Pilar Astier-Peña, presidenta de la Organización Mundial de Medicina de Familia: «La digitalización de la sanidad tiene que quitar trabajo, no aumentarlo»

La aragonesa es la primera mujer española en ostentar el cargo, al que llega tras haber trabajado en hospitales y en centros de salud y haber ejercido también la docencia. Entre sus fines se marca reforzar los equipos y potenciar el trabajo multidisciplinar.

Es la primera mujer española presidenta electa de la Wonca, la Organización Mundial de Medicina de Familia. ¿Qué supone este hito para usted?

Es un honor y una enorme responsabilidad. Y es también un reconocimiento a la Medicina de Familia española y aragonesa, y al trabajo de miles de profesionales que demuestran cada día que una Atención Primaria fuerte mejora la salud y la equidad. La evidencia internacional es robusta: los sistemas con Primaria fuerte que promueven una relación continuada de las personas con su médica o médico de familia consiguen mejorar la supervivencia y reducen la mortalidad, el impacto de las desigualdades y el uso de servicios hospitalarios y urgencias.

¿Qué le llevó a presentar su candidatura?

Mi trayectoria clínica, docente, investigadora y de gestión me ha enseñado que la Medicina de Familia es palanca para la salud de las personas y las comunidades. Quise poner esa experiencia al servicio de la Wonca, para sus organizaciones miembros, y conseguir ser más influyente ante la OMS (Organización Mundial de la Salud) y la ONU (Organización de las Naciones Unidas) y más cercana a las realidades con mayor necesidad de inversión en Atención Primaria de África, Asia o América Latina, sin olvidar Europa.

¿Cómo ha sido el camino a la presidencia?

Llevo cuatro años en la junta directiva de la Wonca mundial, asumiendo diferentes roles como presidenta del comité de membresía y de enlace con la OMS, trabajando en calidad y seguridad, formación de estudiantes y residentes de Familia, generando evidencias científicas con datos sobre el impacto que tiene la Primaria en la salud. La candidatura se construyó con muchas manos desde SemFYC (Sociedead Española de Familia y Comunitaria) y con el apoyo de CIMF, la región Iberoamericana. Tuvimos muchas médicas y médicos de familia detrás y redes de investigación y asociaciones de médicos de familias de todo el mundo.

También ha ostentado puestos de gestión en hospitales, ha trabajado en centros de salud y ha ejercido la docencia. Y ahora, un nuevo cargo. ¿Cuáles son sus funciones?

La Wonca articula a la Medicina de Familia mundial, dialoga con la OMS y apoya a más de 100 organizaciones miembro. 

¿Qué objetivos se marca?

Mis prioridades son cinco. La primera, reforzar los equipos de Atención Primaria potenciando el trabajo multidisciplinar, particularmente en zonas desatendidas. La segunda, promover una cultura global de calidad y seguridad del paciente. La tercera es posicionar la medicina familiar en los grados de Medicina a través de departamentos universitarios consolidados y facilitando que los estudiantes la experimenten desde los primeros años de sus estudios. Luego, quiero trabajar en dar visibilidad e influencia global de la especialidad haciendo abogacía ante los gobiernos nacionales, ante las organizaciones internacionales que definen asignación presupuestaria para salud. En quinto lugar está la colaboración de la Atención Primaria con la salud pública y esta con la comunidad. Potenciar la prescripción social y la salud planetaria.

¿Por qué es importante la Atención Primaria? Muchas veces se ha dicho de ella que es el «patito feo» de la sanidad, y también se la ha definido como la «puerta de entrada» al sistema sanitario.

Porque reduce mortalidad, reduce el impacto de las complicaciones de las enfermedades crónicas y reduce los ingresos hospitalarios y la atención urgente. Más médicos y médicas de familia se asocian a estos buenos indicadores de resultados en salud. No es una opinión mía personal, sino que lo demuestran estudios clásicos y recientes de Starfield, Macinko, Basu o Prior.

¿Y por qué ese «desencanto» con la Primaria? Aragón sufre un déficit de médicos en los centros de salud, especialmente en el medio rural.

El reto es multifactorial, y pasa por la demografía y dispersión, ya que en Aragón el 74% de los municipios tiene menos de 500 habitantes, el envejecimiento y la carga de cronicidad. Por otro lado están las condiciones de trabajo, que son poco atractivas, con un exceso de burocracia, temporalidad, cupos grandes y agendas tensa. La elección de especialidad responde también a incentivos y expectativas de los estudiantes. Por ello, es importante darles a conocer la especialidad de manera precoz al iniciar sus estudios de medicina. Las políticas de captación-retención deben ser flexibles y adaptadas al territorio con incentivos de vivienda, conciliación, posibilidad de compaginar clínica, docencia e investigación, y cuidar el bienestar emocional de los profesionales. Esto es clave para la calidad de la atención.

¿Falta más apuesta de las administraciones por la Medicina de Familia?

Se han dado pasos en cuanto a planes y financiación, pero aún es insuficiente para el cambio profundo que necesitamos. Se requiere de más tiempo clínico con los pacientes, continuidad y equipos completos, de menos tareas administrativas y de una financiación estable alineada con la evidencia de valor en salud y ahorro para el sistema en cuanto a reducción de uso de servicios de hospital o urgencias.

¿Y por la investigación en Primaria? ¿Se apuesta por ella?

Existe un ecosistema activo con el Instituto de Investigación Sanitaria de Aragón, el Instituto Aragonés de las Ciencias de la Salud y el Grupo Aragonés de Investigación en Atención Primaria. También se participa en redes nacionales y en proyectos europeos. Necesitamos consolidar estructura, tiempo protegido y reconocido de los médicos de familia para investigar y carrera investigadora en los equipos de Primaria. De esta forma, la investigación puede dar respuesta a problemas reales de la consulta y de la comunidad y seguir generando evidencias de los beneficios de la Primaria.

¿A qué grandes retos se enfrenta la sanidad aragonesa?

A atender a una población muy dispersa y envejecida garantizando acceso, continuidad y calidad, a atraer y retener profesionales en el medio rural, a reducir listas de espera y la presión en urgencias y a acelerar la digitalización con sentido clínico. Es decir, que quite carga, no que la aumente.

¿Por dónde pasan las soluciones?

Tengo cuatro prioridades claras basadas en evidencia. La primera, que los equipos de Primaria sean multidisciplinares, con reparto de tareas y tiempo clínico suficiente. Luego, que haya incentivos y condiciones de trabajo adaptadas a ruralidad, dispersión y también a los entornos urbanos más masificados. La tercera es que se haga una buena gestión de la demanda y se desburocratice por medio de la incorporación de tecnologías de la información e Inteligencia Artificial. Y finalmente que haya una inversión sostenida en Primaria e innovación evaluada con indicadores de resultados concretos que permitan seguir investigando para poner sobre las mesas de toma de decisiones que una Primaria fuerte disminuye hospitalizaciones evitables y uso de urgencias y aumenta la supervivencia con buena calidad de vida. Tener una médica de familia es un factor de protección para la salud.