«Lo que está pasando es humillante en términos democráticos»

Rosa Díez (Sodupe, Vizcaya, 1952), exlíder de UPyD, reivindica el activismo político más allá de los partidos. Junto a Fernando Savater y María San Gil ha fundado «Unión 78», una plataforma cívica que saldrá a la calle a finales de marzo en Madrid para protestar contra la negociación del Gobierno con el independentismo. Será la primera de las movilizaciones con las que este grupo, al que ayer se habían unido más de 8.000 ciudadanos en solo tres días, quiere convocar a los españoles que asisten «cabreados» a la ruptura del gran consenso de 1978 por parte de Sánchez y de sus socios.

-¿Por qué surgen? ¿Por qué hace falta un «¡Basta Ya!» nacional?

-En la sociedad española hay una grave preocupación por las iniciativas del Gobierno de la Nación y la devaluación del sistema democrático. Están surgiendo múltiples plataformas, foros de estudio y debate de la sociedad civil organizada. Nosotros queremos ofrecer un canal para visualizar en la calle lo que somos. Sentirnos mayoría. Decirle al Gobierno que no estamos dispuestos a permitir que negocien nuestros derechos ni nuestra soberanía.

-El papel del ciudadano no se agota en las urnas.

-Efectivamente. No hay costumbre en España de vertebrarse socialmente, parece que con ir a votar cada cuatro años uno ha cumplido. Pero no. Hay que salir a defender los derechos de la ciudadanía. Nuestro ordenamiento jurídico. Ese espíritu del 78, de unión, de concordia, de superación de las diferencias, de necesidad de caminar juntos. Hay que salir a la calle a reencontrase, no a cabrearse. A reecontrarnos la inmensa mayoría de los españoles que estamos en ese espacio, que no estamos dispuestos a que se parcelen nuestros derechos en una mesa en la que se inicia la negociacion de la soberanía nacional. Da igual qué acuerden o no acuerden. Creemos que tenemos democracia y ya está. Para que sobreviva, existe el deber de agruparse y defenderla.

-Hace un año de la foto de Colón, que juntó a PP, Cs y Vox por primera y última vez. Pero no tuvo mucho éxito…

-No queremos compararnos con nada. Aquello era una iniciativa de partidos.

-Se mueven al margen de los partidos para agrupar a más gente.

-La política no se agota en los partidos y las instituciones. Somos políticos porque somos ciudadanos. En el País Vasco estábamos acostumbrados a salir cada vez que nos mataban a alguien, pero no a defender aquello por lo que nos asesinaban: nuestra democracia. Sentimos que la mayoría de los vascos no estaba con los terroristas. Por eso fundamos ¡Basta Ya!, que nació sin apoyo mediático, ni institucional, ni partidario… Y nos encontramos con muchos miles que querían salir con nosotros. ¡Basta Ya! era necesario y acabó siendo Premio Sajarov.

-Sánchez ha ganado las elecciones prometiendo en campaña que traería a Puigdemont y endurecería el Código Penal. ¿Engañó al votante?

-Hay muchísimos ciudadanos que votaron al PSOE y prefieren pensar que no va a pasar nada. No les gusta lo que ven pero prefieren mirar a otra parte porque reconocer que te han engañado es más duro. A otros les da mucha vergüenza. Lo que está pasando es humillante en términos democráticos. Y no queremos que nadie se quede en casa con vergüenza.

-Según Felipe González, en la mesa de Sánchez y Torra «no pasó nada»…

-No lo comparto. Al margen de lo que acuerden o no, se ha puesto sobre la mesa la soberanía nacional. Es un contrafuero. Es como si mañana va Sánchez a Marruecos y el Rey de Marruecos le pide negociar la soberanía de las aguas territoriales. No puede. Pero el mal ya está hecho. Sánchez asume una competencia que no le corresponde.

-Decían al presentar el grupo: «Banalizar el mal es hacerse el tonto».

-Tenemos que decirle al Gobierno que no estamos dispuestos a hacernos el tonto. Podrá tomar decisiones que nos gusten más o menos, pero no puede tocar la soberanía nacional.

-El Gobierno acepta hablar de un «conflicto político» en Cataluña.

-Conflicto político, seguridad jurídica… Pervierten las palabras y las instituciones. ETA hablaba de conflicto político y Batasuna se presentaba a las elecciones con pancartas ‘por la democracia’. Los terroristas ya pidieron una mesa extraparlamentaria para negociar con el Gobierno y siempre fue una línea roja.

-¿Y dónde está el viejo PSOE?

-No existe, solo quedan sus siglas.

—¿Dónde sitúa el inicio de esta ruptura del consenso del 78?

—Empezó con Zapatero. Rompió todos los consensos en aquel momento, en política nacional e internacional. Zapatero quiso hacer la segunda Transición. Él teorizaba sobre que los protagonistas debían ser los nacionalistas. Zapatero siembra el odio del PSOE a la derecha en unas bases socialistas cada día más sectarizadas. Empieza a cavar esa zanja entre españoles, la quiebra de la convivencia. Sánchez lo recoge y hoy prefiere pactar con Bildu.

—Afirma usted que el traspaso del régimen económico de la Seguridad Social al País Vasco es inconstitucional. ¿Aunque lo recoja el Estatuto de Guernica?

—Hay nueve sentencias del Tribunal Constitucional que establecen que la unidad de la caja de la Seguridad Social es clave para garantizar el principio de igualdad y solidaridad y eso hace inviable la transferencia de gestión al País Vasco. Aunque lo recoja el Estatuto, si no se ha hecho antes es porque quiebra ese principio. Ésta es una medida que hay que parar. Por eso también es necesario salir a la calle.