El electorado hispano superará al afroamericano en las elecciones presidenciales de EE.UU. de 2020

Los precandidatos demócratas llevan días bombardeando Nevada con anuncios en español. «Bernie nunca olvidó las raíces inmigrantes de su familia, y por eso siempre ha luchado por nosotros», se dice en uno de Sanders. «Amy sabe lo que es importante: nuestro bienestar», reza el de Klobuchar. En el de Pete Buttigieg, es él mismo quien se dirige al electorado en la lengua cervantina para denunciar el «caos y la corrupción» de Donald Trump. No en vano ese árido estado del oeste famoso por los casinos de Las Vegas, tercera parada en las primarias para escoger candidato a la Casa Blanca, es el primero en la carrera electoral con una proporción considerable de hispanos. Lo son casi tres de cada diez habitantes y, entre los que tienen derecho a voto, cerca del 20%.

Pero Nevada no es un caso único. El peso del voto latino en las primarias y en las elecciones presidenciales de Estados Unidos del 3 de noviembre será mayor que nunca hasta ahora. Unos 32 millones de hispanos tendrán derecho en esta ocasión a participar en los comicios, según las proyecciones del Centro de Investigación Pew. Eso supondrá un 13,3% del total del electorado estadounidense, con lo que se convertirá por primera vez en la principal minoría al superar a la afroamericana, que se quedará en el 12,5%.

Los votantes blancos no hispanos, mientras, continúan su retroceso relativo. Si en el año 2000 eran más de tres cuartas partes del total, dos décadas después son solo dos tercios (66,7%).

No es extraño, por tanto, que los diferentes aspirantes a sentarse en el Despacho Oval se esfuercen por atraer a esa parte del electorado. Además de los anuncios en televisión, las campañas buscan cortejar a los hispanos en las redes sociales, la radio, llamadas telefónicas o incluso plataformas de música online como Spotify o Pandora. «Si puedes pensar en alguna manera posible para que un latino de cualquier edad consuma información para conocer las elecciones, estamos hablando con ellos en esa plataforma», explicaba estos días a la CNN Chuck Rojas, asesor de Bernie Sanders.

Ahora bien, ¿cuál será su impacto en las elecciones? La población hispana está repartida de forma muy desigual entre los diferentes estados y no forma un bloque monolítico, lo que complica la respuesta a esa pregunta.

California es donde se concentra el mayor número de votantes latinos del país, cerca de ocho millones, seguida de Texas (5,6 millones), Florida (3,1), Nueva York (2) y Arizona (1,2). En porcentaje, en cambio, se lleva la palma Nuevo México, donde casi el 43% del electorado pertenece a ese grupo de población, por delante de California (30,5%), Texas (30,4%), Arizona (23,6%) y Florida (20,5%).

Una realidad diversa

«Los votantes latinos se concentran en estados como California y Texas –que se consideran ya asegurados de antemano para demócratas y republicanos, respectivamente–, sin embargo hay estados como Florida que son importantes para la elección», explica a ABC Mark Hugo Lopez, director de estudios sobre migraciones globales y demografía del centro Pew.

En el caso de Florida, considerado un battleground (campo de batalla electoral donde el ganador no está claro), recuerda que «los latinos representan uno de cada cinco votantes». «Florida tiene un voto latino republicano que es mayor que en otros estados, aunque no son mayoría», apunta. Casi el 30% de los hispanos de Florida son de origen cubano (concentrados sobre todo en el área de Miami), «pero el 29% son puertorriqueños y hay otros grupos como colombianos, dominicanos y venezolanos», matiza López. «Sí, hay votantes latinos que son republicanos –añade–, pero no representan la mayoría de votantes en Florida».

En total, en las presidenciales de 2016 el 66% de los hispanos votaron por la candidata demócrata, Hillary Clinton, y solo el 28% por Donald Trump, según una encuesta de la CNN. El presidente de The Hispanic Council, Daniel Ureña, señala que «el voto hispano se ha escorado tradicionalmente más hacia el bando demócrata, aunque por parte de los republicanos se haya tratado de atraer también a esa parte cada vez más relevante del electorado». En este sentido, recuerda que en 2004 George W. Bush «llegó al 40% del apoyo electoral de esta comunidad, cosechando así el mejor resultado del Partido Republicano». Precisamente, explica el presidente de este think tank, «esa campaña fue un claro ejemplo de la importancia del uso del español en la política de EE.UU., ya que se emitieron un total de 46 spots en español y se invirtieron casi seis millones de dólares (2,6 por parte de los demócratas y 3,2 por parte de los republicanos)».

«Pueden ser decisivos»

Ureña destaca por otra parte que en las elecciones de mitad de mandato de 2018, en las que se renovó la totalidad de la Cámara de Representantes y un tercio del Senado, «otros estados donde el votante hispano no había tenido tanto peso en elecciones anteriores también mostraron grandes incrementos en la tasa de votantes hispanos». Entre 2014 y 2017, destaca, Dakota del Norte experimentó el mayor incremento porcentual de hispanos con derecho a voto del país, un 32,4%, seguido por Carolina del Sur (30,1%), Oregón (28,8%) y Carolina del Norte (28,2%). «Esto nos enseña que la comunidad hispana, si ejerce su derecho a voto en la próxima elección, puede ser decisiva en estados que estén reñidos».

No obstante, la alta abstención de este sector del electorado es uno de sus rasgos característicos del votante hispano. «Las tasas de participación de votantes latinos son más bajas que las de otros grupos, especialmente los afroamericanos», señala el experto del centro de investigación Pew, Mark Hugo López. De hecho, en las elecciones de 2016 solo fueron a votar un 47,6% de los hispanos con derecho a hacerlo, frente a un 59,6% de los negros o un 65,3% de los blancos.

Conviene precisar, en todo caso, cómo se clasifica a alguien como hispano o blanco en este país. «En las estadísticas de los EEUU, si alguien dice que es hispano o latino, el gobierno federal, los estados y el Centro Pew lo clasifican como hispano o latino», explica López. En ese sentido, si por ejemplo una persona de origen español «dice que es hispano o latino, vamos a clasificarlo como hispano o latino –aclara–. Esta clasificación de hispano o latino no depende del idioma principal de una persona».