El sector del automóvil, principal motor económico de Aragón, vive con expectación y nerviosismo la convocatoria del PERTE, el mayor programa de ayudas que ha tenido esta industria en España. Raúl Blanco Díaz, secretario general de Industria y de la Pyme del Gobierno de España, conoce bien el plan y responde a algunas de las dudas que se plantean.
¿En que momento está el esperado PERTE del automóvil?
Ya se saben las condiciones principales, que se publicaron el 28 de diciembre en la orden de bases. En breve, en cuestión de días o semanas, saldrá la convocatoria donde se acabarán de definir las características para presentar los proyectos en un plazo que durará 60 días.
¿Cuál será el encaje del automóvil aragonés en estas ayudas?
Aragón tiene una fábrica de vehículos –Stellantis, antes PSA/Opel– productores de componentes, un clúster de la industria de la automoción muy potente, centros tecnológicos… Por lo tanto, tiene todos los elementos para participar dentro del PERTE, tanto en la convocatoria de vehículo eléctrico y conectado como en otras, como la de agrupaciones empresariales innovadoras, dirigidas a los clústers.
¿La orden de bases parece relegar el peso de los proveedores de primer nivel (Tier 1)?
Son condiciones que vienen de la resolución de la Comisión Europea y que intentan fomentar la competencia, el incremento de dimensión de las pymes industriales en nuestro país. Eso tiene que compaginarse con que haya grandes fabricantes Tier 1 que nos permitan tener toda la cadena de valor. Ahora mismo eso ya se da en el marco de la orden de bases, es posible que haya algún elemento aclaratorio en la convocatoria. En eso estamos trabajando, en continuo diálogo con el sector.
«Esperamos que el grupo Stellantis esté presente en el PERTE con proyectos para sus plantas en España, entre ellas Figueruelas»
¿Hay suficiente impulso innovador en las pymes para que cubran el 30% de los proyectos?
Esperemos que sí. Hay capacidad inversora. Cierto es que no tenemos tantas pymes como hay en Francia o Alemania, pero si hay un sector donde tienen capacidad y músculo es en la industria y, especialmente, en la automoción.
¿El sector pide flexibilidad en las condiciones de las ayudas?
Vamos a proyectos complejos, de cadena de valor, de más dimensión y de agrupación de empresas, no pequeños o minimalistas. Tenemos que aprovechar la ocasión para levantar la mirada a largo plazo, que es lo que siempre nos había reclamado la industria.
¿Dónde cree que se ubicará la gigafactoría de baterías de Seat?
Son decisiones complejas y será la empresa quien responda cuando tome la decisión o se presente al PERTE. No tenemos conocimiento al respecto. Confiamos en que España cuente con más de una gigafactoría de baterías y más plantas de ensamblaje de estas. Pero en las convocatorias de las ayudas compiten empresas, no territorios. No es tanto una batalla entre territorios, sino de apoyar al máximo decisiones empresariales.
¿Qué posibilidades tiene Aragón de acoger esta industria?
Aragón lleva mucho tiempo trabajando en este y otros ámbitos de la automoción. Es un lugar idóneo por condiciones logísticas e industriales y el Gobierno de Aragón lo explica perfectamente y está haciendo un trabajo magnífico.
«En las convocatorias ayudas del automóvil compiten empresas, no es tanto una batalla entre territorios»
¿Qué proyectos espera que presente Stellantis?
Es una pregunta que tiene que responder la empresa. Las decisiones de inversión son de ellos. Nuestro deber desde el sector público es poner el marco más atractivo posible para que invierta en España, pero son decisiones complejas y que parten de centros de decisión que no están en nuestro país.
Carlos Tavares, CEO de Stellantis, ha criticado la inacción del Gobierno en el proceso de transición al coche eléctrico.
La interlocución con Stellantis es continúa tanto con sus fábricas en España como a nivel de grupo en el ámbito nacional y en París. La relación es positiva y esperamos que Stellantis esté presente en el PERTE con los proyectos de inversión que marcarán el futuro de sus plantas, entre ellas la de Figueruelas.
El grupo ha anunciado que instalará fábricas de baterías en Francia, Alemania e Italia. ¿Y España?
Los centros de decisión del grupo están en esos países. En España tenemos que hacer un esfuerzo especial para ser muy atractivos. Confiamos en serlo para que tome esa decisión y traiga realidades adicionales. Ha sido uno de los grupos pioneros en la fabricación de vehículos eléctricos en España, donde ya está en el ensamblaje de baterías y esperemos que pase ahora también a la fabricación de celdas.
Tavares ha dicho que el Gobierno no le ha solicitado este proyecto.
La comunicación con el grupo es fluido tanto para hablar de proyectos como de cualquier otra cuestión. No hay ningún problema. Aragón está haciendo un trabajo magnífico de todos los elementos que permiten ganar competitividad a las empresas aquí presentes.
¿Cómo puede aprovechar España la apuesta europea por recuperar la producción de chips?
Hay que situar este debate para que no nos ocurra como con la fábrica de baterías y su ubicación. Europa perdió la fabricación de microchips en los años 90, se deslocalizó hacia países de bajo coste y ahora se da cuenta de la dependencia externa que tiene, especialmente de Asia. Ahora necesita recuperar autonomía estratégica, dentro de la cual hay varios niveles. En el primero está la fundición, que sería lógica que solo hubiera una en Europa por el volumen de inversión, de unos 10.000 millones. Pero después hay todo un terreno de diseño o fabricación de semiconductores más cercanos a la realidad industrial del automóvil o del electrodoméstico. Ir hacia ese último segmento de mercado sería muy interesante para España y sin duda estaremos atentos a posibilidad de inversión o generación de protestos.
Las empresas se quejan de lentitud en la llegada de los fondos europeos.
Esa queja existe y la respetamos. Pero hay que tener en cuente que el plan se aprueba el 12 de julio y en poco más de seis meses se han puesto en marcha prácticamente todos los instrumentos. En el primer semestre de 2022 se convocarán en torno a 24.000 millones de euros sumando todas las convocatorias de ayudas. Eso significa un volumen de recursos que nunca antes se había dado y que tiene mucha complejidad. Igual que se nos exige prontitud y aceleración, se nos exigirá rigor, eficiencia y eficacia si hubiera cualquier fallo. Por lo tanto tenemos que compaginar un extremado rigor en la gestión del plan de recuperación con la diligencia en sacar las convocatorias.
¿España corre el riesgo de perder su éxito y liderazgo en la industria del la automoción?
Creemos que se están poniendo las bases para que España siga siendo el segundo productor europeo en 2030, 2040 o 2050. El diálogo con el sector es continuo. El PERTE es el elemento principal, pero las apoyos adicionales a la demanda de vehículos eléctrico y a las infraestructuras de carga, acaban completando un paquete de medidas que actualmente es el más atractivo de la Unión Europea.