Este lugar se encuentra incrustado en la roca, cargado de leyendas y vinculado al Santo Grial
Al sur de Jaca, oculto bajo una colosal roca caliza, se encuentra uno de los secretos más espectaculares del patrimonio español: el Monasterio Viejo de San Juan de la Peña. No hay iglesia que abrace la montaña con tanta intimidad ni claustro que condense tanta historia.
Declarado Monumento Nacional en 1889 y considerado el monasterio más importante de Aragón en la Edad Media, este conjunto monumental es también el lugar donde se forjaron los cimientos del Reino de Aragón y donde, según la tradición, se custodió durante siglos el Santo Grial.
El nacimiento del Monasterio Viejo de San Juan de la Peña
Cuenta la leyenda que fue un joven cazador llamado Voto (o quizá Oto, según la fuente consultada) quien dio origen a este lugar. Persiguiendo un ciervo por el monte Pano, su caballo se precipitó por un barranco… pero en lugar de estrellarse, descendió suavemente, como flotando. En el lugar donde aterrizó, Voto descubrió una cueva con una humilde ermita dedicada a san Juan, y el cadáver del ermitaño Juan de Atarés. Impresionado, vendió sus bienes en Zaragoza y se retiró junto a su hermano Félix a la vida eremítica en ese mismo punto. Lo que empezó como una pequeñísima cueva se convirtió en un gigantesco monasterio.
Poco después, en tiempos de lucha contra el dominio musulmán, un grupo de guerreros cristianos se reunió en ese mismo lugar y eligió a Garci Ximénez como su caudillo para reconquistar Jaca y Aínsa. De aquella alianza firmada en presencia de Voto y Félix surgiría el germen del Reino de Aragón. La montaña, habitada desde entonces, guarda entre sus piedras el germen de toda una corona.
La expansión y el crecimiento del Monasterio
El monasterio fue creciendo y ganando influencia gracias al favor de los reyes de Pamplona y de los primeros condes de Aragón. Bajo el reinado de Sancho Ramírez, se convirtió en Panteón Real. Allí descansan Ramiro I, Sancho Ramírez y Pedro I, junto a sus esposas. Esta zona del complejo, reformado en el siglo XVIII, es diáfana y delicadamente decorada con láminas de bronce, mármoles, estucos y medallones que narran algunas de las batallas más importantes para el Reino.
Por desgracia, dos incendios —uno en 1494 y otro en 1675— arrasaron buena parte del edificio. Fue tras el segundo cuando se construyó el Monasterio Nuevo, más arriba, en una meseta sobre la pradera de San Indalecio. Este segundo conjunto, de estilo barroco, fue inaugurado en 1705 y declarado Monumento Nacional en 1923.
Un añadido que cuenta historias: el claustro del Monasterio
Uno de los rincones más fascinantes del Monasterio Viejo es su claustro románico, excavado bajo la propia roca. Data del siglo XII y fue construido durante la reforma de Cluny. Sus capiteles esculpidos son una obra maestra: animales fantásticos y vegetación exuberante en la primera tanda; y representaciones bíblicas como Adán expulsado del Paraíso, los Reyes Magos a caballo o la resurrección de Lázaro en la segunda. Todo tallado con ese horror vacui tan propio del románico, lleno de teatralidad, simbolismo y movimiento.
El Monasterio de San Juan de la Peña, sede del Santo Grial
El monasterio está íntimamente ligado a la leyenda del Santo Grial. Según la tradición, la reliquia llegó aquí en el año 1071, trasladada desde la Catedral de Jaca, con motivo de la celebración de la primera misa con el rito romano, que vino a sustituir el rito mozárabe, en todo el Reino de Aragón. Permaneció custodiada en este lugar hasta 1399.
A finales del siglo XIV, el Grial se trasladó a Zaragoza, a la capilla de San Jorge del palacio de la Aljafería, y ya en el siglo XV, a la Catedral de Valencia, donde permanece hoy. Como homenaje, el cáliz volvió al monasterio en julio de este año.
Además del monasterio en sí, el entorno natural es impresionante. La visita es ideal para combinar con senderismo o visitas a Jaca y al Pirineo aragonés. Pero, incluso sin más planes, merece un viaje. Porque si hay un monasterio que parece arrancado de las páginas del libro de historia que estudiábamos de adolescentes, es este.