La Salle responde 10 días tarde: condena las amenazas y exalta su «respeto» a la bandera de España

Diez días después de la polémica expulsión de toda una clase de bachillerato por colgar la bandera de España en un aula del colegio La Salle de Palma, la institución se ha descolgado este lunes con un «comunicado institucional» condenando las amenazas que están sufriendo en redes sociales los alumnos, familias y educadores«, y mostrando públicamente su «absoluto respeto» a la enseña nacional.

La Salle se ha visto forzada a emitir un escrito para aclarar el «respeto absoluto por los símbolos oficiales, en especial la bandera nacional y las de las distintas comunidades autónomas», ante el alud de quejas por parte de familias de centros de otras comunidades autónomas y después de que trascendiera que una profesora de este colegio mallorquín se refería a la bandera de España como un «trapo», y de que varios docentes se negaran a dar clase con ella.

Mientras el centro de Palma guarda silencio, la institución nacional ha salido al paso de la polémica con un sucinto comunicado diez días más tarde, sin aclarar lo ocurrido. En su escrito no se pronuncia sobre la gravedad de los hechos acontecidos el pasado viernes 25 de noviembre cuando el director del centro expulsó del colegio a 32 alumnos de 1º B de bachillerato sin la obligatoria notificación a los padres de los menores.

En su comunicado, La Salle expone de forma ambigua que «ha puesto en marcha una investigación interna para esclarecer los hechos», a través de sus órganos en el centro, y que está colaborando activamente con la inspección educativa para «acotar las responsabilidades oportunas, preservando el bienestar de su alumnado, la convivencia en el aula y en el marco del respeto a un principio esencial en educación: la autoridad del docente inherente a su función y a su responsabilidad a la hora de desempeñarla«.

Por último, «agradece la voluntad de educadores, familias y alumnado para recuperar la normalidad en la convivencia y en el desarrollo de la labor educativa desde el sosiego, el respeto y la capacidad de escucha».

Tal y como ha ido informando ABC, el 21 de noviembre los estudiantes colgaron una rojigualda en el tablón de anuncios del aula, con el permiso previo del tutor y del jefe de estudios. Las quejas por parte de dos profesoras, a las que les molestaba dar clase delante de la bandera oficial, forzaron al tutor de la clase a colgar un cartel adjunto que rezaba «vamos, selección», dejando claro que se exhibía por mero interés futbolero. Esto no fue suficiente para la profesora de Lengua Catalana, que cuando llegó al aula el viernes ordenó a los chavales que quitaran la insignia. Al ver que nadie se atrevió a hacerlo, abandonó el aula.

Los alumnos perdieron dos horas lectivas por este asunto. Los progenitores, al enterarse de lo ocurrido, pusieron una reclamación conjunta ante el colegio y ante la Inspección Educativa porque no apoyaban la decisión del equipo directivo y veían injustificable la postura de la docente.

Horas más tarde, el centro envió una circular a las familias de 1º B informándoles de que los críos habían sido expulsados por haber «desoído las indicaciones de la profesora, que estaba cumpliendo con las normas de convivencia del centro y seguía las órdenes del equipo directivo».

El director técnico de Secundaria reconocía que todo surgía «a raíz de una iniciativa por parte de los alumnos para decorar el aula en apoyo a la selección española masculina absoluta de fútbol en su participación en el Mundial» y que «los alumnos de 1ºB, actuando como grupo, habían desoído las indicaciones de la profesora».

Afirmó que actuaron «en masa y negándose expresamente a obedecer», lo que considera el centro «un acto de insubordinación deliberada». Además, los acusó de «coaccionar» a una alumna que «hizo el intento» de obedecer a la profesora, y «de vitorear y aplaudir con sorna» a la profesora cuando abandonó el aula «para consultar con el equipo directivo la mejor manera de gestionar el asunto». Un extremo que la propia alumna desmintió.

El instituto mostró «rotundamente» su solidaridad con la profesora, por tener que «sufrir un desagradable episodio que no debería tener cabida en un centro educativo».

«Como director y ante la gravedad de los hechos, he decidido cancelar las dos sesiones lectivas que restaban para finalizar la jornada, pues el respeto a los profesores, así como el respeto y la solidaridad a los compañeros propiciando un ambiente de convivencia positivo, son obligaciones que tienen que cumplir todos los alumnos», indicó.

Tras la denuncia pública, la dirección adujo que poner la bandera española incumplía la normativa de símbolos del centro, un supuesto reglamento que, diez días después del incidente, sigue sin estar colgado en la web del colegio y sin facilitarse a las familias ni alumnos.

Las organizaciones HazteOir.org y Valores en Baleares acudieron este lunes al colegio para entregar 34.204 firmas de apoyo a los alumnos expulsados, recordando que los menores habían solicitado previo permiso a su tutor y jefe de estudios para colgar la enseña y éstos les habían dado el visto bueno.

Ambas entidades piden el cese de la profesora de catalán «por su grave ofensa a todos los españoles» y avanzan que registrarán una petición en el Parlamento balear para que todos los grupos parlamentarios hagan una declaración institucional contra la discriminación ideológica y a favor de preservar el respeto hacia los símbolos nacionales.