«La atención del coronavirus es como un 11M continuo»

Cada vez más y más pacientes. En la última semana, el número de afectados por coronavirus se ha multiplicado por siete en Madrid. Hoy, el recuento realizado por el Ministerio de Sanidad los sitúa en 8.921. Una situación que cae en los hospitales como una auténtica «película de ciencia ficción o la escena de los músicos que estaban tocando en Titanic mientras el barco se hundía, comenta un médico anónimo. Los hospitales madrileños han tenido que readaptar a contrarreloj sus recursos y espacios y aun así, «casi todos están empezando a saturarse», apunta Jesús García, enfermero y portavoz del sindicato Satse en Madrid.

Así ocurría este viernes con el Hospital Severo Ochoa de Leganés, en el que el servicio de Urgencias ya no tiene más espacio para los pacientes Covid-19. Según fuentes consultadas por este periódico, «se han retirado sillones de las habitaciones de las plantas y del Ayuntamiento para colocarlos en los pasillos y poder atender a más personas. No entra ni una camilla más». Han llegado al máximo de su capacidad y los nuevos pacientes se están derivando a hospitales cercanos como el 12 de Octubre.

No es un caso aislado. «Prácticamente todas las urgencias de la Comunidad de Madrid están saturadas, con cientos de pacientes a la espera de resultados e ingreso hospitalario. Las UCIs están al límite», incide el enfermero. Y eso que los centros hospitalarios están haciendo esfuerzos por readaptar los espacios y los recursos. Por ejemplo, en menos de 24 horas, el Hospital La Paz trasladó su unidad completa de Psiquiatría al Hospital Dr. Rodríguez Lafora, en Colmenar Viejo.

«Se están habilitando salas de cirugía mayor ambulatoria [donde se hacen intervenciones de hernias de la pared abdominal o la extirpación de lesiones benignas de mama, por ejemplo] para las camas de UCI, paritorios que se trasladan a otros centros sanitarios, obstetricias que se pasan a pediatría… Hay plantas exclusivas para Covid-19 en todos los hospitales y uno de ellos (el Infanta Leonor) ya está completamente dedicado a esta neumonía», explica Jesús García. En breve, «serán muchos más porque el pico máximo aún no ha llegado».

El propio Fernando Simón, director del Centro de Alertas y Emergencias Sanitarias, admitía hoy mismo que «tenemos algunas unidades asistenciales bajo un estrés cercano al límite». Sería el caso del «Hospital Príncipe de Asturias de Alcalá, el Gregorio Marañón, Getafe, La Paz… Casi todos están al borde de la saturación», comenta el portavoz de Satse en Madrid.

Sin olvidar que aún hoy, asegura este enfermero, «en algunos centros sanitarios hay profesionales trabajando con mascarillas quirúrgicas, bata de papel con mandil de plástico o batas hechas con bolsas de basura». Al parecer, según cuenta Jesús García, «muchos de ellos están buscando por su cuenta pantallas integrales de protección facial de otros sectores como el de la construcción o la pintura». Es decir, todavía no está llegando el material necesario a todos los hospitales.

Además, como «no se nos ha hecho la prueba de diagnóstico rutinaria, los profesionales sanitarios han seguido trabajando con síntomas. Nos hemos convertido en vectores de contagio. Aunque se está mejorando, hay personas que siguen trabajando con síntomas», remarca el enfermero.

Entre otras peticiones, los sindicatos apuestan por reducir las jornadas en los servicios Covid-19 y garantizar los descansos. «Pasar siete o 10 horas con el equipo de protección individual puesto supone calor, estrés, agobio, mala visibilidad y un desgaste importante» que se suma al hecho de acompañar a pacientes que están solos en el final de sus vidas y a la elección que hay que empezar a la hora de tratar a los afectados. «Hace tres meses podíamos intubar a personas que ahora ya no son subsidiarios de cuidados intensivos«.

Los profesionales sanitarios se están dejando el alma. «En algunos hospitales se está ofreciendo atención psicológica y lo estamos pidiendo todos. Es como un 11M continuo. No paran de llegar pacientes, las UCIs están desbordadas, el personal de enfermería sale llorando y algunos se quedan a dormir en el hospital para no contagiar a su familia».