Macron y Von der Leyen presionan a Johnson por el Protocolo de Irlanda en el primer día del G7

El presidente francés Emmanuel Macron y la presidenta de la Comisión Europea Ursula von der Leyen llegaron a las costas borrascosas de Cornualles dispuestos a recordar al «premier» Boris Johnson que su relanzamiento como líder global pasa necesariamente por cumplir con los tratados internacionales.

Un día después de su primer y fructífero encuentro con el presidente norteamericano Joe Biden -«nuestra relación es indestructible»- el «premier» no tuvo más remedio que virar a estribor y despachar con sus ex socios de la Unión Europea, que llegaron a la cumbre del G7 dispuestos a hacerle tocar tierra.

«El Protocolo de Irlanda es la única solución y debe ponerse en práctica íntegramente», advirtió Ursula von der Leyen, antes de su encuentro personal con Boris Johnson en Carbis Bay. Como trasfondo, la «guerra de las salchichas», el último episodio de las tensiones que no cesan tras el Brexit (causado esta vez por el final del «período de gracia» el 30 de junio para la libre circulación de productos cárnicos congelados entre Gran Bretaña e Irlanda del Norte)

«No podemos revisar en junio lo que ya finalizamos en diciembre después de años de negociación», advirtió por su parte Emmanuel Macron. «Esto no es serio». «Si al cabo de seis meses no puedes respetar lo que has negociado, eso quiere decir que no vas a respetar nada», agregó el presidente francés. «Yo creo en el peso de los tratados».

Boris Johnson ha intentado pasar de puntillas sobre la cuestión del Ulster, que se ha colado contra su voluntad en su agenda internacionalista para la cumbre, marcada por la recuperación ante la pandemia, la diplomacia de las vacunas y el cambio climático.

El «premier» aprovechó su primer encuentro con Joe Biden (a quien definió como «una bocanada de aire fresco«) para dejar atrás su «relación especial» con Donald Trump y buscar lo que él mismo definió en la BBC como «una relación más significativa y profunda» con el nuevo inquilino de la Casa Blanca.

La mayoría de los analistas criticaron sin embargo la firma de la así llamada «nueva Carta del Atlántico» (en homenaje a la que sellaron Churchill y Roosevelt en 1941) como un mero golpe de efecto al más puro estilo Johnson, al igual que su propuesta de «un plan Marshall» del cambio climático, que el «premier» pretende impulsar como preámbulo a la Cop26 de Glasgow.

Johnson confirmó el compromiso del G7 para donar mil millones de vacunas del Covid, incluidas 100 millones por parte del Reino Unido (una quinta parte de las dosis adquiridas). El «premier» se defendió ante las críticas recibidas por no poner el listón más alto (Joe Biden anunció la donación de 500 millones por parte de EEUU) y alegó que su país es ya uno de los máximos contribuidores del Covax, la iniciativa global de acceso a las vacunas, con el equivalente a 630 millones de euros.

La cumbre del G7 en el «fortín» de Carbis Bay, custodiado por más de 5.000 policías, ha sido diseñada para evitar a toda costa la disrupción por las manifestaciones de los grupos ecologistas, confinados prácticamente a la lejana Falmouth, a unos 50 kilómetros, donde se ha montado el cuartel general de la prensa. Se estima que el dispositivo de seguridad para blindar a los líderes de los siete países más ricos del planeta -amplificado por las restricciones del Covid– ha costado unos 80 millones de euros.