cáceres y en la misma Vía de la Plata, que une Mérida con Astorga: sin embargo, como todos los pueblos unidos por esa vía, también han sufrido un golpe económico con la construcción de la autovía A-66, que ha desviado el tráfico de la carretera que atravesaba por los pueblos y podían representar una fuente de ingresos con las paradas de los vehículos. “Cañaveral está en una situación complicada”, lamenta el alcalde.

Ahora, con la mina de litio, el pueblo puede resucitar. De momento, según cuenta Sánchez, todo sigue a la espera de las autorizaciones finales de la Junta de Extremadura, aunque tampoco parece que pueda descarrilar el proyecto. En concreto, entre la extracción del litio en la mina a cielo abierto y la planta de transformación (situada en un polígono del mismo pueblo), se espera crear 430 puestos de trabajo directos en Cañaveral. Además, generará otros 1.200 puestos de trabajo indirectos por toda la autonomía extremeña, entre los que están contemplados los que se van a crear con la fábrica de baterías en la provincia de Badajoz.

Como celebra el propio alcalde, el impacto económico será muy positivo para recuperar la vitalidad del municipio, pero también reconoce que puede generar un impacto ecológico negativo y por eso también se están estudiando medidas para proteger el medio ambiente. De hecho, Grimaldo es una pedanía de Cañaveral, que se encuentra a un kilómetro de la mina y hay allí protestas contra la explotación del yacimiento.

En cualquier caso, a falta de trámites administrativos, el alcalde explica que ya se está empezando a preparar al personal con cursos para poder trabajar en la mina y las actividades derivadas y también se tienen que preparar las infraestructuras necesarias.