Vivas al Rey y abucheos a Sánchez en un desfile del 12-O marcado por la vuelta a la normalidad

Ni rastro de Pedro Sánchez cuando el Rolls-Royce de los Reyes llegó a la plaza de Lima este 12 de octubre. La llegada de Don Felipe y Doña Letizia al desfile del Día de la Fiesta Nacional se anunció por megafonía en cuanto se produjo, la del Presidente del Gobierno no se llegó a escuchar. Ante la ausencia de Sánchez, los Reyes tuvieron que esperar algo más de un minuto dentro del coche. Desde el público, algunos asistentes a la parada militar decían que el presidente «lo ha hecho adrede» —lo de llegar tarde y que no fuera anunciado por megafonía— para que no se escucharan mucho las pitadas y abucheos por la televisión. Igualmente resonaron con fuerza «Sánchez dimisión» y «Sánchez vete a tu casa», gritos que ya se han convertido en un clásico en este día y que hoy se han extendido durante varios momentos del desfile.

Muy distinta fue la bienvenida de los asistentes a los Reyes. Junto a la Infanta Sofía, nada más bajar de sus respectivos vehículos, recibieron una calurosa ovación con aplausos y vivas al Rey y a España en la tribuna de autoridades de la plaza de Lima, que se ha convertido esta mañana en la plaza de armas del desfile del 12-O, que ha recorrido el eje del Paseo de la Castellana entre Cuzco y Nuevos Ministerios.

Don Felipe —con uniforme de Capitán General de la Armada—, Doña Letizia y la Infanta Sofía respondieron a todos los presentes con saludos y amplias sonrisas mientras subían a la tribuna de autoridades. Como el año pasado, esta nueva edición tampoco contó con la presencia de la Princesa Leonor, que se encuentra estudiando su último curso escolar en el colegio de Gales UWC Atlantic College.

El Día de la Hispanidad, Fiesta Nacional o 12-O de 2022 se recordará como el primer desfile sin mascarillas ni distancias de seguridad después de la pandemia. El desfile de la completa vuelta a la normalidad después de dos ediciones en las que su celebración se redujo a la mitad de efectivos o a una mera parada militar en la plaza de la Armería del Palacio Real. Hoy, al fin, todo volvía a parecerse a lo de antes, a los desfiles que se vieron hasta 2019. Con ganas de celebrar y al mismo tiempo de recordar todo lo aprendido, más de 4.000 militares —frente a los 2.656 del año pasado—, recorrieron el Paseo de la Castellana con 150 vehículos (134 con ruedas) de los Ejércitos y de la Armada, así como de la Guardia Civil, Policía Nacional, Salvamento Marítimo y Agencia Tributaria. Además de cerca de 220 caballos, a los que se han sumado 84 aeronaves (58 aviones y 26 helicópteros), que protagonizaron el desfile aéreo.

El salto paracaidista con la bandera por parte de la Patrulla Acrobática EP

El acto comenzó con los honores militares a los Reyes, la revista de Felipe VI al batallón de honores, el saludo a las autoridades y el salto paracaidista con la bandera por parte de la Patrulla Acrobática de Paracaidismo del Ejército del Aire. Con el izado y homenaje a la bandera nacional, se escucharon las salvas de ordenanza. Después, tuvo lugar el acto a los que dieron su vida por España y «murieron con honor», tal y como señaló el narrador de esta primera parte del desfile, Pablo Casinello, capitán reservista del Ejército del Aire. Estuvieron presentes algunos familiares de esos militares caídos, «que como valientes murieron y no quisieron servir a otra bandera ni andar otro camino».

El público del Bernabéu

Tras los últimos acordes de ‘La Muerte no es el final’, la oración a los caídos y la ofrenda de una corona de laureles por parte del Rey, la escuadrilla Plus Ultra de la Guardia Real disparó cañonazos al aire. Y casi al mismo tiempo la Patrulla Águila realizó su primera pasada y pintó el cielo con los colores de la bandera nacional: rojo, amarillo y rojo. Los siete C-101 cruzaron la Castellana de lado a lado y pasaron por encima del Estadio Santiago Bernabéu, donde los operarios que trabajan en su reforma capturaron el momento con sus teléfonos móviles. En tierra, los alabarderos de la Guardia Real, seguidos por la banda de música, despejaron la Plaza de Armas para dar paso al desfile aéreo.

Los siete C-101 pintan el cielo con los colores de la bandera de España I. GIL

Los cazas Eurofighter y F-18, los aviones de transporte A400M y C-295, los helicópteros NH-90 o Chinook fueron algunos de los medios aéreos que sobrevolaron la Castellana, junto a los de vigilancia y rescate marítimo y los apagafuegos del Ejército del Aire. El rugido de todos ellos en el aire llenó de energía al público, que hondeaba banderas de España y aplaudía, animado por Casinello, que retransmitió cada pasada con el mismo entusiasmo y emoción con la que un locutor de radio canta un gol.

Debutaron en el cielo de Madrid los recién estrenados aviones de enseñanza en vuelo del sistema PC-21 Pilatus, que hace solo unas semanas estrenaron los futuros pilotos de la Academia General de San Javier, en Murcia.

