«Un té con las hermanas»: la original iniciativa de una parroquia para fomentar las vocaciones

La medida la ha lanzado un templo de Maryland para que las jóvenes puedan charlar con las religiosas y discernir si Dios las llama a ese estilo de vida

Una mesa impecablemente dispuesta con un mantel de algodón blanco impoluto, unos refinados juegos de tazas, platitos con dulces, unos pequeños cuencos de cristal con rodajas de limón y una gran tetera con infusión humeante. La parroquia no tiene por qué estar reñida con el buen gusto y con crear un ambiente acogedor. Así ocurre, al menos, en la parroquia de San John Neumann (no confundir con San John Henry Newman) de Gaithersburg, al norte de Washington DC, que celebra con éxito una iniciativa encaminada a fomentar las vocaciones religiosas entre las chicas jóvenes: «Un té con las hermanas».

El desarrollo es sencillo pero eficaz: Se convoca a las adolescentes que quieran saber más sobre la vida consagrada para charlar con monjas de distintas congregaciones en torno a una taza de te y pastas. El pasado 22 de febrero, alrededor de 30 jóvenes acudieron a la parroquia a media tarde –a la hora del habitual té anglosajón– para departir con seis religiosas y dos aspirantes que pertenecían a las Dominicas de Nuestra Señora de Fátima de Puerto Rico, a las religiosas de la Misericordia de Alma de Michigan y a las Hermanas de la Vida de Washington DC, según recoge el National Catholic Register. Durante el té, las jóvenes tuvieron la oportunidad de escuchar las historias vocacionales de las hermanas y sus explicaciones sobre cómo respondieron al llamado de Dios.

Una hermana dirige unas palabras de bienvenida a la treintena de jóvenes

Una hermana dirige unas palabras de bienvenida a la treintena de jóvenes

Es la octava vez que la parroquia organiza «Un té con las hermanas», que siempre ha tenido una periodicidad anual. Y los frutos –pequeños pero esperanzadores– han ido llegando: el año pasado, una feligresa profesó sus votos perpetuos en las Siervas del Corazón de Jesús, ubicada en Minnesota. En este último encuentro, Erin O’Donnell, de 18 años, y Audrey O’Donnell, de 15, han mostrado su inclinación por una posible vocación. La más joven, que está en un proceso de discernimiento vocacional, asegura que esta iniciativa «nutre» ese deseo de consagrarse a Dios, mientras que Erin explicó que «podría ser feliz como hermana, pero necesito mantener el corazón abierto a lo que el Señor quiere de mí», sin descartar la vida matrimonial.

«El Señor me pedía algo diferente y quería que yo fuera suya», le contó a las chicas la hermana de la Misericordia Mary Luke Feldpausch, que cursaba su tercer año de Medicina cuando respondió a la llamada a la vida religiosa. «Dios siempre nos demuestra cosas de maneras que nunca podríamos imaginar», y agregó: «Si tenemos un corazón abierto, el Señor proveerá».

La hermana Hosanna encontró su vocación precisamente en un encuentro similar a «Un té con las hermanas»: «Después de asistir a un retiro, conocí a algunas religiosas que eran personas muy libres y felices». «Dios te llama tal como eres», enfatizó. «Él quiere que confíes en Él», invitó a las jóvenes.