El zaragozano Eduardo Aguerri Sanz ha diseñado su propia red de autobuses urbanos para la capital aragonesa y asegura que sería un 29% más rápida que la actual
Eduardo Aguerri Sanz es un zaragozano de 52 años que en 2015 se propuso un reto: diseñar su propia red de autobuses con el objetivo de maximizar la eficiencia de los recorridos y conseguir que fuese lo más ágil posible. Con este propósito y ayudado por un amigo con el que rompió peras a mitad del proceso, Aguerri inició una labor minuciosa para recabar todos los datos que necesitaba para poder resolver la ecuación de la movilidad en la capital aragonesa.
¿El resultado? Si una sola persona realizase, de modo ininterrumpido, durante las 24 horas del día, todos los desplazamientos posibles dentro de la red actual tardaría 72 años y 218 días en recorrer todas las combinaciones. Con su modelo el tiempo total se reduciría hasta los 53 años y 143 días, números que en el día a día parecen no resultar útiles pero que dan cuenta, en un caso hipotético, de que la propuesta de este vecino de la capital aragonesa es más rápida.
Las preguntas que pueden surgir a este respecto son muchas, pero la primera podría ser perfectamente ¿por qué?. Por qué un zaragozano ha decidido invertir cinco años de su vida para diseñar la que, según sus datos, sería la opción más eficiente para la red de buses urbanos. «¿Y por qué no?», responde riendo.
«¿Por qué tenemos siempre que delegar en los políticos para hacer las cosas? Yo soy un ciudadano que ha tenido una idea. ¿Por qué no compartirla?», insiste. Aguerri, no obstante, reconoce que también hay otras circunstancias que le han llevado a sumergirse en este proceso de averiguación que se ha tomado «como un hobby«. «Me encanta resolver problemas de optimización», confiesa.
El hijo de un tranviario
Todo surgió cuando en un viaje a Madrid, montado en metro ensimismado, Aguerri posó sus ojos sobre el mapa del metro de la capital española. «Me di cuenta de que había una circular que se encargaba de distribuir a los pasajeros por el resto de líneas», dice. Eso se quedó guardado en un rincón de su mente, regresó cuando se implantaron en Zaragoza las primeras líneas circulares. Pero no fue hasta 2015, cuando se quedó en paro, cuando encontró tiempo para resolver este entuerto.
Pero hay más. Este informático es hijo de un tranviario y recuerda con cariño como su progenitor se dedicaba a transportar a los trabajadores hasta el centro desde los barrios que se construyeron en los años 50 y 60 en Zaragoza para asumir toda la inmigración que venía del campo.

Usuarios suben a la extinta línea 24 del bus de Zaragoza, en una imagen de archivo. / Miguel Ángel Gracia
Y es ahí, en la forma en la que creció la capital aragonesa, de donde derivan los problemas de una red de buses en el presente en la que muchas líneas se solapan y cruzan la ciudad de punta a punta, pasando por barrios en los que la densidad del tráfico es diferente, lo que hace que sea muy difícil ajustarse a unas frecuencias fijas.
Explica Aguerri que cuando las líneas de tranvía comenzaron a desmontarse, los barrios empezaron a exigir líneas de autobús que les devolvieran esas conexiones y así comenzó a diseñarse un mapa que, en el caso de Zaragoza, está lleno de líneas que cruzan en diagonal la ciudad. «Es un error. El ayuntamiento ha ido respondiendo a las quejas vecinales haciendo ñapas, pero nunca ha habido un modelo que considerara el conjunto, solo las peticiones específicas de cada barrio. Y el resultado que tenemos es una chapuza colosal», explica Aguerri, no sin saber la respuesta que tienen sus afirmaciones por parte de algunas asociaciones vecinales. Y si no que le pregunten a Valdefierro sobre la línea 24.
Una red en forma de margarita
Pero, ¿cómo sería entonces la red de buses urbanos si de Aguerri dependiese? El mapa tendría forma de margarita. Habría una línea circular que bordearía el centro y otras tantas, también circulares, que conectarían el centro con los perímetros de los barrios. Las marquesinas y paradas de la red serían exactamente las mismas que las que hay ahora, lo que cambiaría serían los trayectos.
Los recorridos de cada una de las líneas serían más pequeños y obligarían a realizar más transbordos. Pero esa incomodidad se evitaría porque las frecuencias de paso de los vehículos serían mucho menores.
Todo esto lo ha averiguado recabando él mismo todos los datos necesarios para despejar todas las incógnitas de la ecuación. Apuntando, poste a poste, los tiempos de paso de cada bus en la actualidad. «Así, siguiendo con la tradición familiar de conectar sueños y esperanzas, entre 2015 y 2020 diseñé y simulé un nuevo conjunto de trazados para los autobuses de Zaragoza, que es un 29% más rápido, más eficiente y que puede transportar hasta 2,5 veces más pasajeros, tantos como 20 líneas de tranvía, sin tener que pagar 200 millones de euros por cada una», resume.
Su propuesta, bien detallada en varios dosieres con decenas de páginas, la cede gratis al ayuntamiento. En 2023, antes de las elecciones, solo le recibieron el PSOE y Podemos. Y ahora que van a volver a licitarse los pliegos del contrato del bus urbano sin que sus averiguaciones hayan sido tenidas en cuenta solo pide una cosa: «Solo pido que alguien compruebe mis números y me diga si son correctos». Quiere saber si este problema, de esos que tanto disfruta, está bien resuelto.