Cuatro avisperos políticos en Madrid a tan sólo un año de las elecciones

Cuando resta un año para las elecciones municipales y autonómicas, prácticamente ninguna de las formaciones madrileñas tiene nominados a sus aspirantes, a caballo entre las quinielas y los equilibrios internos. Solo Podemos dio a conocer este sábado a los componentes de la única lista que se presentará a las primarias para la Asamblea. La polémica del máster de Cifuentes ha irrumpido como un tsunami político, provocando un cambio radical en lo único que parecía seguro. Si hace apenas un mes el PP solo estaba preocupado por quién presentar para derrocar a Manuela Carmena, ahora hace malabarismos para mantener el Gobierno regional. Podemos, PSOE y Cs, cada uno en su medida, tampoco son una excepción, especialmente por la constante lucha de poder en los primeros y los bandazos casi inexplicables de los socialistas.

La moción de censura del PSOE contra Cifuentes, apoyada por Podemos y Ciudadanos, es el punto de inflexión que marca el futuro popular. Si la presidenta regional no dimite antes de su celebración, cuya fecha límite es el próximo 7 de mayo, el PP perderá el Gobierno de la Comunidad, que caerá en manos del socialista Ángel Gabilondo. Este extremo abre una dicotomía entre lo que pretende el partido a nivel regional y lo que quiere la dirección nacional. En el PP de Madrid, en su mayoría enrocados en la continuidad de su presidenta, juegan la baza de que este vuelco le pase factura a Ciudadanos, culpables de «entregar el mando a la izquierda» a ojos del electorado por el que disputan. Esta máxima está lejos de las pretensiones de Génova. Primero, porque el objetivo es mantener el Gobierno a toda costa —«no sabemos cuándo lo recuperaremos», sostienen—; y, segundo, porque en la cúpula saben que el argumento de que se regala la Comunidad a los radicales a cambio de nada acaba en el perfil de Gabilondo: es moderado y de diálogo, en las antípodas de la formación morada.

Cifuentes, fuera

Lo que pase después, ya con la mirada puesta en 2019, es otra cosa. Si la moción de censura finalmente no se vota, Mariano Rajoy es partidario de buscar un candidato que sustituya a Cifuentes de forma interina hasta las elecciones; tras esto se confía en que el año restante es suficiente para armar una candidatura a la altura de la plaza, el gran feudo popular. Ángel Garrido, «número dos» de Cristina Cifuentes, parece la opción más lógica para cubrir el expediente antes de los comicios; pero tanto esta como el resto de decisiones están supeditadas en cualquier caso al visto bueno de Rajoy. Por ello es improbable que, aunque la presidenta del PP de Madrid mantenga su cargo y el año restante depare un nuevo vuelco, pueda optar nuevamente a presentarse. El pulso, no obstante, sigue abierto. «No voy a dimitir porque no hay motivos para ello», dijo esta semana la jefa del Ejecutivo.

Si en el PP el caso Cifuentes ha agitado sobremanera las aguas, en Ciudadanos la lectura es distinta. La dirección del partido encaraba la cita electoral con ciertas reservas respecto a Ignacio Aguado, que estaba un tanto cuestionado. Su papel en el escándalo, que lo sitúa como un pilar en la hipotética caída de la presidenta, ejerciendo una posición de fuerza para que asuma su responsabilidad, le ha dado oxígeno y podría repetir al frente del partido naranja en Madrid. Salvo un cambio inesperadísimo, tiene posibilidades de volver a formar tique electoral con Begoña Villacís.

El «chascarrillo» del PSOE

Si bien no hay nada que haga pensar que Ángel Gabilondo no vaya a encabezar la lista del PSOE para la Comunidad y sea uno de los candidatos que se adivinan seguros —siempre a falta de la confirmación oficial—, los últimos acontecimientos en la federación regional no invitan a que las elecciones de 2019 vayan a cambiar los problemas históricos del partido en Madrid. Se debe, fundamentalmente, a José Manuel Franco y su propuesta a Carmenapara que encabece la lista socialista para Cibeles, después desmentida con la justificación de que fue un «chascarrillo» sin mayor pretensión.

Lo cierto es que llueve sobre mojado y esto no gusta en Ferraz, como tampoco agradó que el propio Franco dijera en enero que constituir una «candidatura de izquierdas», al lado de Podemos, sería bien vista en el partido. Después de tocar suelo con nueve concejales en 2015, hacer siquiera sombra a la actual alcaldesa es ya casi un éxito. La terna de futuribles, como en el caso del PP, es volátil. Si en los populares parecía claro que el elegido era Pablo Casado, y así lo demuestra su aparición en varios actos en la capital, en los socialistas se ha hablado de Cristina Narbona, Margarita Robles o Beatriz Corredor. Pero, como adelante hoy ABC, la idea de Sánchez es situar enfrente de Carmena, si ésta repite, a una mujer, para arrebatarle el bastón de mando a la actual regidora, de Ahora Madrid.

Batalla en Podemos por error

Esta semana ha servido para que Podemos pase de escenificar una nueva batalla interna, incluso con el intento de una suerte de «golpe de Estado» contra Pablo Iglesias, a mostrar una candidatura de «unidad» con Íñigo Errejón a la cabeza. Después de que se filtrase –por «error», dicen en la formación– un documento que reflejaba un acuerdo entre Errejón y Carolina Bescansa para apoyarse mutuamente, tanto en la Comunidad como en el Gobierno central, han tratado de silenciar los tambores de guerra con este acuerdo. La configuración de la lista, que precisamente fue el primer elemento de discordia entre «errejonistas» y «pablistas», se reconoce como el caldo de cultivo para un encontronazo futuro.

Al final, Errejón se ha hecho con 15 de los 25 nombres de la lista;los otros 11 son de la cuerda de su secretario general en la Comunidad, Ramón Espinar. Este es un equilibrio complicado, muy alejado de la foto de fraternidad del jueves entre Iglesias, Errejón y Espinar. De hecho, el sector anticapitalista se ha borrado de las primarias. Una de las «errejonistas» confirmadas es Tania Sánchez, exnovia del líder de la formación (con el que la relación actual es pésima) y que concurrió junto a Rita Maestre para el control del partido en Madrid con la opción contraria a Pablo Iglesias y Ramón Espinar.

La gran incógnita es si Manuela Carmena repetirá. En Ahora Madrid son conscientes de que sin ella lo más probable es que se pierda la capital. Convencerla será difícil mientras tenga que seguir contando con ediles tan radicales como Rommy Arce, Celia Mayer o Carlos Sánchez Mato, quienes han lastrado la política en Cibeles en estos tres años. Para que la regidora vuelva a presentarse, aseguran en su entorno, es condición ineludible que estos nombres y similares no concurran a su lado.