Trump admite su derrota y condena el «atroz» asalto al Capitolio

La noche del jueves, 63 días después de perder las elecciones y tras un asalto violento al Capitolio que dejó cuatro muertos, Donald J. Trump aceptó su derrota y prometió que habrá un traspaso de poderes pacífico y ordenado. El discurso de dos minutos de duración, grabado y emitido en vídeo por las redes sociales, fue un cambio radical de mensaje y de tono para un presidente que hacía unas horas había animado a sus seguidores a rodear el Capitolio.

«El Congreso ha validado los resultados y el 20 de enero tomará posesión una nueva Administración. Mi tarea ahora es en garantizar un traspaso de poderes ordenado y sin problemas», dijo Trump. «Derrotar esta pandemia y reconstruir la mayor economía del mundo requerirá que todos trabajemos juntos. Requerirá un énfasis renovado en los valores cívicos del patriotismo, la fe, la caridad, la comunidad y la familia. Debemos revitalizar los lazos sagrados de amor y lealtad que nos unen como una familia nacional», añadió.

Fue un intento de mensaje conciliador por parte de un presidente que ha ofrecido más bien pocos en sus cuatro años en el poder, caracterizados por sus ataques a demócratas, republicanos, líderes nacionales y extranjeros y medios de comunicación, a los que ha llamado «enemigos del pueblo». El día anterior, arengando a las masas, Trump había dicho ante la Casa Blanca que nunca se rendiría, denunciando fraude sin pruebas, después de que todas sus denuncias fueran desestimadas por los juzgados, incluido el Tribunal Supremo.

Presión sin precedentes

El presidente se halla bajo una presión sin precedentes. Demócratas y republicanos han comenzado a debatir opciones de echarle del poder aunque solo le queden dos semanas de presidencia.

La presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi y el líder demócrata en el Senado, Charles E. Schumer, le pidieron directamente al vicepresidente Mike Pence que invoque la enmienda número 25 de la Constitución, la que le permite a los ministros destituir a Trump por incapacidad. «Al incitar a la sedición como lo hizo ayer, debe ser destituido de su cargo. Si bien solo quedan 13 días, cualquier día podría ser un espectáculo terrorífico para EE.UU.», dijo Pelosi en una conferencia de prensa en el Capitolio.

Por si caso los republicanos arrastran los pies, algunos demócratas ya han comenzado a redactar los artículos del «impeachment», los que permitirían iniciar un juicio político como el que ya pasó Trump hace un año, saliendo indemne por el apoyo republicano. Una de ellas es Ilhan Omar, la diputada de Minnesota que dijo el miércoles de madrugada: «No podemos permitir que permanezca en el cargo, es una cuestión de preservar nuestra República y tenemos que cumplir con nuestros juramentos».

Trump, ante estos intentos, dijo ayer que ser presidente de EE.UU. ha sido «el mayor honor de mi vida». Aun así, el presidente no tiró la toalla, al añadir: «A todos mis maravillosos seguidores, sé que están decepcionados, pero también quiero que sepan que nuestro increíble viaje apenas está comenzando». Apuntaba así a una posible nueva candidatura en cuatro años.

El presidente, que horas antes había dicho que los asaltantes violentos del Capitolio eran patriotas y que entendía su dolor, los definió este jueves de forma muy diferente, calificando de «atroz» su acción. «Estados Unidos es y debe ser siempre una nación de ley y orden. Los manifestantes que se infiltraron en el Capitolio han profanado la sede de la democracia estadounidense. A quienes participaron en los actos de violencia y destrucción les digo que no representan a nuestro país. Y a los que violaron la ley: pagarán», dijo el presidente. Después dijo que desplegó a la Guardia Nacional para ayudar a asegurar el edificio y expulsar a los intrusos. Sin embargo, varios funcionarios han puesto en duda esa versión.