La crisis de Ucrania destapa la campaña prorrusa de Podemos

La reciente campaña de Podemos y el que fue su líder, Pablo Iglesias, contra la intervención europea en la crisis de Ucrania ha dejado al descubierto una estrategia en la que ese partido lleva inmerso desde su formación para avanzar en España posturas que son afines a las del Kremlin y contrarias a la Alianza Atlántica y Estados Unidos. Podemos y su entramado digital de redes sociales y medios afines llevan desde el ascenso en política de la formación en 2014 defendiendo esas posiciones, sobre todo en la crisis ucraniana. A su vez, Podemos e Iglesias han recibido un tratamiento preferente por parte de la gran red de medios de propaganda estatal rusa, encabezados por ‘RT’ y ‘Sputnik’.

Las críticas

recientes al apoyo europeo al gobierno soberano de Ucrania ante las intimidaciones rusas son solo la parte más reciente de ese alineamiento de Podemos y sus aliados con Rusia, que entronca también por las alianzas rusas con el chavismo y castrismo en América Latina. En esta crisis, Podemos ha publicado por ejemplo un revelador comunicado en que rechaza abiertamente el despliegue de tropas españolas en el este de Europa. «Alentar la escalada bélica en Ucrania por defender los intereses de EE.UU. y la OTAN es un grave error» que «lleva al desastre», dijo el partido el 20 de enero de este año. Iglesias, sin cargos en el gobierno y Podemos, pero con indudable influencia sobre este último, hasta puso en duda el 22 de enero la necesidad de permitir el ingreso de Ucrania en la OTAN: «¿Qué tenemos que ganar los europeos con la ampliación de la OTAN hacia Ucrania?».

Los medios del Kremlin se han hecho eco inmediatamente de estas divisiones en el seno del Gobierno español, con notas articuladas de acuerdo con el ideario del Gobierno ruso y positivas hacia Podemos, afirmando, como hizo ‘Sputnik’ recientemente, que este partido defiende solo «la autonomía estratégica» de la Unión Europea. ‘Sputnik’, financiado por el Kremlin, publicó el 25 de enero que «en la apuesta de la diplomacia española por figurar visiblemente en el envío de buques y aviones de la OTAN al mar Negro subyace el deseo de contar luego con el apoyo de EE.UU. en la resolución de los conflictos con Marruecos». Esa supuesta supeditación de Europa a EE.UU. en esta crisis es precisamente lo que Podemos critica.

La maquinaria de injerencia

El Kremlin dispone de una formidable maquinaria de propaganda, medios como ‘Sputnik’ pagados con fondos públicos que se dedican a difundir desinformación y noticias siempre favorables a Vladímir Putin y sus intereses, dentro y fuera de Rusia. Los contenidos que publican son después amplificados en redes sociales por grupos masivos de perfiles falsos controlados de forma centralizada. Los regímenes que subsisten gracias al apoyo del Kremlin también subvencionan sus propios medios propagandísticos: Hispán TV en Irán; Telesur y Venezolana de TV en Venezuela; ‘Prensa Latina’ en Cuba. Estos comparten de forma frecuente contenidos de ‘RT’ y otros medios rusos. Iglesias presentó en su día un programa televisivo en Hispán TV, es decir, auspiciado por la teocracia iraní. Después llevó sus ideas a La Tuerka, que acabaría albergando ‘Público’, medio español fundado por Jaume Roures.

Los medios rusos llevan años haciéndose eco de manifestaciones de Iglesias alineadas con el Kremlin. Así, han descrito a Podemos y a Iglesias como un partido y un político prorrusos. El diario online ‘Pravda’, en la nota titulada «Un partido prorruso sacude España», de noviembre de 2014, citaba a Iglesias: «La UE apoyó el cambio ilegal de poder en Ucrania y la llegada de un partido neonazi al gobierno».

Este político ha defendido en años recientes que algunos gobiernos en Ucrania que no han sido abiertamente prorrusos son neonazis, algo que casa perfectamente con el ideario del Kremlin y su entramado propagandístico. Este es por ejemplo el titular de septiembre de 2014 de ‘Sputnik’: «Pablo Iglesias: La UE no puede apoyar a los neonazis del Gobierno de Ucrania». Esas declaraciones en español procedían a su vez de una entrevista concedida a la agencia estatal rusa RIA Novosti. En ella, Iglesias decía haber «visto a dirigentes europeos muy importantes apoyar en Ucrania a neonazis y favorecer un desplazamiento de poder ilegal en Ucrania, que es una forma suave de hablar de un golpe de Estado». Ese es precisamente el argumentario del Kremlin: que una Ucrania sin el amparo de Rusia es pasto de los neonazis. Este por ejemplo es un titular de ‘RT’ de aquel mismo año, 2014: «Ucrania se convierte en polo de atracción para neonazis europeos».

Manifestaciones como las de Iglesias llamaron la atención de académicos y autoridades, en especial en EE.UU., por el posible alineamiento de Podemos y Rusia. Es destacable la referencia a ese partido español en la segunda edición del informe ‘Los caballos de Troya del Kremlin’, que fue publicado a finales de 2017 por el prestigioso ‘think tank’ bipartidista de EE.UU. Atlantic Council. En el informe se decía ya entonces que en España «una falta de relación con Rusia, junto con el ascenso de un medio de comunicación en español de Rusia, ‘RT en Español’, y el deseo de Madrid de equilibrar una política exterior pro-UE con el multilateralismo, junto con una política exterior prorrusa emergente en Podemos, podría hacer que España sea probablemente el próximo objetivo del Kremlin».

