El Real Zaragoza toma oxígeno tras ganar con justicia al Nástic (1-3)

El Real Zaragoza lograba en Tarragona romper una dinámica de más de dos meses sin conocer la victoria. Un 3 de 24 en cuanto a puntos que había sumido a los blanquillos en la zona de descenso, de la que logran salir tras vencer al Nástic por un justo y contundente 1-3, remontada incluida.

Alcaraz sorprendía con una variante táctica y con muchos nombres nuevos en la alineación. El equipo se plantaba con 5-3-2, juntando como centrales a Verdasca, Perone y Nieto, con Delmás y Lasure de carrileros. También volvía Ros a la titularidad junto a Eguaras y Pep Biel en la medular, dejando la punta para Pombo y Gual. Pero días y días después de una lamentable primera parte ante el Granada, el equipo no salía, precisamente, con la mentalidad ni concentración adecuadas.

Corría el minuto 3 cuando Fali remataba a las mallas solo completamente, a pies parados y después de un córner, con todo el sistema defensivo como espectadores de lujo. Podía haber sido un espejismo, pero pronto se comprobó que no. Porque en dos acercamientos consecutivos merodeó el Nástic la sentencia, de nuevo a balón parado cortando in extremis Nieto y a la contra siendo Perone el ejecutor de un corte decisivo.

Al menos se cortó la sangría atrás y el Real Zaragoza comenzó a tener más el balón. Nieto como central zurdo y Javi Ros eran los que, cada vez con más asiduidad, encontraban en posiciones ventajosas a Gual y Pombo. Eso sí, cada intento de disparo de ambos se quedaba en gaseosa, si no se perdían antes en recortes poco fructíferos. Pero al menos se percibía un paso adelante.

Y pronto se encontró el premio. En un córner botado por Ros, el local Djetei ponía el cuerpo, rebotándole el balón y colándose en propia portería. Valía y sabía a gloria. El Real Zaragoza supo leer lo que ocurrió hasta el descanso, con poca mordiente pero sí dando sensación de mayor estabilidad. Pep Biel iba creciendo también en el verde, aunque las últimas intentonas no moverían el electrónico, encarnadas en un Gual con nula capacidad para oler sangre durante los primeros 45 minutos.

Segunda parte

El guion tras el paso por vestuarios no se movería en exceso, con el Real Zaragoza dominante y el Nástic cómodo en el papel de esperar atrás y buscar sin sonrojo a Suárez y Manu del Moral con balones largos. En principio la situación andaba controlada, pese a que los maños no encontraban la fórmula exacta para hacer intervenir a Becerra. Lo observaba todo de cerca el arquero, pero sin el peligro suficiente como para hacerle temer por el tanto.

Era Pep Biel el que mejor lo leía, otra vez, y tras escorarse a banda zurda ponía un servicio perfecto al corazón del área que no encontraba destinatario en Gual, sin alma de nueve puro. Y el premio a MVP del partido se lo ganó con creces en el minuto 64. El mediapunta tomaba la responsabilidad en una falta en la frontal, colocando un soberbio zurdazo por encima de la barrera que sorprendía a Becerra para hacer el 1-2.

En el minuto 71 regresaría a los terrenos de juego tras su lesión Álvaro Vázquez entrando en sustitución de Gual, quien lo intentó todo pese a no encontrar frutos. Lo más difícil, remontar, estaba hecho. Faltaba consolidar el triunfo o bien a través de intentar el tercer tanto o bien no arriesgando nada atrás, intentando estar juntos y defender fuerte.

Se optó por dar un paso atrás, algo incomprensible, y el Nástic aprovechaba para adelantar líneas y empezar a poner en aprietos a los de Alcaraz con envíos directos al área. El guía en ataque maño, Pep Biel, dejaba su sitio a Alberto Zapater en el 84. Ya sólo el paso de los minutos separaba al Real Zaragoza de volver a ganar más de dos meses después, concretamente desde el 0-4 al Oviedo.

Y se conformaría en el descuento. Incomprensible pase atrás de Jiménez aprovechado por Vázquez, el más listo de la clase, para plantarse ante Becerra y batirle con comodidad por abajo. Era el 1-3 y suponía romper la mala dinámica, salir de puestos de descenso y, por qué no, tomar un oxígeno más que necesario. Porque la zona roja comenzaba a quemar demasiado.