Pasará a la historia el año 2022 como el mejor para el tenis español. Una sentencia de palabras mayores porque este deporte ha dado muchísimas alegrías desde hace décadas. Desde aquellos pioneros de nombre Lilí Álvarez, Manolo Santana, Manuel Orantes y Andrés Gimeno, entre otros, pasando por el poderío de la dupla Conchita Martínez-Arantxa Sánchez Vicario, y con las confirmaciones de Sergi Bruguera, Albert Costa, Carlos Moyá y Juan Carlos Ferrero. Y se sustenta la frase por el número de títulos conseguidos en este curso, la categoría de algunos de ellos, y que por primera vez hay dos raquetas nacionales coronando la clasificación de la ATP. El lunes, Carlos Alcaraz y Rafael Nadal serán oro y plata en el podio tenístico debido, sobre todo, al compromiso de ambos tenistas y su regularidad durante el curso y, además, gracias en parte, a Casper Ruud, que cayó en cuartos de final del Open de Corea contra Yoshihito Nishioka y se le restarán 205 puntos de los 250 que defendía esta semana.
Cuando todavía el balear, 36 años, firma temporadas de plena juventud (dos Grand Slam este curso: Abierto de Australia y Roland Garros) y consigue su mejor clasificación desde mayo de 2021, el murciano (19) aprovecha el talento, la clase y las circunstancias para firmar un despegue extraordinario hacia las estrellas. Clasificados los primeros para la Copa de Maestros.
El hecho era más habitual en otras épocas y para otros países, mucho más potentes por presupuestos y número de jugadores como Estados Unidos, que tuvo su época dorada y consolidó como primero y segundo a Pete Sampras y Andre Agassi en el año 2000. Pero ahí está el tenis español, que ya había mostrado músculo a principios de curso al contar con diez raquetas entre los cincuenta primeros del mundo. En abril confluyeron Nadal (4), Alcaraz (9), Pablo Carreño (18), Roberto Bautista (19), Alejandro Davidovich (28), Albert Ramos (31) y Pedro Martínez (42), en la ATP, y Paula Badosa (2), Garbiñe Muguruza (9) y Sara Sorribes (47) en la clasificación WTA.
A estas alturas del curso, son catorce títulos individuales para España en el circuito masculino y uno más en el femenino. Además de seis en categoría de dobles (cinco masculinos y uno femenino).
Aprovechan el tirón desde la Federación, conscientes de que los éxitos de los ‘mayores’ es un buen ejemplo para los pequeños. El incremento del interés por ser tenista se nota en los clubes, con cada vez más adeptos a imitar los efectos de Nadal o las dejadas de Alcaraz, y también en las licencias. Esta próxima semana se confirmará el auge en el número de practicantes con licencia de este 2022, pero ya saben que se consolidará la tendencia al alza que llevan viviendo desde los últimos años y a pesar de la pandemia. Entre 2020 y 2021, se sumaron más de 6.000 licencias entre los chicos (de 50.119 a 56.876) y todavía se impulsó más entre las mujeres, con un aumento de diez mil licencias (de 70.151 a 80.318).
Pero la moda del tenis español no se queda solo en los jugadores. Cada vez más, tenistas de otros países se fijan en el buen hacer de la raqueta nacional. Andrey Rublev, Felix Auger-Aliassime, Alex de Miñaur, Daria Kasatkina, Zhen Qinweng, Karen Khachanov y Dusan Lajovic cuentan con asesoramiento y consejos españoles en su palco.
