Nadal, de paseo en su debut (6-3 6-3)

Un remolino de viento descentra a Rafael Nadal, que mira al cielo buscando un culpable, puede que la única complicación en toda la sobremesa de un miércoles desapacible. Son los primeros juegos de un partido que entrañaba mucha más dificultad en la previa de lo que realmente se ve luego en la pista, muy superior el español para soltar lastre y apuntarse la primera victoria en el Mutua Madrid Open. Visiblemente mejorado, y sin la necesidad de sus repertorio de recursos, el campeón de 17 grandes despacha sin problemas a Felix Auger-Aliassime, algo decepcionante en su presentación en la Manolo Santana. Tiene 18 años, le avalan buenos resultados y se cuentan maravillas de él, pero todavía está muy verde, al menos como para plantar cara a un tenista como Nadal y más en tierra batida. El 6-3 y 6-3 lo dice todo.

Resultó ser un pulso desigual, sobre todo desde el momento en el que al joven canadiense se le cruzaron los cables en el octavo juego. Hasta ahí, se había llegado con todo igualado, un inicio rutinario en donde ambos jugadores mantenían bien sus servicios sin hacer nada del otro mundo. La grada, llena y excitada por el estreno del héroe, buscaba el clásico «¡Vamos!» con puño al cielo del balear, sinónimo de puntazo marca de la casa, pero no hubo intercambios como para recordar. Así también se gana, y Nadal no quiso complicarse la vida en exceso.

Efectivamente, ese octavo juego del primer parcial fue definitivo para Auger-Aliassime, la prueba evidente de que aún le faltan horas de vuelo. Iba 40-0 con su saque, bolas nuevas, vía libre para nivelar a cuatro y achuchar al mallorquín al resto. No lo estaba haciendo mal, pero de golpe se le nubló la vista y desperdició su ventaja de manera lamentable lanzando cinco derechas largas, demasiada concesión ante un enemigo como el que tenía al otro lado de la red. Nadal, claro, aceptó ese regalo y dio el primer hacia un nuevo triunfo en Madrid, punto de partida para recuperar la confianza perdida.

Lo mejor es que no hubo síntomas de flaqueza en él, pues lo ha pasado bastante mal estos últimos días por culpa de un virus gástrico. Se le vio bien de piernas, correcto en el toque de bola y seguro en los momentos importantes, si bien es cierto que no se puede tomar como un examen real ya que Auger-Aliassime, 30 del mundo, no le exigió ni la mitad de lo esperado. De hecho, le abrió la puerta de la victoria de par en par al perder su saque nada más empezar el segundo episodio.

Nadal, y eso es una buena noticia, exhibió la seriedad necesaria salvo a la hora de cerrar el partido, pues se hizo un lío con 5-2 y perdió el saque con una doble falta. Enmendó de inmediato ese error y limpió la mancha al resto para cerrar un triunfo expeditivo. Fin de la historia en una hora y 37 minutos y a pensar en Frances Tiafoe, otro joven con proyección y que antes eliminó a Philipp Kohlschreiber (6-4, 3-6 y 6-3).