La belleza incomparable de la festividad religiosa toledana supera un año más las expectativas de color, emoción, fe, clasicismo y también modernidad con la Custodia de Arfe y la catedral como elementos protagonistas
Toledo engalanada por Dios. La catedral primada y la misa hispano-mozárabe. El rito secular con sus formas: la bendición antes de la comunión, la enseña del cuerpo. Autoridades religiosas, institucionales, políticas: en comunión. Gustad y ved, canta el sacerdote durante la Comunión: la grandeza de Dios. Allí, en la catedral está Page y el alcalde del PP, Carlos Velázquez (y en medio la delegada del Gobierno, la sanchista Milagros Tolón): comunión en Dios y en España. Por España. Todo por España, como dijo don Juan cuando reconoció a su hijo, el Rey Juan Carlos.

El arzobispo de Toledo, Francisco Cerro Chaves, durante la misa del Corpus, con Emiliano García-Page a la izquierda JUANMA JIMENEZ
La procesión ya ha comenzado, larga como una gran culebra de fe. De gala, de preciosidad. Las mantillas y el recato, la seriedad emocionante por las calles. El bullicio contenido. La Fiesta ordenada, la procesión es acompañar a Dios, es rezar. Y Dios pasa por las calles bellas, adornadas, limpias, milenarias, bien olorosas de hierbas, y las bendice en el sentimiento. La custodia-tesoro no es una imagen. Jesús va dentro de la joya. Por eso es especial: la procesión más especial, la procesión que comienza mientras la misa antigua termina, aunque en realidad no termina, pues continúa concentrada en la procesión.

Procesión de la Custodia de Arfe durante la celebración del Corpus Christi JUANMA JIMENEZ
El viril de la reina Isabel la Católica, la gema espectacular, un diácono la coloca en el centro de la custodia como si fuera un corazón: es Jesús vivo en su cuerpo de plata y oro de Custodia. Los sacerdotes arrodillados. Es belleza pura. Belleza divina a punto de salir de la catedral por la que vienen personas de toda España «para ver al Señor». Así lo dicen. Toledo es un cuadro desde los miradores y hoy lo es desde su interior. La hermosura es casi indescriptible. La pasión inunda los ojos de los asistentes: es el agua para el calor en este día colorido que huele a romero: el perfume de la naturaleza, de Dios, en honor a Jesús por parte de los fieles.

Decoración para la celebración del Corpus Christi con la catedral al fondo JUANMA JIMENEZ
La Fiesta grande de Toledo y cabría decir de España. Una mujer dice que Dios les ha hecho un favor porque «el sol no está como ayer». Está un poco nublado, lo que ayuda y en nada afecta al brillo de las flores, de los vestidos, de los blasones. Se mueve la culebra y está a punto de salir la Custodia. Las nubes son benditas. El pueblo las agradece como el agua en el desierto. Los capítulos siguen pasando: los infantones, los caballeros del Corpus Christi… ya lo hicieron las cofradías. Las mujeres guapas, los hombres elegantes. Los turistas esperan el paso grande, empujado por los seminaristas, que sale del Altar Mayor entre las naves hasta la Puerta Llana, la única de las puertas que no tiene escalones en la ciudad de las cuestas.
Se escuchan las salvas solemnes en Zocodover. Ya sale. Se han colgado los tapices en las paredes exteriores de la catedral. Los toldos dejan caer el sol por los lados de las calles estrechas y altas. Un espectáculo. Suena el himno español en medio de las salvas. La gente aplaude y llora. Se adentra La Custodia entre los toldos y las flores y los faroles: el encanto es insuperable, como la organización, la celebración, los caballeros mozárabes, los herederos de los cristianos de Al-Andalus. El simbolismo es mágico, elevado por los cánticos, por los vítores y los aplausos y los pétalos que caen desde los balcones sobre la Custodia de Arfe.

Llega la Custodia a Zocodover, núcleo del Toledo histórico, donde se detiene como catedral al aire vivo con la homilía del arzobispo para el pueblo, con la joya frente al Arco de la Sangre, la puerta monumental del X, construida por lo árabes. Dice el arzobispo que Toledo es hoy el centro del mundo y que la Custodia es su mayor tesoro. Cita al Quijote: «No olvides tus raíces cristianas, porque sabemos donde estamos, pero no sabemos donde estaremos».

Procesión de la Custodia de Arfe durante la celebración del Corpus Christi JUANMA JIMENEZ
Los cristianos que son peregrinos, dice monseñor Cerro Chaves. «Peregrinos de esperanza» que llevan su corazón a Jesús, la esperanza que no tira la toalla y la pequeña homilía que termina con el Padre Nuestro y el canto del Pange Lingua, el «misterio del Cuerpo Glorioso» cuya letra es de Santo Tomás de Aquino, como la oración del Corpus. Un diácono saca el viril de Isabel, que se lo entrega al arzobispo, quien, con él en las manos, imparte la bendición moviéndolo en la dirección de tres señales de la cruz para todos los fieles reunidos.
«¡Viva España!»
Letanías y el Aleluya de Haendel sobre Zocodover. La gloria infinita de El Mesías en Toledo y el mundo que llena de emoción las almas. Regresa ya la Custodia a la catedral un año más en procesión. Jesús sacramentado, el Santísimo Sacramento que vuelve al hogar entre salvas y bajo el himno español en el día de fiesta, en el día de devoción cuyo gran momento culmina en la lluvia de flores y de palmas y de alegría, deseada en los fieles y sobrevenida en los primerizos. Dios en la calle al que vienen a ver de toda España y el mundo por su gracia.