Apareció en las obras del nuevo Centro de Arte Edificio Mirador de Zaragoza y se trata del único cubo de la muralla metido dentro de un edificio antiguo
Los impulsores del Centro de Arte Edificio Mirador de Zaragoza (CAEMZ), el nuevo espacio artístico que va a abrir sus puertas en el número 177 de la calle Coso, lo sospechaban desde que compraron el inmueble que ocupaba el restaurante La Bastilla. Intuían que en su sótano podía esconderse, oculto en el subsuelo, uno de los torreones de la antigua muralla romana. Cuando sus indicios se confirmaron, la sorpresa y la alegría fueron mayúsculas.
«Ha sido un trabajo costoso en todos los sentidos porque hemos estado cinco años de obras, pero al final ha merecido la pena. Se trata del único cubo de muralla de la ciudad que está metido en un edificio antiguo y se encuentra en perfecto estado de conservación», ha destacado este viernes en la presentación del CAEMZ el arquitecto zaragozano Carlos Moros, promotor del nuevo espacio artístico y responsable de la rehabilitación del inmueble. El edificio data del siglo XVI y está catalogado como Bien de Interés Cultural. De hecho, está integrado en el monasterio de las Canonesas del Santo Sepulcro, ubicado en el último tramo del Coso bajo antes de llegar al Ebro.
Detrás de este nuevo proyecto cultural de iniciativa privada, que ya fue adelantado por este diario, se encuentra la fundación Viento del Norte, promovida por el propio Moros. En un principio, el arquitecto afrontó la iniciativa con la única intención de poder exponer las litografías que él mismo realizó con motivo del Estatuto de Autonomía de 1982, además de crear el centro de arte. Por eso, la aparición del torreón, que data del siglo III, fue recibida con los brazos abiertos. «Yo contaba los pasos desde el otro cubo y sabía que aquí tenía que haber otro, pero lo que desconocíamos era si seguía en pie», ahondó Moros.
El nuevo espacio artístico abrirá las reservas para poder visitarlo «en unos 15 o 20 días»
En efecto, el torreón descubierto sigue la línea que trazan los otros dos cubos que están a la vista de todos los zaragozanos en la fachada del convento del Santo Sepulcro. Sin duda, el hallazgo aportará un gran valor añadido a la visita del Centro de Arte Edificio Mirador, que también ha encontrado en su semisótano tres antiguos trujales de aceite de 120 años de antigüedad que se han reacondicionado.
Reserva para las visitas
Según ha indicado este viernes Moros, las reservas para poder visitar el nuevo espacio se abrirán en «unos 15 o 20 días», cuando esté operativa la página web. La entrada costará diez euros, que se podrán desgravar al ser una fundación, y el aforo será de 16 personas por visita para aprovechar al máximo la experiencia, que durará sobre una hora y media. A todos los visitantes se les entregará una tarjeta que funcionará como una audioguía en el móvil y que luego se podrán llevar para tener toda la información y los contenidos del centro.
«Queremos democratizar estos hallazgos arqueológicos tan importantes, y que esta parte tan llamativa de la antigua muralla romana pueda ser vista de cerca y tocada por todos los públicos», ha comentado el arquitecto. Y es que uno de los aspectos más sorprendentes de esta restauración es la conservación de una sección de la muralla de Zaragoza, que se puede ver y tocar dentro del edificio. La rehabilitación, que se ha desarrollado de manera «artesanal», también incluye un suelo transparente que deja ver el enorme grosor (de unos seis metros) de la antigua muralla romana.

El arqueólogo Juan Francisco Casabona (en primer término), la consejera Sara Fernández y el arquitecto Carlos Moros, este viernes junto al torreón. / Servicio Especial
El nuevo CAEMZ, que cuenta con tres plantas, ofrecerá un recorrido que aglutina desde los hallazgos de la Caesaraugusta romana hasta las nuevas expresiones que se podrán ver en su planta primera, dedicada a una sala polivalente que albergará muestras temporales dedicadas al arte digital.
En la planta baja del edificio se encuentra la recepción y la exposición permanente dedicada a las litografías que Moros realizó con motivo del Estatuto de Autonomía. Estas obras fueron objeto de una muestra itinerante que recorrió la comunidad hace 40 años, desde Jaca hasta Teruel, pasando por las tres capitales de provincia y varios municipios aragoneses, antes de concluir al año siguiente en Madrid y Barcelona.
Ya en la primera planta, el centro contará con una sala polivalente donde habrá exposiciones temporales y digitales, además de proyecciones. De hecho, el impulsor de esta iniciativa informó de que el cine «estará muy presente» en este nuevo espacio de la ciudad. No será en solitario, pues esta zona del edificio mirará al futuro con elementos como los NFT, el metaverso y la realidad virtual. El CAEMZ ofrecerá así un viaje al visitante que, sobre todo, buscará que este no sea un mero observador, sino que participe y se genere comunidad alrededor de esta iniciativa.
El aspecto audiovisual tampoco se quedará atrás, pues la sala polivalente contará con una pantalla de 20 metros para realizar proyecciones. No será la única pieza de este tipo que verá la luz próximamente, pues la web del CAEMZ también incluirá una, de cerca de 9 minutos de duración, que dará buena cuenta de este nuevo proyecto para la ciudad que, gracias a su ubicación y a su sugerente propuesta, puede convertirse en un interesante polo de atracción de visitantes.
La consejera municipal de Cultura, Sara Fernández, ha participado este viernes en la presentación del nuevo espacio artístico y ha agradecido la «generosidad y el altruismo» de Carlos Moros al recuperar este patrimonio histórico. «Este nuevo centro es una joya arqueológica en sí misma y no existía un espacio así en Zaragoza», ha subrayado Fernández, que también ha elogiado su «valentía» por apostar por el arte digital.