El desfile terrestre congregó las mayores ovaciones, con gritos de «Viva España» o «Vivan las Fuerzas Armadas» así como «Viva el Rey». Y a cada tanto, desde la tribuna de prensa también se escucharon abucheos a Pedro Sánchez.

La Brigada «Almogávares» VI de Paracaidistas (BRIPAC) y la Brigada «Guadarrama» XII (BRI XII) se alternan cada año el mando del desfile militar del 12-O y se ocupan de abrirlo y cerrarlo. Esta edición le tocaba a la segunda, por lo que abrió la parada el General Jefe de la Brigada ‘Guadarrama’ XII, Javier Miragaya Prieto, con seis vehículos Aníbal. El desfile motorizado continuó con otros once vehículos de la Unidad de Veteranos, Reservistas y Personal con discapacidad. Después, en enormes góndolas, llegaron el Leopardo y el Pizarro. También el URO Vamtac con el sistema carro contra carro Spike… y los vehículos con ametralladoras Browning y los de lanzadores de misiles antiaéreos.

Uno de los Vamtac que ha participado en el desfile del12-O EP

En el desfile de unidades a pie participaron cinco agrupaciones. La Guardia Real —con su unidad de música y su escuadra de Gastadores— inició el desfile con militares de los tres ejércitos. La segunda agrupación —con el Capitán de Navío y su Plana Mayor al mando— estaba formada por un batallón de alumnos de la Armada, un escuadrón de Alumnos del Ejército del Aire y del Espacio, un batallón de Alumnos del Ejército de Tierra, la Compañía de Alumnos de la Academia Central de la Defensa y el Batallón de Alumnos de la Guardia Civil.

Con un Coronel del Ejército del Aire y del Espacio al mando, la tercera agrupación contaba con un batallón que incluía la Escuadrilla del Escuadrón de Apoyo al Despliegue Aéreo y la compañía de la Escuadrilla de Honores del Ejército del Aire y del Espacio. Además de un batallón de la Armada, la compañía de la Unidad Militar de Emergencias (UME) y la de la Guardia Civil. Este año, como novedad también desfiló la Unidad de Policía Canaria, que pertenece al Cuerpo de Policía de la Comunidad Autónoma de Canarias y cuenta con 220 efectivos. Su participación supuso un claro reconocimiento a la labor realizada durante la erupción del volcán de La Palma.

El perro guía de la Policía Nacional, a su paso por la tribuna de autoridades EP

El mando de la cuarta agrupación recayó en el Regimiento de Infantería ‘Asturias’ Nº31, con la banda de Guerra de la Brigada ‘Guadarrama’ XII, que lo componían el Batallón Mixto del Regimiento de infantería Asturias 31; el Batallón del Regimiento de Infantería ‘Inmemorial del Rey’ Nº1 y el batallón mixto Fuerza Terrestre (FUTER).

Hubo más gritos a Sánchez entre el final del paso de la cuarta agrupación y hasta que llegó la quinta, que la componía el Tercio ‘Alejandro Farnesio’ 4º de La Legión. Si hasta ese momento las unidades habían desfilado a 140 pasos por minuto, con el específico de La Legión desfilaron a 160 pasos por minuto. Al mismo paso caminaba también Titán, el borrego de La Legión. Después, con la llegada de los Regulares, el paso fue mucho más lento: se redujo a 90.

Titán, el borrego de La Legión EP

A la espera de la llegada de las unidades a caballo que cerraron el desfile, volvieron las pitadas al presidente del Gobierno y «Sánchez dimisión». Llegó primero la Batería Real de la Guardia Real con sus caballos bretones, que portaban los cañones con los que al principio del desfile se dispararon las 21 salvas de honor al Rey. Cargaban también con los armones donde se guarda la munición. Las piezas son de madera, y las conserva Patrimonio Nacional en el Palacio Real, ya que se remontan a la época de Alfonso XII.

Tras ellos, el Escuadrón de Sables de la Guardia Civil y el Escuadrón del Cuerpo Nacional de Policía. Este último fue el segundo en salir y contó con 84 jinetes y amazonas del Cuerpo Nacional de Policía, que era la primera vez que desfilaban. La Policía también tuvo presencia en el desfile terrestre, con un escalón motorizado compuesto por doce vehículos, conducidos por 23 agentes.

Lanceros y coraceros

Los lanceros y coraceros de la Guardia Real volvieron a la Plaza de Armas para escoltar a los Reyes, que en el Rolls-Royce se dirigieron al Palacio Real. Pero antes, el jefe del Estado Mayor de la Defensa, el almirante general Teodoro López Calderón, dio novedades al Rey.

Cuando los Reyes comenzaron el trayecto hacia el Palacio Real, donde recibieron una nutrida representación institucional y de diferentes sectores de la sociedad española —la cifra de invitados superó los 2.500—, volvieron las pitadas a Sánchez: «Es una vergüenza lo que les ha hecho a las Reyes». Para entonces, en lo alto del Bernabéu los operarios volvían al trabajo después de una mañana en la que en el momento más álgido, durante el desfile terrestre, llegaron a congregarse unos 70, todos con sus chalecos amarillos y cascos naranjas.