En Madrid no hay mar, pero sí remo: cómo un deporte de costa ha atrapado a más de 200 personas en la capital

Cada año crece el número de licencias para remeros en la Comunidad, pese a ser una autonomía sin tradición en este deporte. Muchos se apuntan porque llegan de otras regiones o han visto en sus vacaciones a personas practicándolo

Es un martes cualquiera de otoño y el sol no da más de sí. Tras unos minutos de calentamiento y algo más de tiempo en el remoergómetro —una máquina que simula el movimiento de remar— un grupo de remeros se meten en la yola, un tipo de embarcación. Las bajas temperaturas quedan a un lado conforme las palas entran en contacto con el agua. Tras las primeras paladas, el frío comienza a desaparecer del cuerpo de los deportistas, mientras las gotas que salpican amenazan constantemente con bajar más la sensación térmica. Aunque el mar más cercano de Madrid se encuentre a unos 360 kilómetros de la capital, hay unas 250 personas para las que eso no es impedimento. Todas las semanas acuden, con distintas frecuencias, a Casa de Campo, el Retiro o Madrid Río con un único propósito: remar.

La Federación madrileña de Remo está formada por cuatro clubes privados y una escuela municipal del Ayuntamiento que echó a andar en el año 2013 y donde comienzan a remar los deportistas de entre 10 y 17 años. Cada temporada sus cifras crecen, especialmente desde la pandemia y los posteriores Juegos Olímpicos. «Mucha gente al principio nos confunde con el kayak. Pero después prueban, se dan cuenta de que no tiene nada que ver, y repiten», cuenta entre risas Lorena Rodríguez, miembro de la Federación madrileña de Remo. En general, las personas que deciden apuntarse lo hacen porque vienen de otras autonomías donde ya practicaban el deporte o porque lo han visto durante sus vacaciones de verano.

Poco a poco este deporte ha conseguido afianzarse en Madrid, aunque sea una afición que tradicionalmente se practica en las zonas de costa. Por ejemplo, según datos del Consejo Superior de Deportes, en 2024 había unas 2.663 licencias en Galicia, 2.785 en el País Vasco o 1.524 en la Comunidad Valenciana, frente a las 232 de la Comunidad de Madrid. Aun así, los clubes ven cómo cada año aumenta el número de licencias y cada vez más gente se anima a probarlo: las 250 licencias de 2025 suponen un crecimiento del 10% respecto al año anterior. «Y lo que hemos visto es que acabamos la temporada en junio con más gente aún», matiza la portavoz de la federación. No solo crecen las licencias. También aumentan sus reconocimientos en los campeonatos a nivel nacional, una categoría donde los remeros madrileños suman unas diez medallas.

Las clases de inicio son siempre en la categoría de remo olímpico. Pero posteriormente los alumnos tienen posibilidades de probar otras modalidades. Además de los entrenamientos habituales de los clubes y la escuela, la Federación también ofrece cursos de iniciación para adultos, e incluso actividades puntuales como team building — técnicas para mejorar la cohesión entre los trabajadores de una empresa—.

placeholderEntrenamiento en Casa de Campo (Cedida: Federación madrileña)
Entrenamiento en Casa de Campo (Cedida: Federación madrileña)

Los entrenamientos se realizan en tres lugares: el remo en sí se practica en los lagos de Casa de Campo y el Retiro, mientras que las sesiones de remoergómetro se realizan en las orillas del Manzanares. En el río de la capital, desde 2018, no pueden entrenar porque, tras la renaturalización del fluvial, se prohibieron estas prácticas.

La clave del éxito es «que es un deporte sin impacto, en el que se puede modular la fuerza y ajustar el nivel de cada persona», explica Rodríguez, quien presume de tener a muchos “veteranos” en sus filas. “¡El más mayor es un hombre de 74 años y algunas de las medallas que hemos conseguido son suyas!”, cuenta y subraya que uno de los beneficios de este deporte es «el gran refuerzo que tiene sobre la musculatura, una acción que ayuda muchísimo a la gente mayor». Aunque los remeros de Madrid tengan, mayoritariamente, un perfil senior, desde la Federación sostienen que el mayor auge de licencias se ha dado en los menores de 18 años, una franja de edad donde han crecido un 30% respecto a 2024.

Foto: esther-briz-oro-mundial-scull-remo

No solo las cifras de socios o premios consolidan este deporte en la comunidad autónoma. También los eventos. En noviembre, por ejemplo, la Federación acogió en Leganés el campeonato de España de remoergómetro por selecciones autonómicas. Diez remeros madrileños competirán con otros de Andalucía, Comunidad Valenciana, Cataluña o Galicia.

Uno de los deportistas de la Federación es Julián. Este joven lleva tres años en la escuela, donde empezó con 12 años tras practicar triatlón. Ahora compagina este deporte con sus estudios de secundaria, en el Centro de Alto Rendimiento del Instituto Ortega y Gasset. Allí es el único de su curso que se dedica a remar, pero eso no le quita las ganas de continuar. Llegó hasta la federación porque en triatlón su parte favorita era la natación. Y comenzó a buscar alternativas que implicasen actividad en el agua. «Es un deporte que te obliga a tener mucha disciplina y eso es lo que más me gusta. Me lo tomo muy en serio y veo resultados», explica el joven, quien ha viajado por todo el país para competir a escala nacional.

José tenía la misma edad que tiene ahora Julián cuando empezó a remar porque un vecino le convenció para que probasen juntos. Han pasado once años y, tras competir varias temporadas, ahora practica por ocio y es monitor de niños entre 9 y 15 años: «Nuestra idea siempre es enseñar técnica, pero que se diviertan y hagan equipo. Luego ya podrán coger nivel y competir. Pero es importante generar un sentimiento de compromiso en los pequeños, que tengan objetivos», finaliza.