Las afirmaciones ocupan las páginas de la biografía León XIV, ciudadano del mundo y misionero del siglo XXI, que en octubre llegará a las librerías españolas
«Todos están invitados a entrar, pero no invito a una persona porque sea o no de una identidad específica, sino porque es un hijo o una hija de Dios. Todos son bienvenidos y vamos a conocernos y a respetarnos». Con esta afirmación, el Papa León XIV muestra su posición sobre un tema que considera «altamente polarizador» dentro la Iglesia: la situación de las personas LGBTI.
Es su primera gran entrevista, publicada este jueves en Perú y concedida a la periodista estadounidense Elise Ann Allen, de Crux Media. El diálogo ocupa las páginas de la biografía León XIV, ciudadano del mundo y misionero del siglo XXI, que en octubre llegará a las librerías españolas de la mano de la Editorial Destino. Allí, el Papa estadounidense afronta de frente temas como la familia, las bendiciones, los abusos o la situación en Gaza.

En ese contexto, León XIV reflexiona sobre la doctrina y las actitudes de la Iglesia: «La gente quiere que la doctrina de la Iglesia cambie, quiere que las actitudes cambien. Creo que tenemos que cambiar las actitudes, antes incluso de pensar en cambiar lo que la Iglesia dice sobre cualquier cuestión». Sin embargo, matiza claramente: «Me parece muy improbable, ciertamente en un futuro cercano, que la doctrina de la Iglesia cambie en términos de lo que enseña sobre la sexualidad y el matrimonio».
Y precisa: «Igual que hizo el Papa Francisco, he hablado sobre el matrimonio, sobre que la familia es un hombre y una mujer en un compromiso solemne, bendecidos en el sacramento del matrimonio. Pero incluso al decir eso, entiendo que algunas personas se lo tomarán mal».
En esa misma línea, continua y advierte sobre las bendiciones irregulares: «En el norte de Europa ya están publicando rituales para bendecir ‘a las personas que se aman’, es la forma en que lo expresan, lo que va específicamente en contra del documento que el Papa Francisco aprobó, Fiducia Supplicans».
Y precisa: «Por supuesto que podemos bendecir a todas las personas, pero no buscar una forma de ritualizar algún tipo de bendición, porque eso no es lo que la Iglesia enseña. Eso no significa que esas personas sean malas, pero creo que es muy importante, de nuevo, entender cómo aceptar a los demás que son diferentes a nosotros, cómo aceptar a las personas que toman decisiones en su vida y respetarlas».
La mujer en la Iglesia y la familia
Interrogado sobre el papel de la mujer, León XIV muestra continuidad con Francisco: «Espero seguir sus pasos, incluyendo la designación de mujeres en algunos papeles de liderazgo, en diferentes niveles, reconociendo sus dones y su aportación a la Iglesia de muchas maneras». Aunque de inmediato también señala: «Por el momento, no tengo la intención de cambiar la enseñanza de la Iglesia sobre la ordenación de mujeres diácono».
El Papa también dedica parte de la entrevista a la defensa de la familia. «La familia tradicional ‘padre, madre e hijos’ necesita ser apoyada, reconocida y fortalecida», afirma. Y añade una reflexión personal: «Me pregunto si la polarización y cómo las personas se tratan unas a otras no proviene también de situaciones en las que la gente no creció en el contexto de una familia donde aprendieran a amarse unos a otros, a vivir unos con otros, a tolerarse unos a otros y a formar los lazos de comunión. Eso es la familia». «Si quitamos ese bloque de construcción básico, se vuelve muy difícil aprender eso de otras maneras», asegura.
Gaza, abusos y política
El Papa no esquiva la actualidad internacional y aborda también la guerra en Gaza: «La palabra genocidio se está usando cada vez más. Oficialmente, la Santa Sede no cree que podamos hacer ninguna declaración al respecto en este momento. Hay una definición muy técnica de lo que podría ser un genocidio, pero cada vez más personas están planteando la cuestión». Una afirmación que no le impide añadir: «Ojalá no nos volvamos insensibles, porque no puedes soportar tanto dolor. No podemos ignorar esto como seres humanos y como cristianos. De alguna manera, tenemos que seguir presionando para intentar lograr un cambio allí».
En cuanto a la lucha contra los abusos dentro de la Iglesia, mantiene la línea de su predecesor: «Francisco reconoció la importancia del problema, pero, al mismo tiempo, que el tema del abuso sexual no puede convertirse en el foco central de la Iglesia. No podemos hacer que toda la Iglesia se centre exclusivamente en este tema, porque esa no sería una respuesta auténtica a lo que el mundo necesita en términos de la misión de la Iglesia».
Y subraya: «Los acusados también tienen derechos, y muchos de ellos creen que no se han respetado. Ha habido sacerdotes cuyas vidas han sido destruidas por ello. La ley existe para proteger los derechos de todas las personas». En materia política, el Papa deja clara su posición: «No veo que mi papel principal sea el de tratar de ser el solucionador de los problemas del mundo. Aunque creo que la Iglesia tiene una voz, un mensaje que necesita seguir siendo predicado en voz alta».