«El Gobierno nunca ha tenido un plan contra el Covid»

Como un barón en alza, Juan Manuel Moreno Bonilla (Barcelona, 1970) habla con ABC desde la autoridad que le dan los datos: Andalucía ha registrado junto a Galicia las mejores cifras de España en la crisis del Covid. En el día en que decae el estado de alarma, el presidente de la Junta de Andalucía es duro con el presidente del Gobierno, aunque le reconoce un cambio en las dos últimas semanas, y acusa a Iglesias de quitarse de en medio ante la tragedia de las residenciasEl vicepresidente nunca llamó para interesarse por los mayores andaluces. En la entrevista irrumpe de vez en cuando ese neolenguaje que tanto gusta al Gobierno, empezando por la palabra «desescalada», que al menos simbólicamente empezó en Andalucía.

En España, el símbolo social de la vuelta a la llamada «nueva normalidad» fue un Sevilla-Betis. ¿Cómo lo vivió?

(Risas) No hay cosa más normal que un derbi Sevilla-Betis, donde la pasión de la ciudad se vuelca con los dos equipos. Fue muy oportuno. Fue un motivo más para empezar a ver la luz al final del túnel.

Por cierto, ¿le gusta la expresión «nueva normalidad»?

No me gusta, porque a mí me gusta volver a la normalidad, a nuestra realidad social, familiar y económica anterior al Covid. Y ése es el objetivo que nos tenemos que marcar. Hasta que no recuperemos la plena libertad y nuestras costumbres y tradiciones con plenitud, no habremos vuelto a la normalidad.

Los datos de la tragedia en Andalucía son de los mejores de España. ¿Qué han hecho ustedes bien?

Dentro de la catástrofe que supone una pandemia como ésta, el impacto aquí ha sido bastante menor. Nosotros, junto con Galicia, somos la que menos impacto hemos tenido. Que en una comunidad con ocho millones y medio de habitantes sólo queden 49 pacientes ingresados es un símbolo muy importante. Y en contagios estamos en el ratio más bajo junto con Galicia del conjunto de España.

¿A qué se debe?

Al comportamiento ejemplar de los andaluces. Se nos ha cargado de tópicos porque somos personas alegres que vivimos en la calle con una manera de entender la calle. Y también a la anticipación del propio Gobierno andaluz que, con sus luces y sus sombras, ha hecho un buen trabajo.

El domingo, hoy para el lector, decae el estado de alarma. ¿Cuál es su balance de la gestión del Gobierno de España?

La gestión del Gobierno de España ha estado cargada de incertidumbre, demasiada improvisación, con decisiones contradictorias. La incertidumbre es profundamente negativa para la economía, para la seguridad, para la estabilidad. Este Gobierno nunca ha tenido un plan frente al Covid. Improvisaciones, falta de rigor y escasa capacidad de respuesta.

Le pregunto por otra de las palabras de esta crisis: ¿Ha habido «cogobernanza»?

Eso forma parte de un eslogan del Gobierno. Ha habido dos etapas. Una primera, hasta hace dos semanas, en la que el Gobierno decidía y nosotros lo más que podíamos tener era el derecho al pataleo. Nos acostumbramos a que los sábados salía el señor Sánchez en la televisión, contaba las decisiones que había adoptado el Consejo de Ministros y nosotros el domingo íbamos con todas las decisiones tomadas y sin ninguna capacidad de responder. Había una sensación casi unánime por parte de las comunidades autónomas de que nos habíamos convertido en un «atrezzo». Y ha sido así a lo largo de prácticamente toda la pandemia. Es verdad que en las últimas dos semanas, fruto de la necesidad política y parlamentaria, ha habido un poco más de participación de las comunidades autónomas. Y es verdad que algunos ministros, como la de Administraciones Públicas o el de Sanidad, han hecho un esfuerzo por coordinar, pero las decisiones por parte de Presidencia siempre han sido unilaterales, y eso no es positivo.

¿Han sido útiles las conferencias de presidentes? A mí me cuentan que era una sucesión de monólogos.

