La conexión de los valles deberá hacerse realidad para diciembre de este año si se quiere acceder a los fondos europeos
El Gobierno de Aragón ha sacado a licitación el proyecto de unión entre las estaciones de Astún y Candanchú. La telecabina, que conectará ambas estaciones de esquí, cuenta con un presupuesto base que alcanza los 35 millones de euros (28.928.549,96 sin IVA). