Bruselas pedirá ajustes a España si se desvía de las metas de déficit

Italia y su Gobierno populista son la gran preocupación de Europa. Pero España es el país más señalado por las reglas fiscales de la UE: Bruselas ha presentado hoy las recomendaciones específicas por países y España es el único país de Europa con un déficit superior al 3% del PIB, tras la salida de Francia del procedimiento por déficit excesivo. La economía española se queda en solitario en ese pelotón de los torpes, a pesar de que lleva años creciendo al 3%. La Comisión Europea cree que el presupuesto español «cumple en términos generales» con las reglas. Pero da un serio toque de atención al Gobierno después de las últimas subidas de pensiones previstas para este año y 2019: el presupuesto español «es expansivo», concluye la Comisión, y si España se desvía de las metas del déficit, como creen Bruselas y hasta la AiREF española, el Gobierno «debe estar listo para tomar medidas adicionales».

Bruselas cree que el Gobierno ha optado por políticas expansivas pese a que la deuda pública roza el 100% del PIB. Apunta que Madrid fía la rebaja del déficit por debajo del 3% del PIB a «factores cíclicos»: únicamente a la recuperación de la economía. Pero la mayor advertencia viene por el lado del supuesto compromiso reformista del Gobierno del PP: «Los incrementos de pensiones fijados en el proyecto de presupuestos y el retraso del factor de sostenibilidad ponen en duda el compromiso de España con la reforma de pensiones». En plata: Bruselas cree que España revierte esa reforma de pensiones. El ministro Román Escolano ha subrayado una y otra vez que el Gobierno no ha aprobado una contrarreforma: Bruselas no se fía. Y va aún más lejos: «En relación a los empleos, las pensiones actuales están entre las más altas de la UE», dicen las recomendaciones específicas para España, que ven claramente inconveniente la subida —en periodo preelectoral y tras las movilizaciones de los pensionistas en la calle— cuando España tiene serios problemas de pobreza y desigualdad, incluido riesgo de pobreza para los trabajadores de más bajos salarios.

«Ni los objetivos de déficit fijados ni el esfuerzo fiscal se van a cumplir este año», según la opinión del Ejecutivo comunitario sobre el proyecto de presupuesto español, que reclama un esfuerzo fiscal del 0,65% del PIB (unos 7.000 millones de euros) en 2019 pero cree que debería haber recortes incluso este año si es necesario.

Tras un decenio de incumplimiento en incumplimiento, el dato fundamental para España es acabar 2018 con un déficit público por debajo del 3% del PIB. Bruselas no tiene dudas de que el Ejecutivo puede lograrlo: el agujero fiscal cerró el año pasado en el 3,1%, y con la economía creciendo a toda velocidad no debería haber problemas. Y aun así, los semáforos están en ámbar. La meta fiscal para este año es del 2,2% del PIB, prácticamente inalcanzable tras las últimas medidas aprobadas por el Gobierno. Y la mayoría de vientos de cola que han permitido a la economía española recuperarse desaparecen o están en vías de desaparición: el petróleo ha iniciado una escalada, y los tipos de interés subirán previsiblemente a partir de la primavera del año que viene. Las primas de riesgo ya han sufrido un primer arreón, por la inestabilidad procedente de Italia y el contagio a las economías periféricas. España es firme candidata a ese contagio, con una deuda pública del 100% del PIB, una deuda privada del 250% del PIB, una deuda externa muy abultada y sin apenas colchones fiscales para la próxima crisis.

En lugar de crearse margen de maniobra para cuando lleguen las vacas flacas, el Gobierno se ha visto obligado a pactar subidas de pensiones de 1.500 y 1.600 millones para 2018 y 2019, que permiten a Mariano Rajoy salvar la legislatura pero afean el currículo de supuesto alumno aplicado de España. Esta vez es Italia quien está en el centro de todas las dianas. España crece, ha saneado los bancos y está menos señalada. Pero Bruselas lanza en su informe una retahíla de advertencias en una de las economías con más deuda, con más paro y con peores indicadores sociales de Europa. Si vienen curvas por Italia o por cualquier otro lado, la economía española sufrirá el temido efecto contagio: eso está cada vez más claro.