El Ministerio de Transportes plantea la ejecución de las obras necesarias por tramos para no cortar la línea. Se prevé estrenar en solo dos o tres años y pretende elevar la oferta de Renfe, Ouigo e Iryo
El ministro de Transportes y Movilidad Sostenible, Óscar Puente, ha encendido el debate en Zaragoza sobre la prestación de servicios de alta velocidad en la capital aragonesa con su anuncio de que aumentará la velocidad máxima en el corredor Madrid-Barcelona hasta los 350 kilómetros por hora. Una importante novedad que se ha recibido con muchas dudas en el ayuntamiento y en el Gobierno de Aragón sobre si la estación de Delicias también entra en los planes del Gobierno central para atraer esa importante mejora al corredor ferroviario más utilizado del país o solo beneficiará a las dos grandes ciudades dejando fuera al resto de paradas intermedias por las que pasará de largo.
Pues bien, parece que no será así, según ha podido saber EL PERIÓDICO DE ARAGÓN, en el plan del ministerio no solo se incluye el objetivo de que estos nuevos trenes tengan parada en la estación intermodal de Delicias sino que además está previsto que aumenten las frecuencias diarias con el arrastre que la medida tendrá para la oferta de Renfe, Ouigo e Iryo, con las que ya se está trabajando desde Madrid.
El objetivo del ministro de Transportes es conseguir que «Zaragoza pueda estar a una hora o menos de Barcelona y Madrid con la renovación de la línea», aseguran las fuentes consultadas por este diario que están al corriente del proyecto de Puente. Y se conseguirá relativamente pronto en función de cómo y cuándo se ejecuten las obras necesarias para conseguir que los trenes puedan circular a una velocidad máxima de 350 km/h, unos trabajos cuyo «inicio será en 2026» y en un calendario que se plantea ejecutar por tramos para no tener que interrumpir en ningún momento el servicio actual de alta velocidad, dejando miles de afectados al día solo por agilizar su implantación.
«Se renovará el trazado por fases», afirman las fuentes consultadas por este diario, y lo que ya se sabe, porque ha salido a licitación, es que los trabajos necesarios «se harán en tramos de 30 o 60 kilómetros, de forma que en el tramo renovado se circulará a 350 km/h pero en el resto no hasta que se complete». Es decir, la reducción de tiempo efectivo en el trayecto entre Zaragoza y Madrid o Barcelona puede producirse a lo largo de 2028 o en 2029. «Los plazos no están todavía definidos, pero la reforma integral se podría hacer en un plazo de dos a tres años», aseguran las fuentes consultadas.
De hecho, ya hay antecedentes de estas obras, ya que se acaba de terminar la renovación de la infraestructura en el corredor Madrid-Sevilla y ahora se impulsará la del eje entre Madrid y Barcelona. Y cuando termine este, lo más probable es que se ponga en marcha la renovación entre la capital de España y Valencia. En el caso que afecta a Zaragoza se ha optado por hacer una ejecución progresiva por los efectos que está teniendo, por ejemplo, la transformación que se está produciendo en la línea convencional y para mercancías en el eje de Zaragoza-Madrid, para la futura autopista ferroviaria, y en la línea de Teruel, para su electrificación y adaptación al futuro Corredor Cantábrico-Mediterráneo, donde se cortaron totalmente para agilizar los trabajos y acabarán en el primer cuatrimestre de 2026 con varios meses de retraso sobre el calendario previsto.
Lo que todavía no está definido es cuántos y qué trenes de los que podrán circular a 350 km/h tendrán parada en Zaragoza, porque está en un trámite muy inicial y dependerá de la explotación comercial de Renfe y los operadores Iryo y Ouigo, lo que no impide que, como denuncia Zaragoza y la DGA, vaya a haber trenes directos entre Madrid y Barcelona que pasen de largo. Pero eso no es una novedad, ya está pasando desde que la alta velocidad llegó a Sants, en febrero de 2009.
Lo novedoso es que ese aumento de velocidad generará más surcos en la vía que aprovechar y con ello más frecuencias que ofertar, que dependerá siempre de los que las tres operadoras actuales quieran y puedan aprovechar. Por eso la conflictividad actual entre administraciones que se ha disparado durante las primeras horas y días tras conocerse el anuncio. Lo que sí está decidido es que Renfe destinará a esta futura línea, en 2028 o 2029, los mejores trenes de la flota que son capaces de alcanzar esta velocidad máxima.
Pero tendrá más beneficios esta importante novedad en la línea de alta velocidad, y es que se confía en que conseguir una conexión fiable en menos de una hora con Madrid y Barcelona tendrá un efecto positivo en el aeropuerto de Zaragoza, ya que «podría beneficiar a la llegada de vuelos por competitividad y precios».
Tampoco se escapa que existe el riesgo de que haya un efecto contrario, que muchos viajeros de Aragón y su área de influencia acaben optando por recurrir más a los vuelos que ahora se ofertan desde Madrid o Barcelona, un hábito que ahora ya se produce pero por la escasa oferta de rutas que hay desde la pista Garrapinillos. Actualmente, con el análisis que se hace desde Aragón, se estima que en torno a la mitad de los pasajeros aragoneses que viajan en avión cada año opta por despegar desde las terminales de Barajas o El Prat, por la mayor oferta de viajes.
Otra de las ventajas que puede tener esta reducción de tiempos del trayecto con Madrid y Barcelona es lograr que quizá muchos aragoneses que se han ido a vivir a estas ciudades por motivos de trabajo o estudios cambien de hábitos y regresen a Aragón en busca de mejor calidad de vida o un ahorro de costes, ya que el precio de la vivienda allí está desorbitado.