Esas advertencias, hechas en ese informe por los investigadores Nicolás de Pedro y Borja Lasheras, se han cumplido. ‘RT’ ha ido dando cobertura a todas las posibles crisis en las que España ha estado inmiscuida, comenzando por la de la independencia catalana, siempre con una postura crítica para con la UE y con la OTAN. Y Podemos ha ahondado en ese giro prorruso de su política exterior, como ha quedado patente este enero en la crisis sobre Ucrania.

El partido se esfuerza en público por no ser asociado con el propio Putin pero es el único partido español importante que pide un levantamiento inmediato e incondicional de las sanciones contra Rusia
Los caballos de Troya del Kremlin , Atlantic Council

Decían ambos analistas en el informe del Atlantic Council que no es que Podemos tenga a Rusia en el centro de su política exterior. Es más bien una confluencia de intereses. «Podemos sobre todo ve el modelo ruso como una encarnación de una narrativa contraoccidental que pone sobre la mesa, en su opinión, la hipocresía y los abusos del orden liberal. El partido se esfuerza en público por no ser asociado con el propio Putin, un líder visto como en desacuerdo con la postura pro-empoderamiento, antioligárquica y pro-derechos sociales del partido. Aunque el partido rechaza la etiqueta de prorruso, es el único partido español importante que pide un levantamiento inmediato e incondicional de las sanciones contra Rusia», aseguraban.

Podemos surge unido al chavismo, rescatado ahora por Rusia, que tras las sanciones de Washington a Caracas en 2019 compró gas venezolano por un corto tiempo y envío militares a apoyar a Nicolás Maduro y recalibrar su sistema de misiles. En plena crisis ucraniana, este mismo mes de enero, el Kremlin amenazó a EE.UU. con un despliegue militar en Venezuela y Cuba, los dos regímenes a los que Podemos suele defender desde las instituciones.

En la Eurocámara

Ciertamente, tras entrar en el Europarlamento en 2014, Podemos inmediatamente comenzó a hacerse eco de las principales posturas rusas en materia de política exterior en Europa, aunque cuidándose mucho de no hacer alusión al Kremlin o a Moscú. Un punto crucial para entender la deriva actual del partido de gobierno es la intervención de Iglesias en un debate por la firma del acuerdo UE-Ucrania, que estableció una asociación política entre ambas partes después de que Rusia invadiera ese país y se anexionara la península de Crimea. Rusia siempre ha justificado sus agresiones en Ucrania como una reacción a las ansias expansionistas de la OTAN, instigadas por EE.UU.

El 16 de septiembre de 2014, Iglesias, recién llegado a Bruselas como eurodiputado, tomó la palabra en la Eurocámara para valorar ese acuerdo, y acusó a los aliados atlánticos de provocar a Rusia. «Al final parece que la URSS va a traerla de vuelta la OTAN», dijo. «¿Asumimos que la política exterior europea va a ser un peón en un tablero de ajedrez manejado por EE.UU. o vamos a tener la seriedad suficiente para tener una política exterior europea propia que no ponga en riesgo a los europeos?», dijo.

Desde entonces los medios de propaganda rusos fueron narrando el ascenso de Iglesias, de eurodiputado a diputado en Cortes y después vicepresidente, dándole desde sus primeros pasos políticos un megáfono en sus plataformas digitales, con titulares como los siguientes, siempre en notas críticas con el statu quo en la UE y la OTAN: «Pablo Iglesias: Rusia, China y la India no mienten a la gente», «Podemos seduce a sectores tanto de derecha como de izquierda», «Pablo Iglesias quiere sacar a España de la OTAN».

El caso del futbolista Zozulia

Iglesias y los medios que gestionan o dirigen sus colaboradores o amistades, y aquellos en los que el ex vicepresidente escribe o interviene, se han hecho eco de una forma u otra de asuntos cruciales para la desinformación rusa. Un ejemplo claro es el del futbolista ucraniano Román Zozulia -hoy en el Fuenlabrada- al que Iglesias llamó «neonazi» en 2019. Es igual a cuando dijo antes que en el Gobierno ucraniano había neonazis. En 2017, IU, coaligada después con Podemos, llevó la voz cantante en una campaña para frustrar su fichaje por el Rayo, algo que provocó una profunda indignación en Ucrania y sobre lo que llegó a quejarse el entonces presidente del país, Petro Poroshenko.

Zozulia es ucraniano y ha hecho el servicio militar y donado fondos a grupos de ayuda a las fuerzas armadas y a los huérfanos de los caídos en combate. Siempre ha negado tener simpatía por grupos extremistas o xenófobos. El caso Zozulia surgió en España y fue amplificado con múltiples falacias por los medios rusos para promover la idea de que los ucranianos que apoyan al ejército son todos neonazis. El jugador anunció en 2019 una querella contra Iglesias por difamación.

Fue ‘Público’ uno de los varios diarios que primero publicaron información que asociaba erróneamente a Zozulia con grupos neonazis. Una nota del diario de Roures decía que en 2016 había llegado a Sevilla, fichado por el Betis, con una camiseta con un símbolo neonazi: «En su llegada a la capital andaluza el ya nuevo delantero bético llevaba una camiseta en la que lucía el símbolo [de un] partido ultranacionalista». En realidad, lo que Zozulia llevaba en el pecho era un tridente que desde tiempos ancestrales ha servido de escudo histórico de su país, sustituido durante los años de comunismo por la hoz y el martillo y recuperado en 1992.