Segundo Discurso de Moisés

Esta es la ley que expuso Moisés a los israelitas. Estos son los estatutos, preceptos y normas que dictó Moisés a los israelitas a su salida de Egipto, al otro lado del Jordán, en el valle próximo a Bet Peor, en el país de Sijón, rey de los amorreos, que habitaba en Jesbón, aquel a quien Moisés y los israelitas habían batido a su salida de Egipto, y cuyo país habían conquistado, así como el país de Og, rey de Basán, – los dos reyes amorreos del lado oriental del Jordán, desde Aroer, que está situada al borde del valle del Arnón, hasta el monte Siryón (esto es, el Hermón) – con toda la Arabá del lado oriental del Jordán, hasta el mar de la Arabá, al pie de las laderas del Pisgá.

El Decálogo.

Moisés convocó a todo Israel y les dijo: Escucha, Israel, los preceptos y las normas que yo pronuncio hoy a tus oídos. Apréndelos y cuida de ponerlos en práctica. Yahvé nuestro Dios ha concluido con nosotros una alianza en el Horeb. No con nuestros padres concluyó Yahvé esta alianza, sino con nosotros, con nosotros que estamos hoy aquí, todos vivos. Cara a cara os habló Yahvé en la montaña, de en medio del fuego; yo estaba entre Yahvé y vosotros para comunicaros la palabra de Yahvé, ya que vosotros teníais miedo del fuego y no subisteis a la montaña. Dijo: «Yo soy Yahvé tu Dios, que te he sacado del país de Egipto, de la casa de servidumbre. «No habrá para ti otros dioses delante de mi. «No te harás escultura ni imagen alguna, ni de lo que hay arriba en los cielos, ni de lo que hay abajo en la tierra, ni de lo que hay en las aguas debajo de la tierra. No te postrarás ante ellas ni les darás culto. Porque yo, Yahvé tu Dios, soy un Dios celoso, que castigo la iniquidad de los padres en los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me odian, y tengo misericordia por mil generaciones con los que me aman y guardan mis mandamientos. «No tomarás en falso el nombre de Yahvé tu Dios, porque Yahvé no dejará sin castigo a quien toma su nombre en falso. «Guardarás el día del sábado para santificarlo, como te lo ha mandado Yahvé tu Dios. Seis días trabajarás y harás todas tus tareas, pero el día séptimo es día de descanso para Yahvé tu Dios. No harás ningún trabajo, ni tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu sierva, ni tu buey, ni tu asno, ni ninguna de tus bestias, ni el forastero que vive en tus ciudades; de modo que puedan descansar, como tú, tu siervo, y tu sierva. Recuerda que fuiste esclavo en el país de Egipto y que Yahvé tu Dios te sacó de allí con mano fuerte y tenso brazo; por eso Yahvé tu Dios te sacó de allí con mano fuerte y tenso brazo; por eso Yahvé tu Dios te ha mandado guardar el día del sábado. Honra a tu padre y a tu madre, como te lo ha mandado Yahvé tu Dios, para que se prolonguen tus días y seas feliz en el suelo que Yahvé tu Dios te da. «No matarás. «No cometerás adulterio. «No robarás. «No darás testimonio falso contra tu prójimo. «No desearás la mujer de tu prójimo, no codiciarás su casa, su campo, su siervo o su sierva, su buey o su asno: nada que sea de tu prójimo.»
Estas palabras dijo Yahvé a toda vuestra asamblea, en la montaña, de en medio del fuego, la nube y la densa niebla, con voz potente, y nada más añadió. Luego las escribió en dos tablas de piedra y me las entregó a mí.

Mediación de Moisés.

Cuando vosotros oísteis la voz que salía de las tinieblas, mientras la montaña ardía en fuego, os acercasteis a mí todos vosotros, jefes de tribu y ancianos, y dijisteis: «Mira, Yahvé nuestro Dios nos ha mostrado su gloria y su grandeza y hemos óido su voz de en medio del fuego. Hemos visto en este día que puede Dios hablar al hombre y seguir éste con vida. Pero ahora, ¿por qué hemos de morir? – porque este fuego nos va a devorar -; si seguimos oyendo la voz de Yahvé nuestro Dios, moriremos. Pues, ¿qué hombre ha oído como nosotros la voz del Dios vivo hablando de en medio del fuego, y ha sobrevivido? Acércate tú a oír todo lo que diga Yahvé nuestro Dios, y luego nos dirás todo lo que Yahvé nuestro Dios te haya dicho; nosotros lo escucharemos y lo pondremos en práctica.» Yahvé oyó vuestras palabras y me dijo: «He oído las palabras de este pueblo, lo que te han dicho; está bien todo lo que han dicho. ¡Ojalá fuera siempre así su corazón para temerme y guadar todos mis mandamientos, y de esta forma ser eternamente felices, ellos y sus hijos!
Ve a decirles: «Volved a vuestras tiendas. «Y tú quédate aquí junto a mí; yo te diré a ti todos los mandamientos, preceptos y normas que has de enseñarles para que los pongan en práctica en la tierra que yo les doy en posesión.»

EL amor de Yahvé, esencia de la Ley.

Cuidad, pues, de proceder como Yahvé vuestro Dios os ha mandado. No os desviéis ni a derecha ni a izquierda. Seguid en todo el camino que Yahvé vuestro Dios os ha trazado: así viviréis, seréis felices y prolongaréis vuestros días en la tierra que vais a tomar en posesión.
Estos son los mandamientos, preceptos y normas que Yahvé vuestro Dios ha mandado enseñaros para que los pongáis en práctica en la tierra a la que vais a pasar para tomarla en posesión, a fin de que temas a Yahvé tu Dios, guardando todos los preceptos y mandamientos que yo te prescribo hoy, tú, tu hijo y tu nieto, todos los días de tu vida, y así se prolonguen tus días. Escucha, Israel; cuida de practicar lo que te hará feliz y por lo que te multiplicarás, como te ha dicho Yahvé, el Dios de tus padres, en la tierra que mana leche y miel.

Escucha, Israel: Yahvé nuestro Dios es el único Yahvé. Amarás a Yahvé tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu fuerza. Queden en tu corazón estas palabras que yo te dicto hoy.Se la repetirás a tus hijos, les hablarás de ellas tanto si estás en casa como si vas de viaje, así acostado como levantado; las atarás a tu mano como una señal, y serán como una insignia entre tus ojos; las escribirás en las jambas de tu casa y en tus puertas. Cuando Yahvé tu Dios te haya introducido en la tierra que a tus padres Abraham, Isaac y Jacob juró que te daría: ciudades grandes y prósperas que tú no edificaste, casas llenas de toda clase de bienes, que tú no llenaste, cisternas excavadas que tú no excavaste, viñedos y olivares que tú no plantaste, cuando hayas comido y te hayas saciado, cuida de no olvidarte de Yahvé que te sacó del país de Egipto, de la casa de servidumbre. A Yahvé tu Dios temerás, a él le servirás, por su nombre jurarás.