En el 80 por ciento del tiempo ha sido unilateral, con 19 monólogos y prácticamente ningún debate. Eso es improductivo. Ahora, yo sí defiendo las conferencias de presidentes porque sí me parecen un órgano de coordinación y planificación en un país descentralizado como el nuestro. Y hay una parte positiva: el hecho de ver sentados todos los domingos al señor Urkullu y al señor Torra de igual a igual con el resto de comunidades autónomas, hablando en los mismos términos, ha sido positivo. Es una imagen que no se daba: el conjunto de representantes territoriales en una misma reunión. Esa parte sí ha sido positiva.

¿El presidente del Gobierno le ha llamado alguna vez?

Me llamó al principio de la pandemia, antes de tomar las decisiones del estado de alarma. Pero a partir de ahí no. En mi caso ha sido o bien la vicepresidenta o bien la ministra de Administraciones Públicas.

¿Lo ha echado en falta?

Hubiera estado bien. Yo he echado de menos más empatía por parte del presidente del Gobierno hacia los presidentes autonómicos que estábamos dejándonos la piel junto con nuestros equipos en una situación muy complicada como ha sido la lucha contra el Covid-19. Llamar al representante ordinario del Estado en un territorio, que es el presidente de la CCAA, es casi una obligación. Debería de haber llamado, no sólo a mí y no todos los días, evidentemente, pero tener un intercambio de opiniones, el ver cómo estamos, qué necesitas, etc. Ha faltado mucha empatía por parte del presidente del Gobierno y mucha altura institucional. Tiene la obligación de llamar en un momento como el que hemos vivido.

¿En esas conferencias, que han sido una docena, ha detectado alguna evolución del presidente Sánchez?

Ha pasado por distintas fases. Una etapa en la que estaba superado por los acontecimientos y el Gobierno estaba noqueado. Momentos muy largos y muy intensos. Y en las últimas dos o tres semanas ha intentado mejorar las relaciones con los presidentes autonómicos, fruto de las reiteradas críticas que se le hacían no sólo por parte las comunidades autónomas de otra fuerza política, sino incluso de las propias comunidades socialistas o nacionalistas. No es que no fuera razonable, es que estéticamente no era presentable que nos convocara, pronunciara su intervención, nos diera la palabra y ahí quedó todo. Un hecho estéril, frío e inútil.

Interesante su reflexión sobre la presencia de igual a igual de Torra y Urkullu. ¿El estado autonómico sale mejor o peor de la crisis del Covid?

El estado autonómico tiene tradición constitucional, aceptación social y solvencia. Prueba de ello es que el Gobierno intentó hacer las compras y coordinar la política asistencial sanitaria y fue incapaz. Tuvo que ceder para que esas decisiones las tomáramos las comunidades autónomas. Después de cuarenta años el estado autonómico está muy asentado. No sé si sale reforzado, pero debilitado desde luego no sale.

Aun así, esta crisis ha demostrado que hay cuestiones que mejorar…

Hay varias lecciones que tenemos que aprender. Mejorar nuestro modelo sanitario, ir hacia un modelo mucho más robusto y debemos hacer un esfuerzo en materia de inversión. La segunda: tenemos que ir hacia políticas sociosanitarias, especialmente en el ámbito de las residencias y de los mayores. No pueden ir por una acera la sanidad y por otra las políticas sociales, sino que se tienen que cruzar. En las residencias lo hemos visto de una manera mucho más alarmante. Y la tercera: el Estado tiene que engrasar y cuidar instrumentos de coordinación, planificación e impulso a nivel nacional. No tiene ningún sentido que el Estado haya hecho una dejación a lo largo de los años del Sistema Público Nacional de Salud que, al final, no estaba preparado y no era capaz de hacer esa coordinación. Esas lecciones: el Estado tiene que tener elementos bien engrasados de coordinación y cooperación entre comunidades autónomas para cuando nos venga una crisis de esta naturaleza se pueda ejercer ese liderazgo que debe ejercer el Estado.

