El PNV desconfía del Gobierno por el blanqueamiento que hace de Bildu

Madrid 04/11/2021..////Congreso de los diputados Segunda jornada del Debate y votación de totalidad del proyecto de ley de presupuestos generales del estado para el año 2022 ///////Foto Jaime García. Archdc. /::::::en la imagen rufián. Bildu echenique Aitor Esteban

El protagonismo político de EH Bildu en la política vasca y en la nacional avanza sin freno, afectando de forma profunda a los planteamientos de PNV, PSOE-PSE y Podemos. Si se analiza la composición del Parlamento vasco desde la aritmética que llevó a Patxi López a ser Lendakari en 2009, la irrupción de la coalición que lidera Arnaldo Otegi es el principal elemento disruptivo. Solo la irrupción de Podemos hizo que en 2016 sus resultados fuesen peores que las elecciones anteriores. Pero desde 2012 está consolidada como segunda fuerza en el País Vasco. Y ya en 2020 recuperó terreno a costa de un Podemos que perdió la mitad de sus votos. Esa caída favorece a Bildu que ahora se sitúa a 100.000 votos del PNV, la menor distancia desde su formación.

Tras las últimas elecciones generales Bildu ha conseguido grupo propio en el Congreso de los Diputados por primera vez. Su tendencia es al alza. Con 5 diputados, su peso en comparación con el PNV (6) es ya homologable. Aunque todavía no se ha llegado al precedente de 2011 cuando Amaiur (7) superó al PNV (5). Al tratarse de una legislatura con una mayoría absoluta del PP no hubo trascendencia.

Pero es evidente que tanto en las instituciones vascas como en el Congreso de los Diputados EH Bildu merodean las privilegiadas posiciones históricas del PNV. El nerviosismo de éstos se ha hecho evidente en los últimos meses. Además, en EH Bildu cuentan con aliados en su planteamiento. Podemos es partidario de un tripartito en País Vasco con el PSE que aparte al PNV. Es la ambición de EH Bildu a la que los socialistas se resisten. Se sigue defendiendo la vigencia del pacto con el PNV, pero las nuevas generaciones del socialismo vasco son cada vez más partidarias del entendimiento de izquierdas. Incluso el nuevo líder, Eneko Andueza, que está avalado por Ferraz y que dejó sin opciones a candidatos que abogaban por explorar ya esa vía, ha manifestado que el PSE no debe estar atado al pacto con el PNV como única posibilidad.

En el Gobierno se subraya, en la parte socialista, que el PNV sigue siendo un socio preferente y principal. Se pone de manifiesto que el calendario de transferencias se está desarrollando y que su alianza en Vitoria es sólida. Pero los últimos «pasos» dados por Bildu en relación a las víctimas han sido muy celebrados en las filas socialistas.

Para los intereses socialistas son balones de oxígeno de cara a justificar un entendimiento que saben que tiene mucho coste en otras partes de España. Y es que la relación del PSOE con Bildu solo está normalizada desde la repetición electoral de noviembre de 2019. El retroceso de PSOE y Unidas Podemos en esas elecciones obligó a los socialistas a reunirse por primera vez con EH Bildu de forma oficial. Sus votos eran necesarios para la investidura. Y eso forzó un volantazo total en el enfoque del PSOE. Tras las elecciones de abril de ese mismo año Pedro Sánchez había vetado a Bildu de la ronda de negociaciones que emprendió para la investidura. Otorgándole entonces el mismo tratamiento que a Vox. De ahí se pasó a convertirse unos meses después en aliado casi imprescindible. Por el fracaso de una repetición electoral con la que se pretendía doblegar a todos los socios potenciales. Ocurrió lo contrario. Pedro Sánchez se quedó sin alternativa y eso reforzó la tesis de Pablo Iglesias de forjar un entendimiento estratégico con Bildu y ERC para atar al PSOE a ese bloque.

En agradecimiento a esa normalización, que Bildu necesita para competir con el PNV en País Vasco, sus cinco diputados en el Congreso se han mostrado habitualmente menos duros en las negociaciones, si se compara con ERC y con el propio PNV. Éstos además de hacer valer su posición en Madrid se orientan en Vitoria con decisiones sobre los presos, gracias al traspaso de la competencia en prisiones ejecutado por el Gobierno de Pedro Sánchez, para que Bildu no les siga comiendo terreno