“En mi edificio hay una negacionista”: el aplaudido plan de un joven para callar a su vecina antivacunas

Ahora sí que sí: el buen ritmo de vacunación que lleva protagonizando España en las últimas semanas nos da motivos para la esperanza. Las dosis están cumpliendo las expectativas y, poco a poco, parece que se va viendo la luz al final del túnel. Aún queda mucho, por supuesto. Pero, al menos, ya hay un resquicio al que agarrarse. No obstante, son muchas las personas que cuestionan su efectividad, hasta el punto incluso de considerarlas perjudiciales para la salud.

Estos antivacunas no sólo no quieren inocularse el líquido, sino que además se empeñan en difundir un mensaje equívoco y carente de fundamentos. El usuario de Twitter @repompero conoce muy de acerca a algunos de ellos: hace unos días, en su edificio, se topó con un cartel que recogía precisamente uno de esos tan rechazados bulos. Nada más verlo, decidió tomar una decisión al respecto.

“Y, dígame, doctor. ¿Por qué se me adhiere un imán en el punto donde me vacunaron? ¿Qué han introducido en mi cuerpo? ¿Reaccionará esto con los campos electromagnéticos? ¿Estoy a salvo, doctor?”, aparecía escrito en el citado papel. Como puede observarse, todas estas cuestiones hacen referencia a una de las mentiras más extendidas sobre las vacunas: la introducción de metales en el cuerpo en el momento de la inyección. Todo falso.

¿Que hizo, entonces, el joven? Devolvérsela a su vecina: primero, corrigió todas las faltas de ortografía que se encontró en el texto; y, después, añadió una contestación de lo más pertinente: “Querida paciente: usted de lo único que no está a salvo es de su ignorancia”. El tuit ya acumula 54.300 me gusta y 6900 retuits.

Después de la que historia se haya vuelto viral en la red social, el usuario ha confirmado que toda la comunidad de vecinos ya sabía que esta persona era negacionista y que “no para de intentar convencer a los mayores que viven en el edificio de que ni se vacunen ni uses mascarilla. Afirma que el COVID no existe”. En cuanto a las correcciones ortográficas ha señalado que “jamás se me ocurriría reprocharle eso a alguien sin acceso a la educación. Me han criado una manos llenas de tierra que no sabían escribir. Mi respeto es más que infinito. Pero esto va más allá de una tilde”.