Las fiestas: Pascua y Ázimos.

Las fiestas: Pascua y Ázimos.

Guarda el mes de Abib y celebra en él la Pascua en honor de Yahvé tu Dios, porque fue en el mes de Abib, por la noche, cuando Yahvé tu Dios te sacó de Egipto. Sacrificarás como pascua en honor de Yahvé tu Dios ganado mayor y ganado menor, en el lugar que elija por Yahvé tu Dios para poner allí la morada de su nombre. No comerás con ella  pan fermentado; durante siete días la comerás con ázimos – pan de aflicción – porque a toda prisa saliste del país de Egipto: para que te acuerdes del día en que saliste del país de Egipto todos los días de tu vida. Durante siete días no se verá junto a ti levadura, en todo tu territorio, y de la carne que hayas sacrificado la tarde del primer día no deberá quedar nada para la mañana siguiente. No podrás sacrificar la Pascua en ninguna de las ciudades que Yahvé tu Dios te da, sino que sólo en el lugar que elegirá Yahvé tu Dios para poner allí la morada de su nombre, sacrificarás la Pascua, por la tarde a la puesta del sol, hora en que saliste de Egipto. La cocerás y la comerás en el lugar que elija Yahvé tu Dios, y a la mañana siguiente te volverás y marcharás a tus tiendas. Comerás ázimos durante seis días; y el día séptimo habrá reunión en honor de Yahvé tu Dios; y no harás ningún trabajo.

Otras fiestas.

Contarás siete semanas. Desde el momento en que la hoz comience a segar la mies comenzarás a contar estas siete semanas. Y celebrarás en honor de Yahvé tu Dios la fiesta de las Semanas; la medida de la ofrenda voluntaria que hagas estará en proporción con lo que Yahvé tu Dios te haya bendecido. Y te regocijarás en presencia de Yahvé tu Dios,tú, tu hijo y tu hija, tu siervo y tu sierva, el levita que vive en tus ciudades, el forastero, el huérfano y la viuda que viven en medio de ti, en el lugar que elija Yahvé para morada de su nombre: Te acordarás de que fuiste esclavo en Egipto y cuidarás de poner en práctica estos preceptos.
La fiesta de las Tiendas la celebrarás durante siete días, cuando hayas recogido la cosecha de tu era y de tu lagar. Y te regocijarás en tu fiesta, tú, tu hijo y tu hija, tu siervo y tu sierva, el levita, el forastero, el huérfano y la viuda que viven en tus ciudades. Durante siete días harás fiesta a Yahvé tu Dios en el lugar que elija Yahvé; porque Yahveh tu Dios te bendecirá en todas tus cosechas y en todas tus obras, y serás plenamente feliz.
Tres veces al año se presentarán todos tus varones ante Yahvé tu Dios, en el lugar que él elija: en la fiesta de los Azimos, en la fiesta de las Semanas y en la fiesta de las Tiendas. Nadie se presentará ante Yahvé con las manos vacías; sino que cada cual ofrecerá el don de su mano, según la bendición que Yahvé tu Dios te haya otorgado.

Los jueces.

Establecerás jueces y escribas para tus tribus en cada una de las ciudades que Yahvé tu Dios te da; ellos juzgarán al pueblo con juicios justos. No torcerás el derecho, no harás acepción de personas, no aceptarás soborno, porque el soborno cierra los ojos de los sabios y corrompe las palabras de los justos. Justicia, sólo justicia has de buscar, para que vivas y poseas la tierra que Yahvé tu Dios te da.

Desviaciones del culto.

No plantarás para ti como cipo, ni ninguna clase de árbol, junto al altar de Yahvé tu Dios que hayas construido para ti; y no te erigirás estela, cosa que detesta Yahvé tu Dios. No sacrificarás a Yahvé tu Dios ganado mayor o menor que tenga cualquier tara o defecto, porque es una abominación para Yahvé tu Dios.

Si hay en medio de ti, en alguna de las ciudades que Yahvé tu Dios te da, un hombre o una mujer que haga lo que es malo a los ojos de Yahvé tu Dios, violando su alianza, que vaya a servir a otros dioses y se postre ante ellos, o ante el sol, la luna, o todo el ejército de los cielos, cosa que yo no he mandado, y es denunciado a ti; y tú le has tomado declaración y has indagado a fondo, si se comprueba como verdadera la acusación: que se ha cometido tal abominación en Israel, sacarás a las puertas de tu ciudad a ese hombre o mujer, culpables de esa mala acción, y los apedrearás, al hombre o a la mujer, hasta que mueran.
Por declaración de dos o tres testigos se podrá ejecutar a un reo de muerte; no se le hará morir por declaración de un solo testigo. La mano de los testigos será la primera que caerá sobre él para darle muerte, y luego la mano de de todo el pueblo. Así harás desaparecer el mal de en medio de ti.

Los jueces levitas.

Si el caso a juzgar te resulta demasiado difícil, casos de sangre, de pleitos, de lesiones, casos de litigio en tus ciudades, te levantarás y subirás al lugar que elija Yahvé tu Dios, y acudirás a los sacerdotes levitas y al juez que entonces esté en funciones. Ellos harán una investigación y te indicarán el fallo de la causa. Tu te ajustarás al fallo que te hayan indicado desde ese lugar que elija Yahvé, y cuidarás de actuar conforme a cuanto te hayan enseñado. Te ajustarás a las instrucciones que te hayan dado y a la sentencia que te dicten: no te desviarás ni a derecha ni a izquierda del fallo que te señalen.
Y si un hombre procede insolentemente, no escuchando ni al sacerdote que se encuentra allí al servicio de Yahvé tu Dios, o al juez, ese hombre morirá. Y tu harás desaparecer el mal de Israel. Así todo el pueblo, se enterará y temerá y no actuará más con insolencia.

Los reyes.

Si, cuando hayas entrado en la tierra que Yahvé tu Dios te da, la hayas tomado en posesión y habites en ella, dices: «Querría poner un rey sobre mí como todas las naciones de alrededor», podrás poner sobre ti un rey, el que elija Yahvé tu Dios, de entre tus hermanos pondrás rey sobre ti; no podrás poner sobre ti a un extranjero, que no sea hermano tuyo.
Pero no ha de multiplicar sus caballos, ni hará volver al pueblo a Egipto para aumentar su caballería, porque Yahvé os ha dicho: «No volveréis a ir jamás por ese camino.»
Que no multiplique sus mujeres, para que no se descarríe su corazón. Que su plata y su oro no los multiplique demasiado.
Cuando suba al trono real, deberá escribir para su uso una copia de esta Ley , tomándola del libro de los sacerdotes levitas. La llevará consigo; la leerá todos los días de su vida para aprender a temer a Yahvé su Dios, observando todas las palabras de esta Ley y estos preceptos, para ponerlos en práctica. Así su corazón no se engreirá sobre sus hermanos y no se desviará de estos mandamientos ni a derecha ni a izquierda. Y así prolongará los días de su reino, él y sus hijos, en medio de Israel.