Sánchez buscará al PP para que no naufraguen sus Pactos de la Moncloa

El intento de Pedro Sánchez de recuperar la iniciativa política con la reedición de unos nuevos Pactos de la Moncloa no está teniendo la respuesta ni el impacto esperados. El jefe del Ejecutivo movió ficha el pasado jueves en el Congreso, fijando fecha –la próxima semana– para una primera reunión que permita sentar las bases de un futuro pacto de reconstrucción nacional. Sánchez buscaba así recuperar el foco mediático en sus horas más bajas –en tiempos de parálisis y críticas a su gestión por la crisis del coronavirus– y retratar a las formaciones que hasta ahora se habían mostrado reticentes a esta concertación nacional. Sin embargo, la frialdad con la que socios y rivales políticos han acogido la propuesta ha frustrado la estrategia del Ejecutivo, que se sigue afanando en colocar la pelota en el tejado de los partidos de la oposición y despejar hacia ellos la presión que soporta el Gobierno.

La entelequia de los Pactos de la Moncloa versión 2020 sigue sin materializarse y trasluce un poso de improvisación manifiesto. El Gobierno se subió al tren de este gran acuerdo, casi a regañadientes, cuando comenzaba a hacerse eco del mismo la opinión pública a través de medios y dirigentes que lo reclamaban. Sin credibilidad por parte del resto de actores implicados –no solo se quiere hacer partícipe a partidos políticos, también a sindicatos, empresarios y Comunidades Autónomas–, Moncloa decidió sorpresivamente activarlo el pasado jueves mucho antes de lo previsto, ya que inicialmente se condicionaba su puesta en marcha a superar la crisis sanitaria del COVID-19.

El movimiento sigue sin contar con la necesaria connivencia de los interlocutores políticos, lo que ha obligado al Ejecutivo a extremar sus llamamientos con una curiosa estrategia de atracción: criticando que su negativa significa que «no han entendido la trascendencia de la situación en la que nos encontramos». Desde el Gobierno se advierte de que «han cambiado las urgencias y las prioridades del país» durante esta crisis y que hay que vencer esas «viejas inercias» de aquellos que son «incapaces de arrimar el hombro».

A continuación, Moncloa desveló uno de los interrogantes que se cernían sobre la iniciativa, concretando que esta primera reunión será exploratoria y no tendrá carácter general, ante la incomparecencia de los rivales. De este modo, se abordará de manera individualizada a los diferentes líderes políticos, para testar en privado si existen mimbres para forjar ese gran acuerdo de dimensión nacional. Hasta ahora solo Ciudadanos se ha abierto explícitamente a sumarse a esa reconstrucción económica y social tras la pandemia. Conscientes de que el éxito de estos Pactos de la Moncloa 2020 dependen en gran medida de la legitimidad que les aporte el principal partido de la oposición, desde el Gobierno se extremaron ayer los llamamientos al PP, trasladando la presión a la formación de Pablo Casado. «Los españoles no se entenderían que un partido con vocación de Gobierno, no participe de este acuerdo. Hay que aparcar los reproches y las diferencias partidistas cuando de lo que se trata es de lo que les interesa a los ciudadanos», dijo la portavoz gubernamental, María Jesús Montero, con un curioso recado: «Deseamos que acudan todos los llamados, porque si no solo evidenciarán ante el país que no están cuando se les necesita».

Sin socios y sin propuestas

La ausencia de interlocutores no es lo único que se echa en falta en el planteamiento del Gobierno, que ayer fue incapaz también de adelantar el orden del día que llevará a estas reuniones. «Estamos abiertos a propuestas, no se puede predeterminar el debate», aseguró Montero, apuntando que serán «bienvenida toda propuesta y crítica constructiva». Lo cierto es que estos Pactos de la Moncloa han supuesto un cambio de socios de facto para abordar la situación de excepcional y los futuros presupuestos.

La búsqueda de nuevas mayorías solo ha encontrado respuesta en Ciudadanos, que se zafa del bloque de derechas (eje PP-Vox) y marca su propio discurso, tendiendo la mano al Gobierno. Los populares no pican el anzuelo y se escudan en la presencia de Iglesias para desconfiar de la propuesta, mientras que el Gobierno pacta con sus aliados de la coalición el contenido de los pactos.