El censo de los hijos de Merarí. II Leyes diversas. Expulsión de los impuros.La restitución.La oblación de los celos.

G. Los meranitas.

Harás el censo de los hijos de Merarí, por clanes y familias. Los censarás de los de treinta años en adelante hasta los cincuenta, a todos los aptos para la milicia, para que presten el servicio de la Tienda del Encuentro. Esto es lo que han de transportar y este es todo su servicio en la Tienda del Encuentro: los tableros de la Morada, sus travesaños, postes y basas; los postes que rodean el atrio con sus basas, clavazón y cuerdas; todos sus utensilios y todo lo preciso para su servicio. Nominalmente señalaréis cada uno de los objetos con que han de cargar. Ese es el servicio de los clanes meraritas. Para todo su servicio en la Tienda del Encuentro estarán a disposición de Itamar, hijo del sacerdote Aarón.»

Censo de los levitas.

Moisés y Aarón y los príncipes de la comunidad hicieron el censo de los hijos de Queat, por clanes y familias, de treinta años en adelante hasta los cincuenta, de todos los aptos para la milicia, para que prestaran el servicio de la Tienda del Encuentro. Los registrados de los diversos clanes fueron 2.750. Esos fueron los registrados de los clanes queatitas, todos los que habían de servir en la Tienda del Encuentro. Los alistaron Moisés y Aarón, según había ordenado Yahvé por medio de Moisés.

Se hizo el censo de los hijos de Guersón, por clanes y familias, de treinta años para arriba hasta los cincuenta, de todos los aptos para la milicia para que prestaran el servicio de la Tienda del Encuentro. Los alistados de los diversos clanes y familias fueron 2.630. Esos fueron los registrados de los clanes de los hijos de Guersón, todos los que habían de servir en la Tienda del Encuentro. Los alistaron Moisés y Aarón según la orden de Yahvé.

Se hizo el censo de los clanes de los hijos de Merarí, por clanes y familias, de treinta años para arriba hasta los cincuenta, de todos los aptos para la milicia, para que prestaran el servicio de la Tienda del Encuentro. Los censados de los diversos clanes fueron 3.200.
Esos fueron los censados de los clanes de los hijos de Merarí. Los alistaron Moisés y Aarón, según había ordenado Yahvé por medio de Moisés.

El total de los levitas que Moisés, Aarón y los príncipes  de Israel registraron por clanes y familias, de de treinta años en adelante hasta los cincuenta, todos los aptos para entrar al servicio y el transporte de la Tienda del Encuentro, fue, según el censo, 8.580. Se hizo su censo por orden de Yahvé transmitida por Moisés, asignando a cada uno su servicio y su carga: su censo se hizo tal como lo había ordenado Yahvé a Moisés.

II Leyes diversas

Expulsión de los impuros.

Dijo Yahvé a Moisés: «Manda a los israelitas que echen del campamento a todo leproso, al que padece flujo y a todo impuro por contacto de cadáver. Los has de echar, sean hombre o mujer; fuera del campamento los echarás, para que no contaminen su campamento, donde yo habito en medio de ellos.»
Así lo hicieron los israelitas: los echaron fuera del campamento. Los israelitas lo hicieron tal como había dicho Yahvé a Moisés.

La restitución.

Yahvé dijo a Moisés: «Di a los israelitas: Si un hombre o una mujer comete cualquier pecado en perjuicio de otro, ofendiendo a Yahvé, el tal será reo de delito. Confesará el pecado cometido y restituirá la suma de que es deudor, más un quinto. Se la devolverá a aquel de quien se ha hecho deudor. Y si el hombre no tiene pariente a quien se pueda restituir, la suma que en tal caso se ha de restituir a Yahvé, será para el sacerdote; aparte del carnero expiatorio con que el sacerdote expiará por él. Y toda ofrenda reservada de lo que los hijos de Israel consagran y presentan al sacerdote, será para éste. Lo que cada uno consagra, es suyo; pero lo que se presenta al sacerdote, es para el sacerdote.»

La oblación de los celos.

Yahvé dijo a Moisés: «Di a los israelitas: Cualquier hombre cuya mujer se haya desviado y le haya engañado (ha dormidocon ella un hombre con relación carnal, a ocultas del marido; ella se ha manchado en secreto, no hay ningún testigo, no ha sido sorprendida); si el marido es atacado de celos y recela de su mujer, la cual efectivamente se ha manchado; o bien le atacan los celos y se siente celoso de su mujer, aunque ella no se haya manchado; ese hombre llevará a su mujer ante el sacerdote y presentará por ella la ofrenda correspondiente: una décima de medida de harina de cebada. No derramará aceite sobre la ofrenda, ni le pondrá incienso, pues es «oblación de celos», oblación conmemorativa para recordar una falta.

El sacerdote presentará a la mujer y la pondrá delante de Yahvé. Echará luego agua corriente en un vaso de barro y, tomando polvo del pavimento de la Morada, lo esparcirá sobre el agua. Pondrá el sacerdote a la mujer delante de Yahvé, le descubrirá la cabeza y pondrá en sus manos la oblación conmemorativa, o sea, la oblación de los celos. El sacerdote tendrá en sus manos las aguas de amargura y maldición.     Entonces el sacerdote conjurará a la mujer y le dirá: «Si no ha dormido un hombre contigo, si no te has desviado ni manchado desde que estás bajo la postestad de tu marido, sé inmune a estas aguas de amargura y madición.
Pero si, estando bajo la potestad de tu marido, te has desviado y te has manchado, durmiendo con un hombre distinto de tu marido…»  El sacerdote entonces proferirá sobre la mujer este juramento, y dirá el sacerdote a la mujer: «… Que Yahvé te ponga como maldición y execración en medio de tu pueblo, que haga languidecer tus caderas e infle tu vientre. Que entren estas aguas de maldición en tus entrañas, para que inflen tu vientre y hagan languidecer tus caderas.» Y la mujer responderá: «¡Amén, amén!»    Después el sacerdote escribirá en una hoja estas imprecaciones y las borrará con las aguas amargas.
Hará beber a la mujer las aguas amargas de maldición,  y entrarán en ella las aguas amargas de maldición.

El sacerdote tomará entonces de la mano de la mujer la oblación de los celos, balanceará la oblación delante de Yahvé y la presentará en el altar. El sacerdote tomará de la oblación un puñado, el memorial, y lo quemará sobre el altar, y le hará beber a la mujer las aguas.
Cuando le haga beber de las aguas, si la mujer está manchada y de hecho ha engañado a su marido, cuando entren en ella las aguas amargasde maldición, se inflará su vientre, languidecerán sus caderas y será mujer de maldición en medio de su pueblo. Pero si la mujer no se ha manchado, sino que es pura, estará exenta de toda culpa y tendrá hijos.

Este es el rito de los celos, para cuando una mujer, después de estar bajo la potestad de su marido, se haya desviado y manchado; o para cuando un hombre, atacado de celos, recele de su mujer: entonces pondrá a su mujer en presencia de Yahvé y el sacerdote realizará con ella todo este rito. El marido estará exento de culpa, y la mujer cargará con la suya.»