Milagro en el Índico: la Armada rescata en buen estado a cinco náufragos tras seis días desaparecidos

La tripulación de la fragata Victoria asiste y remolca a cinco hombres que estaban en una situación crítica, con el motor roto y sin electricidad

Hay episodios que se escapan a la lógica de todas las estadísticas, incluso para la Armada española. Porque si se plantease una misión para localizar un pequeño pesquero a la deriva en la inmensidad del Índico, sin tener contacto directo con la tripulación, sería como buscar una aguja en un pajar. Contra todo pronóstico, eso es lo que les ha sucedido a los efectivos a bordo de la fragata Victoria, que han rescatado en buen estado a cinco náufragos de un pequeño barco de bandera yemení.

El episodio tuvo lugar el pasado 27 de noviembre. El helicóptero SH-60B de la Armada española, embarcado en la fragata Victoria, realizaba un vuelo de reconocimiento en la zona cuando detectó la presencia de un pequeño barco a la deriva; en la zona se les conoce como dhow, y son embarcaciones de madera empleadas habitualmente por pescadores.

A bordo del dhow había cinco individuos que realizaban señales inequívocas de ayuda. Saludaban y gesticulaban en busca de la atención del helicóptero. La emergencia era inconfundible. La aeronave contactó con la fragata Victoria, que se encontraba a unas 60 millas náuticas de distancia.

La respuesta fue inmediata: el buque español puso rumbo a la localización indicada por el helicóptero. Tras alcanzar la posición, echaron un rhib -embarcación tipo zodiac- al mar. Y, desde ella, establecieron el primer contacto directo con los cinco individuos que estaban a bordo del dhow.

Auxilio de la Armada al barco a la deriva en el Índico

“La tripulación mostró alegría desmedida antes incluso de que embarcáramos -relatan los militares españoles, en declaraciones recogidas por el Estado Mayor de la Defensa (EMAD)-. Estaban realmente preocupados por la situación de incertidumbre en la que se encontraban, y especialmente por sus familias. Todo fueron agradecimientos”.

La amenaza de un ataque pirata

Tras las primeras comprobaciones, los miembros de la Armada confirmaron que se trataba de un pesquero de bandera yemení que llevaba seis días sin propulsión ni electricidad, navegando a la deriva en la inmensidad del Índico. Las autoridades ya la habían dado por desaparecida. Todo apuntaba a un desenlace fatal.

En ese momento se activaron todos los protocolos establecidos. La fragata española, siguiendo instrucciones de la Operación Atalanta -desplegada por la UE en el Índico para garantizar la libertad de navegación-, contactó con el armador del pesquero para comunicarle la noticia.

Los mecánicos de la Armada española subieron a bordo del dhow yemení y evaluaron el motor, confirmando que era imposible repararlo. Las autoridades de la Operación Atalanta decidieron entonces que la fragata Victoria remolcase el pesquero hasta el puerto seguro más cercano.

Fue entonces cuando el Ministerio de Asuntos Exteriores de Yemen, a través del armador, trasladó su agradecimiento a los militares españoles: “Vuestra noble acción será siempre recordada con todo el respeto y admiración de la tripulación y todos sus familiares”.

El capitán de fragata Jorge Fernández de Navarrete

El capitán de fragata Jorge Fernández de Navarrete, comandante de la fragata Victoria, sostiene que la vida de la tripulación del barco no corría “peligro inmediato”, ya que contaban con provisiones y buena meteorología, si bien la situación de los náufragos era “de extrema vulnerabilidad” ante “un posible ataque pirata”.

Porque, como contó Vozpópuli, la misma fragata Victoria también ha sido protagonista en la liberación de un petrolero de bandera maltesa, el Hellas Aphrodite, que había sido secuestrado por piratas en el Índico. Los 24 miembros de la tripulación se encontraban a salvo en la ciudadela del buque, una cámara acorazada, aunque apenas tenían víveres para subsistir 24 horas.

El episodio pone de manifiesto que las amenaza de la piratería, tráfico de armas, seres humanos o drogas están contenidas gracias al despliegue naval y aéreo de la Unión Europea -con la participación de la fragata española y un avión D.4 Vigma del Ejército del Aire y del Espacio-, pero no erradicadas debido a la inestabilidad que se vive en tierra firme.