La OTAN advierte a Rusia de que “nunca” se puede ganar una guerra nuclear

El presidente de EEUU, Joe Biden, desembarcará mañana en la capital comunitaria con una agenda repleta en la que se reunirá  en tres cumbres consecutivas con los aliados de la OTAN,  los socios europeos y las potencias del G7. Todos los encuentros tienen como objetivo dar un mensaje de unidad de Occidente frente a Rusia, antes de desplazarse mañana  a pocos kilómetros de la guerra: Polonia.

En los últimos días, la fiereza en el campo de batalla ha venido acompañada también de un salto cualitativo en la retórica belicista. El secretario de prensa del Gobierno de Rusia, Dmitry Peskov, amenazó este martes con la utilización de armamento nuclear por parte de Rusia si el país se encuentra ante “una amenaza existencial”.

La OTAN intenta mantener la calma a la vez que enseña los dientes. El secretario general calificó este tipo de declaraciones como “alardes nucleares” que tachó como “peligrosos e irresponsables”. “Rusia debe entender que una guerra nuclear nunca debería librarse y que nunca la puede ganar”, aseguró el secretario general si bien precisó que la OTAN está preparada para proteger a sus miembros de todo tipo de amenazas.

La reunión de los Aliados de la organización militar tiene como plato fuerte el refuerzo a largo plazo de la presencia en el flanco oriental por tierra, mar y aire. Si hasta el momento, la OTAN había desplegado batallones en Polonia y las tres repúblicas bálticas, se espera que la cumbre de luz verde a la puesta en marcha de cuatro nuevos batallones respectivamente en Eslovaquia, Hungría, Rumanía y Bulgaria. “Significa que tendremos ocho batallones multinacionales en el flanco oriental, del mar Báltico al mar Negro”, resumió hoy el secretario general de la Alianza Jens Stoltenberg en una rueda de prensa previa al encuentro.

En los últimos días Washington ha advertido sobre el posible uso por parte de Rusia de armas químicas o bacteriológicas y los aliados también planean proporcionar equipamiento para que los ucranianos puedan protegerse contra este tipo de amenaza, si bien el político noruego evitó dar demasiados detalles sobre esta información de índole confidencial. Además, el empleo de este tipo de armas no sólo tendría repercusión sobre Ucrania sino también sobre los países limítrofes que pertenecen a la organización militar. “La contaminación, la propagación de agentes químicos o biológicos usados en Ucrania pueden tener consecuencias directas para la población que vive en países aliados de la OTAN”, subrayó Stoltenberg

Hasta momento, la organización militar tampoco ha aclarado cuál será su respuesta si se producen estos hechos, ya que los aliados siguen firmes en sus planes de no enviar tropas terrestres a Ucrania ni tampoco poner en marcha una zona de exclusión aérea que suponga el despliegue de cazas. Para la Alianza esto supondría una intervención directa que encendería la mecha para una Tercera Guerra Mundial. Soltenberg se limitó a asegurar que la utilización de armas químicas “cambiaría  en lo fundamental la naturaleza del conflicto” y tendría “consecuencias graves” ya que supondría una violación del Derecho Internacional.

Además, el secretario general de la OTAN volvió a negar las informaciones por parte de Rusia de que Ucrania posee este tipo de armas y está dispuesta a utilizarlas. La Alianza teme que este tipo de campañas de desinformación tengan como objetivo fabricar un “pretexto”, las conocidas como operaciones de “falsa bandera” que justifiquen un ataque por parte de Rusia con este tipo de armamento.

De momento, Rusia ha empleado agentes nerviosos en ataques a opositores, tal y como tuvo lugar contra el ex espía Sergei Skripal quién fue envenenado en Salisbury (Reino Unido) con el gas nervioso novichok (sustancia desarrollada por la antigua unión soviética) y una investigación conjunta de Nacional Unida y la Organización para la Prohibición de Armas Químicas (OPAQ) concluyó que el gobierno sirio había usado el agente nervioso sarín, proporcionado por Siria para apoyar al régimen de Bashar-al- Assad.

Además, el encuentro también analizará la ambivalente posición de China que en las últimas semanas se ha puesto de perfil y se decantó por la abstención en el texto de condena en Naciones Unidas sobre la invasión a Ucrania. Si bien la diplomacia comunitaria confía en que Pekín pueda tener un papel mediador en el conflicto ya que considera que ningún otro país tiene influencia real sobre el Kremlin, la OTAN cree preocupante que China, por primera vez, se haya adherido a las tesis rusas que piden que Ucrania no forme parte de la Alianza militar.

En su encuentro con sus socios europeos –el primero de este tío que acude en persona un líder de EEUU, ya que normalmente los inquilinos de la Casa Blanca tan sólo participan en las cumbres UE-EEUU y no en las cumbres ordinarias de los Veintisiete- se espera que Biden anuncie nuevas sanciones contra Rusia. Aunque la diplomacia comunitaria lleva preparando un quinto paquete también de castigos, fuentes diplomáticas son prudentes sobre posibles nuevos anuncios.

Es evidente que cada vez el margen de actuación resulta más estrecho y los castigos europeos deben aprobarse por unanimidad de los Veintisiete países del club. Aunque este pasado lunes, varios países europeos como Polonia y los bálticos pusieron sobre la mesa un posible embargo de petróleo, algunas capitales como Berlín y Budapest se oponen debido a su dependencia energética respecto a Rusia y las repercusiones en la economía europea.

En una comparecencia ante el Parlamento alemán, el canciller Olaf Scholz, enfrió las esperanzas sobre un paso de este tipo. “Hacerlo de un día para otro supondría sumir a nuestro país y a toda Europea en una recesión”, advirtió Scholz. A pesar de esto, el canciller no descarta más medidas contra Rusia. “Vemos que las sanciones funcionan. Esto es sólo el comienzo, endurecemos constantemente las sanciones”, subrayó el canciller sin dar más detalles.

Entre la nuevas medidas punitivas, se baraja la inclusión de más oligarcas rusos a la lista de sancionados con la congelación de sus bienes, el cierre de los puertos o la desconexión de más entidades rusas del sistema de pagos Swift.