Pere Aragonès, elegido nuevo presidente catalán de la mano de Junqueras, Junts y la CUP

Tres meses y siete días. Ese es el tiempo que ha necesitado el republicano Pere Aragonès para convencer a sus socios y ser elegido como presidente de la Generalitat de Cataluña. Finalmente, este viernes -a cinco días de la fecha límite para la repetición electoral automática- el candidato de ERC ha sido investido con los 74 votos de Esquerra, Junts y la CUP y los 61 ‘noes’ del PSC, los Comunes, Ciudadanos, el PP y Vox. «Visca Cataluña Lliure», ha exclamado Aragonès al acabar una votación a la que ha asistido también Oriol Junqueras, preso en Lledoners, gracias a un permiso penitenciario.

A partir de hoy, el nuevo jefe del ejecutivo catalán activa un mandato que nace debilitado por las fricciones con sus aliados de Junts e hipotecado por las exigencias de máximos expuestas tanto por estos como por la CUP. «No podemos malgastar los sueños y las esperanzas de tanta gente», le avisaron ayer los de Puigdemont. Los ‘cupaires’, por su parte, han exigido hoy mantener el embate con el Estado. «Hace falta la confrontación, porque dentro del Estado no caben nuestros derechos. Es una obligación», ha avisado la jefa de filas de los anticapitalistas, Dolors Sabater, en su turno de intervención.

Desde la CUP han agregado además que sus votos, imprescindibles para investir y darle estabilidad parlamentaria al nuevo presidente, no son «un cheque en blanco». En este sentido, Sabater ha avanzado que sin un cambio radical e inmediato en la política policial de la Generalitat, a la CUP le será difícil mantener por mucho tiempo su aval a los republicanos. «Es un acuerdo de mínimos», ha resumido. En sus réplicas, Aragonès ha tratado de esquivar las amenazas ‘cupaires’ apelando a las «luchas compartidas» que unen ambos partidos en materia social y económica. «El país lo necesita», ha implorado en un mensaje de unidad dirigido también a Junts.

Las peticiones de los antisistema, sumadas a las advertencias postconvergentes, dibujan el corsé de esencialismo independentista que acompañará desde el minuto cero la estrategia de diálogo con el Ejecutivo Sánchez que pretende capitanear Aragonès. No en vano, mientras los republicanos apuestan ahora por negociar un referéndum pactado ‘a la escocesa’ en la mesa de diálogo Gobierno-Generalitat, Junts y la CUP ya han expuesto reiteradamente, incluso hoy, su «escepticismo» ante este espacio. Para más inri, los antisistema pactaron ya un plazo de dos años con Aragonès que, pasado este tiempo, deberá someterse a una cuestión de confianza en el mismo Parlament que lo ha elegido hoy con toda la oposición en bloque, de Vox a los comunes, en contra.

Ayer, en la primera sesión de un debate de investidura cerrado puntualmente este mediodía, Aragonès apostó por cambiar el rumbo del Govern y llevar el ‘procés’ a una nueva era con cambios «en fondo y forma». «Por primera vez en lo que llevamos de siglo, Cataluña tendrá un presidente a la vez independentista y de izquierdas», reivindicó el republicano, que prometió dejar atrás los errores del anterior ejecutivo, del que fue máximo exponente tras la inhabilitación de Quim Torra. Las promesas de Aragonès han sido recibidas con escepticismo por parte de los comunes -que ERC aspira a sumar a su mayoría parlamentaria- y críticas del PSC, Ciudadanos, el PP y Vox.

Junqueras y las incógnitas del nuevo Govern

La elección de Aragonès ha estado bañada hoy de una falta de épica que contrasta con las anteriores investiduras independentistas (Puigdemont y Torra), que trascurrieron en un ambiente tenso plagado de giros de guion, choques con el reglamento de la cámara y promesas altisonantes. En su lugar, los republicanos han apostado estos días por volver a los discursos aparentemente templados; una sensación de ‘vuelta a la normalidad’ rota, únicamente, por la presencia hoy en el Parlament de Oriol Junqueraspreso en Lledoners (Barcelona), que acudió a la cámara con un permiso penitenciario.

Una vez elegido al ‘president’, el primero que ha necesitado tres debates antes de ser investido desde la restitución de la Generalitat, la incógnita está ahora en la composición de su gabinete. Hecho el reparto 50-50 de departamentos entre Junts y Esquerra, la duda será ahora ver los perfiles que cada formación pone al frente de las 14 consejerías, dos más que ahora. Por el momento, ya se ha descartado uno de los nombres que parecía seguro, la exportavoz del Govern Elsa Artadi, que esta semana negó que fuera a ocupar la vicepresidencia económica del ejecutivo autonómico y afirmó que prefería seguir de concejal en Barcelona.

Una vez acabado el pleno, Aragonès ha salido disparado del hemiciclo y se ha abrazado con su esposa y sus padres, que le esperaban en los pasillos del Parlament. A continuación, se ha encontrado con Oriol Junqueras, con quien ha protagonizado una foto de familia en la escalinata de la cámara autonómica con los demás diputados de ERC. Acto seguido, todo el grupo parlamentario de Esquerra se ha ido a brindar a sus despachos mientras los diputados de Junts abandonaban el Parlament sin fotos ni fiestas. Carles Puigdemont ha felicitado en Twitter a Aragonès y le ha prometido estar «a su disposición».