La saturación en la Atención Primaria se traslada a urgencias

Escalón a escalón. Así se comporta el coronavirus en cuanto a presión asistencial. La línea es clara. Los casos crecen día a día y la comunidad se ha instalado en unas cifras de récord que se superan jornada a jornada. Eso, con el paso del tiempo se traduce en más hospitalizaciones, más ingresos en uci y más fallecimientos, en esta séptima ola claramente contenidos por la vacunación. Pero en el camino entre escalón y escalón está la Atención Primaria, saturada en varias épocas de la pandemia y en estos momentos sobrepasada. Son el primer contacto con el paciente.

«Estamos al límite», afirma Teresa Tolosana, presidenta del Colegio de Enfermería de Zaragoza. Se encargan de las pruebas, la citación, el rastreo, etcétera; y es ese seguimiento que antes era a cuatro o cinco personas, ahora se multiplica por cinco y «la gente nos hace relativo caso», señala, antes de afirmar que «se están gastando recursos y tiempo» y la situación no mejora. También se une la vacunación a los niños, terceras dosis, primeras, gripe y dolencias habituales del invierno.

Si la Atención Primaria no puede asumir las patologías, se traslada a la siguiente escala, que son las urgencias de los centros de salud, que capean el temporal como pueden y también asumen esa sobrecarga de trabajo. El siguiente paso es ir a los hospitales, que «también se colapsan» porque se buscan otros recursos y al final, la «especializada y los hospitales no están mucho mejor que Atención Primaria», reconoce Tolosana.

Test solo para personas vulnerables

El aluvión de personas que acuden a los centros de salud por síntomas y, sobre todo, por ser contactos con un positivo hace que el trabajo se multiplique en los centros de salud. Teresa Tolosana, presidenta del Colegio de Enfermería de Zaragoza, cuenta que muchos sanitarios empiezan a dudar de si «es necesario que se hagan tantos test y PCR». Y explica: «sirve cuando el brote no se expande pero cuando ya está extendido entre población sana y vacunada…». La enfermera señala que sí habría que hacerse «a la gente mayor, embarazadas, con problemas respiratorios», personas con riesgo, pero en el caso de un familiar positivo, igual «con una cuarentena es suficiente». Es por eso que aboga por «evitar riesgos» y si se ha tenido contacto con un positivo, aunque no se haga el test, «quizá no confinar pero tener el mínimo contacto posible y mantener cierto aislamiento».

La coordinadora de urgencias del Clínico, Beatriz Amores también tiene claro cómo se previene el contagio, con distancia social, estancia en exteriores, mascarilla bien ajustada en interiores y vacunación; y si hay sospecha de infección o contacto con un contagiado pero «no hay ni fatiga ni gravedad importante hay que «aislarse como si fuésemos positivo» y esperar a que llame el centro de salud, porque «saber si eres o no» infectado con 24 horas de diferencia «no cambia nada».

A alguna persona con síntomas ya le han dicho que «no me pueden hacer la prueba», cuenta una zaragozana, que lleva varios días con tos, mocos y malestar general. Es profesora, así que por su contacto con niños, llamó a su centro de salud. «Estamos saturados y no podemos hacerte la prueba, si te encuentras mal, ve a urgencias o al hospital», le han dicho.

Ella no lo ha hecho, pero otros muchos sí. El jueves, a las puertas del Servet, había algún ciudadano que acudía a hacerse una prueba porque había sido contacto con un positivo. «En las fechas que se acercan prefiero estar seguro», decía. Como él, muchos zaragozanos, lo que provoca que cada hora se realizan una media de 40 pruebas, en un servicio con tres enfermeras y un médico.

En los últimos días se están atendiendo en las urgencias de Aragón unos 200 pacientes al día con covid o sospecha de contagio (13% de las urgencias atendidas). En un día, el 21, en el hospital Clínico, se vieron a 88.

Según ha sabido este diario, en los últimos días los test se han multiplicado en este centro. El 4 de diciembre, por ejemplo, se atendieron en urgencias 358 personas, con 26 posibles enfermos de covid (7 quedaron ingresados); el 21 de diciembre, de 383, 89 fueron posibles covid (9 quedaron ingresados). Y en todo el centro hospitalario, el 2 de diciembre, por ejemplo, se realizaron 942 pruebas, con 144 pacientes nuevos con PCR positiva; el 22; 1.129 y 238 con PCR positiva.

Muchos de los atendidos en urgencias del hospital universitario, podrían «tratarse en el centro de salud» pero como no pueden asumir todo, llegan a urgencias, asegura Beatriz Amores, coordinadora de Urgencias del centro hospitalario. Y pone como ejemplo que hace una semana en la consulta para patología infecciosa que consideran leve, atendían a 15 o 20 personas y el pasado martes, 95, todos «pacientes con sospecha de coronavirus, para que les aceleremos las pruebas».

A esos pacientes «les entendemos» porque, como todos, quieren saber si están infectados y se acercan fechas complicados pero «no podemos tener manga ancha» y de ahí su labor de educación. «Hacemos pruebas a quienes pensamos que está indicado» pero si no hay riesgo o son solo contacto, «les derivamos a que esperen en su domicilio a que les llamen de su centro de salud»; porque «esos recursos que se utilizan en esas personas no los estamos poniendo donde deberíamos»; que son los casos urgentes.

Sanitarios preocupados

Los sanitarios del hospital Miguel Servet han recibido instrucciones de la Junta de Personal sobre la situación asistencial en el centro, puesta en marcha el pasado martes, 21 de diciembre. El aumento de la demanda que ha habido en las últimas jornadas en la Unidad Básica de Riesgos Laborales, ha provocado que se informe a los trabajadores de que se realizarán test rápidos o PCR solo a aquellos que presenten síntomas compatibles por infección por coronavirus.

El segundo supuesto para que se lleve a cabo una prueba es que hayan sido contacto estrecho con un infectado, y en ese caso habrá que informar al superior y a Riesgos Laborales, que será el que se ponga en contacto con el trabajador, que no deberá acudir a su puesto de trabajo. En la nota enviada se recomienda cumplir estas normas que ayudarán a un mejor servicio, lo que repercutirá en beneficio de todo, según se afirma en el escrito.

Amores entiende que se quiera «minimizar el riesgo de contagio en las familias porque igual la próxima Navidad no se puede celebrar con los mismos», pero para eso están las medidas preventivas; y no un test, que «hoy puede dar negativo pero quizá dentro de unas horas positivo», señala, por lo que insiste en la ventilación, la mascarilla y «evitar una vida social activa».

Además, es consciente de que las urgencias «estamos abiertos todos los días, todas las horas, los 365 días del año y no dejamos de atender», incluso con plantillas mermadas como las de ahora, porque «los sanitarios también nos contagiamos», los celadores, los auxiliares, los médicos, etcétera, y en estos días «cada servicio tiene sus bajas».

Esa sobrecarga, unida a la presión emocional, hace que en alguna ocasión, la «respuesta ante el paciente no es la adecuada», porque, la coordinadora de Urgencias del Clínico reconoce que «no es igual cuando una persona viene a las tres de la mañana por una patología banal o por una grave», señala. Y es que la presión la saturación sigue subiendo escalones, cada vez más empinados y difíciles de superar.