Picardo baraja salir del futuro Acuerdo de Libre Comercio de Londres y la UE

FILE PHOTO: The Rock of the British overseas territory of Gibraltar, historically claimed by Spain, is seen from the Spanish side of the border near La Linea de la Concepcion, southern Spain, November 23, 2018. REUTERS/Jon Nazca/File Photo

El ministro principal de Gibraltar llevó a cabo una nada grata comparecencia en el Parlamento de la colonia para informar a sus señorías de las consecuencias para el Peñón de la incontestable victoria de Boris Johnson, un resultado electoral que echó por tierra las escasas esperanzas que quedaban de que no se materializara la salida del Reino Unido de la Unión Europea. El discurso no hubiera pasado de ser una comprensible arenga para levantar la moral de los suyos ante lo que se antoja un seísmo de impredecibles consecuencias para la economía del Peñón, si no fuera por el hecho de que el ministro principal se mostró partidario de emprender un camino en solitario del Reino Unido si la relación de éste con la UE no satisface los intereses de Gibraltar una vez se haya negociado el Acuerdo de Libre Comercio entre Londres y Bruselas.

Según Picardo «no debemos caer el la trampa» ya que «la nueva relación comercial podría no incluir nada de interés para nosotros en términos de ventajas y muchas obligaciones en términos de desventajas». «Pido a todos los miembros de la comunidad que comprendan que necesitaremos estudiar con atención qué parte de cualquier Acuerdo de Libre Comercio entre el Reino Unido y la UE queremos que aplique a Gibraltar», dijo Picardo antes de asegurar que «debemos estar preparados para marcharnos al final si el equilibrio de derechos y obligaciones no es positivo para el sector privado y el pueblo de Gibraltar».

Las palabras de Picardo son especialmente significativas toda vez que el ministro principal especificó la causa de que Gibraltar deba estar dispuesta a salirse del paraguas del Acuerdo de Libre Comercio entre Reino Unido y la UE. En palabras del propio Picardo: «Debemos ser claros: siempre querremos tener una sólida relación con la UE, nuestro vecino más cercano». Y concluyó su argumentación de esta forma el pasado 16 de diciembre: «Una salida sin acuerdo con la UE puede ser mejor que un mal acuerdo». Ni una sola crítica a España, ni una sola mención en realidad a nuestro país.

Expertos en el litigio entre España y Reino Unido a cuenta del peñón consultados por LA RAZÓN coincidieron en mostrar su sorpresa por la ausencia de críticas, e incluso de mención alguna, a nuestro país; blanco tradicional de las invectivas de Picardo en su Parlamento. Es pertinente recordar que siempre que el PSOE ha llegado al poder en España se han producido importantes cesiones por parte del Gobierno al estatus de Gibraltar. Felipe González tardó exactamente doce días en abrir la Verja desde que llegó a Moncloa: del 2 al 14 de diciembre de 1982. Zapatero fue más lejos y concedió al Peñón carta de naturaleza en el tristemente célebre Foro Tripartito de diálogo impulsado por el ministro Moratinos, un foro donde Gibraltar participó en igualdad de condiciones junto a naciones soberanas como Reino Unido y España. Este desatino diplomático fue corregido por los propios socialistas en la etapa de Trinidad Jiménez en el palacio de Santa Cruz pero la llegada de Sánchez a La Moncloa no fue excepción y en marzo de este mismo año el jefe de la diplomacia española, José Borrell, anunciaba a bombo y platillo «el primer Tratado que España firma con Reino Unido sobre Gibraltar desde el Tratado de Utrecht en 1713».

El problema vino cuando se comprobó que en la letra pequeña de este tratado fiscal se reconocían instituciones gibraltareñas como el Registro Mercantil («Registry of Companies»), el Catastro («Land Registry»), la Agencia Tributaria («Income Tax Office»), además de legislación como el Estatus Gibraltareño («Gibraltarian Status Act»); un reconocimiento que ningún Gobierno español había llevado a cabo en los tres siglos que dura ya el contencioso a cuenta del Peñón. El tratado debe aun ser refrendado por el Congreso y la presencia de Vox –con sus 52 diputados y su posturas sin ambages en referencia a Gibraltar–promete un debate de alta tensión.