Moyà: «Tampoco os esperéis que Nadal esté jugando con un pie amputado»

Después de ganar a Novak Djokovic, el ambiente en el coqueto club Jean Bouin es relajado. Al menos, fuera de la pista, donde observan los Nadal, padre, tíos, mánager, el entrenamiento del tenista. Dentro, eso sí, hay una hora larga de peloteo del duro, voleas porque habrá que cambiar los ritmos y algunas directrices últimas al jugador, gorra empapada de agua porque pega por fin el sol en París, por parte de Carlos Moyà, Francis Roig y Marc López.

Se vigila de reojo a Alexander Zverev ( hoy, 14.45 horas, Eurosport), que inicia su entrenamiento en el momento en el que acaba el balear, mientras se observa el recorrido ya hecho. No está ganado el torneo, quedan dos pasos, repiten, pero se salvó una de las grandes pelotas de partido ante Djokovic y hay confianza.

Esto es Nadal, esto es Roland Garros. «Está muy bien. El salto de cómo llegó ha sido importante. Lo esperábamos porque históricamente Rafa siempre ha respondido cuando se le exige», explica Moyà a la prensa española.

Todavía Nadal se sorprende de su propio rendimiento, de cómo alcanzó el nivel que parecía que no tenía justo en la cita con Djokovic. Pero no se sorprende ya Moyà, ha visto esta película muchas veces: «¿Me sorprende lo de aquí? No. Lo de Australia me sorprendió bastante más. Primero por la superficie, después por la preparación, por cómo fueron varios de los partidos. Y sobre todo esa final de cinco horas y pico. Eso sí me sorprendió. Y claro que suma y vienes con un bagaje importante. Pero fue en enero y después pasaron cosas que hacen que te olvides. Empiezas de cero, y ayuda, pero cuando vuelves tras una lesión como la que tuvo y lo sumas a lo que ha tenido… Lo de aquí… Ha sido la temporada de tierra más atípica de su carrera. Y está claro que teníamos dudas, pero a mí no me ha sorprendido. Tengo mucha fe en él y valoro mucho su juego y su nivel».

Porque esto es Nadal y esto es París, y son dieciocho ediciones, catorce semifinales -quince con hoy-, de las que ha ganado trece, para trece títulos. «Llega aquí y mentalmente hace un ‘click’. Se olvida de lo que ha pasado antes. La mayoría de las veces ha llegado con muchos títulos ya. Este año ha sido tipo 2020, que llegó con un torneo solo en seis o siete meses y con derrota en cuartos. Lo bueno que tiene es que va cogiendo ritmo en las primeras rondas y va afinando. El entrenamiento te da 75-80%, pero para llegar a ese cien hay que ganar partidos, hay que sufrir, hay que pasar horas en pista». Empezó fuerte el balear, pero Moyà habla de otra cosa, pues sabe que al 80% Nadal es capaz de ganar a la mayoría de los rivales. «Hablo de exigencia. Su tenis fue bueno desde el inicio, pero si lo comparas con ciertos momentos del partido con Djokovic, se ve la diferencia. Necesita esa exigencia, a un rival como Djokovic, que te obliga a sacar el nivel y así y todo a veces no basta».

Se enfrenta hoy a Zverev, el que primero llenó las portadas de la nueva generación, señalado como el elegido para, por fin, desbancar a Nadal, Djokovic y Federer. Tiene porte, 1’98, y mano dura. Tiene un 4-3 favorable ante Roger Federer; también cuatro veces (de siete) le ha ganado a Djokovic; y tres triunfos, de nueve, le ha arrancado a Nadal (Copa Maestros 2019, París-Bercy 2020 y Madrid 2021). Pero no hay ni un solo triunfo en Grand Slam, donde a Zverev se le notan las grietas. Es su cuarta gran semifinal (US Open 2021, Australia 2020 y Roland Garros 2020, perdió ante Tsitsipas) y solo ha pisado una final, en el US Open 2020, y cedió tras ganar los dos primeros sets, con Dominic Thiem.

Pero en Nadal siempre hay respeto. «Es muy rocoso y ha ganado confianza. Hace un mes probablemente no esperaba estar en esta ronda. Casi como Rafa. Salvó una bola de partido en segunda; en cuartos ganó a otro de los favoritos que es Alcaraz jugando muy buen tenis. Es duro, se mueve muy bien para lo alto que es, pega muy fuerte de revés y está con confianza», analiza el entrenador de Nadal, que quita algo de presión al pie y los enigmáticos mensajes que ha lanzado Nadal todo el torneo: «Todos sabemos por lo que está pasando. Hace que lo que está consiguiendo tenga mucho más mérito. Os lo tiene que contar él. Pero tampoco os esperéis que esté jugando con un pie amputado o con una prótesis. No son milagros». No, es Nadal, en Roland Garros.