Carta al Futuro II por Miguel Ángel Albás

Queridos amigos:

En la carta anterior concluía afirmando que si no somos coherentes, cada uno, con nuestras creencias y convicciones nos acabaremos liando todos. Y es que la cosa empieza con la mal llamada “Tolerancia”, que no es más que “transigencia” ante los deseos y caprichos de los otros que no respetan nuestro estilo de vida, vestuario, costumbres…, y ello, “porque es lo que se lleva ahora” es lógico, en una sociedad adolescente, que nos hecha pulsos para ver hasta donde somos capaces de aguantar. Una cosa es que se comprenda y otra que se pueda aceptar.

Copiamos estilos de vida de otras sociedades, que por más poderosas y aparentemente ricas nos parecen mejores y envidiables y, poco a poco, se va deshaciendo la familia, entre otras cosas porque pertenece esta institución a “una sociedad caduca”. Se dice que los chavales quieren conducir y votar a los 16 años. Por un lado se les considera que son todavía niños y por otro ya se les ve como plenamente maduros. No pueden hacer unas cosas por sí solos y para otras,  se les considera plenamente capaces. En todo caso lo que se cuestiona es la “autoridad de los padres”. Es otro elemente disolvente de “nuestra sociedad”.

Si reflexionamos sobre los estudios y el aprendizaje,  la cosa está que arde. Pasar de curso sin haber aprendido la materia contenida en los planes de estudio; hacer contenidos en planes de estudio diferentes según las comunidades que los diseñan, inventarse “Historias de España”, o eliminar, porque sí, parte de su historia porque parece que no conviene saber. Eliminar materias como Filosofía, Latín y Griego y añadir, con notables falta de base, materias de especialización en ciencias y matemáticas. Que los chicos no entienden, precisamente porque desconocen los principios básicos que los sustentan.

Dime con que títulos se puede ganar más dinero y va a ser más fácil encontrar trabajo que es lo que quiero hacer: ganar dinero, alcanzar poder y tener la vida asegurada para poder ser independiente. No sea que suceda que me vea obligado, al tener que depender de otros. Para qué sirve tener muchos conocimientos y ser una persona culta si no me vale para hacer lo que me gusta y apetece. “La gente vale por lo que tiene no por lo que es”. “Yo controlo si tengo dinero y poder”. “La gente hace lo que quiero porque dependen de mí”. El ideal de nuestra sociedad es la juventud y el ideal de muchos jóvenes es el dinero y el poder. “Las patatas bravas es comida de pobres”.

Desaparecidas: la prudencia, la justicia, la fortaleza  y la templanza que son fortalezas humanas ¿dónde encontraremos la esperanza, la caridad y la fe? Que son valores, por sobrenaturales, que hacen al hombre auténticamente humano. Vamos perdiendo la Fe porque no esperamos la ayuda de quién lo puede todo. Él es nuestra esperanza y el camino que nos conduce a la auténtica felicidad, que para serlo, ha de ser eterna. Esa es la verdad que todos buscamos y nunca poseeremos del todo hasta que no estemos con Él.

Esa es la creencia de todos los que creen, sea la religión que sea. Es la confianza que depositan millones de personas pero, que no debemos reducir a tenerla en momentos puntuales de nuestra vida. Sino que podemos disfrutarla día a día y  nos dará la seguridad y tranquilidad que ningún seguro puede darnos.

Bueno, yo eso creo. No hace daño y cuesta mucho menos de lo que vale. No tengamos miedo que la Fe compromete pero, nos hace libres. “la Verdad os hará libres”.

Miguel Ángel Albás Mínguez