Pompeo visita el Golfo para pedir «unidad árabe» frente a Irán

Para Mike Pompeo fue «todo un honor» pasar antes por Arabia Saudí e Israel que por su despacho, tal y como confesó el secretario de Estado estadounidense a los periodistas presentes en Tel Aviv tras su encuentro con el primer ministro, Benyamin Netanyahu. A falta de menos de dos semanas para el final del ultimátum de Donald Trump para retirarse del pacto nuclear con Irán, Pompeo visitó a sus dos grandes aliados regionales y les adelantó lo que es un secreto a voces: «si el acuerdo no puede corregirse», Estados Unidos «se retirará». Una decisión demandada con insistencia por israelíes y saudíes, preocupados por la expansión de Irán y su creciente influencia en la región.

Desde Teherán, Bruselas o Moscú recuerdan a la Casa Blanca que el texto firmado en 2015 no admite variaciones. Los informes de la Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA) muestran que los iraníes cumplen lo pactado, pero Pompeo consideró que el pacto «ha fallado» en el propósito de «moderar» el régimen iraní, al que acusó de «desestabilizar toda la región» y afirmó que, «al contrario que la Administración precedente, no descuidaremos la gran extensión del terrorismo iraní». Una alusión al doble mandato de Barack Obama, que puso fin a 34 años de enfrentamiento con los iraníes con la firma de un acuerdo que, según Obama, hizo «el mundo más seguro».

Pompeo tiene el mismo discurso que Trump y en sus encuentros con el rey Salmán, en Riad, y Netanyahu, en Tel Aviv, insistió en que «la cooperación estrecha con nuestros aliados es clave para hacer frente al maligno y desestabilizador Irán». En Arabia Saudí le pidieron nuevas sanciones contra la república islámica por su programa de misiles balísticos y su «interferencia en los asuntos de los países de la región». En el Estado judío le advirtieron de que «la mayor amenaza para el mundo es la posibilidad de que un arma nuclear caiga en manos de radicales islámicos, especialmente Irán».

Netanyahu se mostró exultante al recibir a quien definió como «un amigo de Israel» y aseguró que las relaciones entre los dos países «son más fuertes que nunca». Las mismas palabras que pronunció ante Trump, que podría regresar a Tierra Santa el 14 de mayo para la inauguración de su la Embajada en Jerusalén.

Irán fue el monotema de un viaje oficial relámpago en el que Pompeo también tuvo tiempo para pedir a los saudíes «unidad en el Golfo», o lo que es lo mismo, el final del bloqueo que sufre Catar desde junio de 2017 cuando los gobiernos de Arabia Saudí, Bahréin, Egipto y Emiratos Árabes Unidos rompieron relaciones con Doha y le acusaron de «apoyar el terrorismo».

A su paso por Tel Aviv, el ex director de la CIA apenas realizó mención al conflicto entre israelíes y palestinos. Pompeo sucede en el cargo a Rex Tillerson, un secretario de Estado que no visitó Israel durante sus meses al frente de la diplomacia estadounidense y que tenía diferencias con la estrategia de Trump en la región.