Por cierto, ¿sabe si el vicepresidente Iglesias se ha interesado personalmente por el estado de las residencias en Andalucía?

Aquí no ha llamado para nada, yo no tengo constancia ni en el ámbito de la consejera ni del presidente, ni me consta que haya llamado a ningún director de residencia en Andalucía de los más de 40.000 mayores que tenemos en residencias. El señor Iglesias lo que hizo fue intentar salir en la foto un día y cuando se dio cuenta del problemón que había dio un paso atrás y se quitó de en medio. Se ha apartado de una responsabilidad que debería haber ejercido: si usted es vicepresidente en el ámbito social y usted en un Consejo de Ministros dice que va a coordinar esas políticas, lo que tiene que hacer es coordinarlas de verdad. Usted no puede tener una tarjeta, un título de vicepresidente cuando no lo ejerce, porque entonces es inútil para el Gobienro y para los españoles. Ha habido una dejación de funciones absoluta por parte del vicepresidente del Gobierno en el ámbito de las residencias.

¿Qué opinión tiene de Fernando Simón? ¿Le ha utilizado el Gobierno o se ha dejado utilizar?

Fernando Simón es una persona que ha intentado hacer su trabajo lo mejor que ha podido, pero la impresión que yo tengo es que su trabajo, aunque no lo diga, ha estado cargado de injerencias del Gobierno. Injerencias desde el punto de vista político. Él será el único que probablemente lo sepa y él sabrá si se ha dejado presionar. Pero me da la sensación de que probablemente haya habido otras presiones de otros ámbitos que no son el puramente científico o sanitario.

Otra palabra horrible de esta etapa: madrileñofobia.

Yo no le tengo fobia absolutamente a nadie. Es una palabreja que se han inventado. Nadie puede tenerle fobia a los madrileños por una razón: Madrid es nuestra capital, es la capital de la Nación española. Es una ciudad en la que yo he tenido la suerte de vivir durante catorce o quince años y es una ciudad muy acogedora. Todo el mundo se puede sentir madrileño venga de donde venga, y al cuarto de hora nadie te pregunta de dónde vienes sino a dónde quieres ir. Es una ciudad que se merece nuestro cariño, y también nuestro apoyo. Yo, encantado de que vengan ciudadanos de toda España y, por supuesto, también madrileños. Se sacan las cosas de quicio.

Andalucía es una potencia turística de primer orden. El verano acaba de llegar. ¿Están ustedes preparados?

Evidentemente no vamos a tener las cifras del año pasado: 32 millones de visitantes. Pero sí soy positivo. Andalucía tiene las playas más seguras, probablemente, de gran parte de Europa. Por qué lo digo: somos la región con las mejores incidencias de Europa en infecciones. Segundo: porque hemos trabajado para que nuestro sistema sanitario esté engrasado. Estamos contratando a 20.000 profesionales y trabajadores sanitarios para que a cualquier atisbo de contagio o de infección rápidamente salte la alarma y podamos aislarlo. Y tercero: hemos contratado a 3.000 auxiliares de playa repartidos en todo el litoral andaluz para asesorar, informar, orientar, advertir para que las reglas para evitar contagios se cumplan. Tenemos nuestras playas en perfecto estado de revista, los hoteles están todos preparados con muchas ganas de recibir visitantes. Animo al resto de españoles a que vengan a disfrutar de nuestra tierra, de nuestra gastronomía, nuestra cultura, nuestra naturaleza y, sobre todo, de nuestras playas.

Los primeros en llegar serán en sólo unos días los Reyes en su primera gira por las comunidades autónomas tras el confinamiento.

Sí, encantados además de recibir como siempre a Sus Majestades los Reyes. Para nosotros es siempre un honor que el jefe del Estado nos visite y vamos a hacer una visita con un fuerte componente social y económico que va a ser muy positiva para Andalucía. Siempre les recibimos con mucho cariño, y no sólo de las instituciones, sino de toda la ciudadanía. Los andaluces nos volcamos con nuestros Reyes, los apreciamos, los valoramos y los queremos en nuestra tierra.