El independentismo utiliza el pleno para cargar contra las instituciones del Estado

El presidente del Parlament de Cataluña, Roger Torrent, ha suspendido la sesión de investidura a la que debía someterse Jordi Turull y la ha reconvertido en un pleno para abordar la situación política. La oposición había pedido la cancelación de la sesión, pero Torrent ha decido mantenerla para abordar «la excepcionalidad» de la situación tras el ingreso en prisión de cinco líderes independentistas, entre ellos el propio candidato. «El Estado está impidiendo que se refleje la soberanía expresada libremente en las urnas», ha afirmado Torrent. El Gobierno de Mariano Rajoy había advertido al presidente de la Cámara que podría cometer una ilegalidad si persistía en la celebración de la sesión de investidura. El  debate ha derivado en un reguero de acusaciones de los partidos independentistas contra las instituciones del Estado.

Con la anulación de la votación, Torrent ha evitado infringir la legalidad. El Tribunal Constitucional ya dictó en el auto sobre la fallida investidura de Puigdemont la necesidad de que estuviera presente. Y la misma Ley de Presidencia de la Generalitat obliga a que los candidatos a asistir al debate. No tiene ningunas ganas el independentismo de sumar más imputados a la causa. Torrent no ha cruzado la línea roja, pero ha intentado cumplir con el deseo expresado por Turull de celebrar la sesión. «No se puede estar aquí porque está en la cárcel. En estas condiciones no se puede celebrar el pleno, pero ante la gravedad de la situación hace falta que hablemos», ha afirmado. La sesión se ha diseñado para que cada grupo pronunciara un discurso de 15 minutos. El Partido Popular ha considerado que el pleno era un «fraude de ley» y sus cuatro diputados han abandonado el hemiciclo. «Compartimos que hay que hablar, pero este no es el formato», ha apuntado Albiol, que ha instado a celebrar una junta de portavoces. Ciudadanos se oponía a la sesión pero ha participado finalmente.

Turull, procesado por rebelión y malversación, había pedido a través de sus abogados que se celebrara la segunda sesión, por «dignidad del Parlament». En la primera sesión perdió por 64 votos a favor y 65 en contra y no había ningún indicio de que esa situación se revertiera. La sesión ha reflejado de nuevo dos bloques, aunque el PSC y  Catalunya en Comú han pedido romper esta división para destascar el conflicto.

La sesión ha tenido un elevado componente emocional —la bancada independentista ha aplaudido de forma larga a los familiares de los presos— y tampoco ha dejado visibilizar el futuro político más allá de apelaciones a romper la política de bloques por parte, especialmente, del PSC y de Catalunya en Comú. Sergi Sabrià, portavoz de ERC, ha sintetizado su discurso en dos frases: “No hay espacios para la equidistancia», ha dicho. «El Estado no ha destrozado el independentismo. Ha firmado su propia sentencia”, ha asegurado tras un reguero de acusaciones contra las instituciones. Quim Torra, de Junts per Catalunya, ha reivindicado que los catalanes puedan votar. “¿Por qué el unionismo no nos convence de que tenemos que seguir en España?”, se ha preguntado. “¿Qué van a hacer con dos millones de independentistas?”. Natàlia Sànchez, de la CUP, ha sentenciado que Cataluña ha sido víctima de “un golpe de Estado” en referencia a los encarcelamientos.

Tras el silencio del PP, Inés Arrimadas se ha mostrado implacable. La líder de Ciudadanos ha dado por muerto el procés y ha realizado este retrato del independentismo: «Señores y señoras del procés: pensaban que se enfrentaban a Rajoy pero se enfrentaban a una democracia europea del siglo XXI. Ni ustedes son solo Cataluña ni Rajoy es España”. Arrimadas ha evitado cualquier alusión a los cinco presos pero sí se ha referido indirectamente a Marta Rovira, a la que ha acusado de «huir» mientras los autónomos pagan sus impuestos. Su tono ha sido muy diferente al de Miquel Iceta, que se ha mostrado dispuesto a hacer «un esfuerzo de empatía» pese a reconocer la distancia abismal que le separa de los independentistas. Iceta ha llamado a reconstruir puentes entre los bloques y ha asegurado que la solución a la actual crisis política pasa por tejer «mayorías muy amplias» que permitan, entre otras cosas, restaurar el autogobierno.

Xavier Domènech, líder de los comunes, ha arremetido contra el auto del juez y ha recriminado que ahora mismo “no hay justicia ni apariencia” al considerar que el auto se basa en falsedades para apartar a los líderes independentistas de la vida pública. “La peor lógica de la democracia es la lógica de los vencedores y vencidos”, Domènech ha pedido crear lo que ha denominado «frente democrático» que vaya desde el PSC a la CUP, con los sindicatos incluidos, y ha apelado a las fuerzas independentistas a formar Gobierno. «Si no lo logran, vengan aquí, lo reconocen y busquemos mayorías alternativas», ha insistido.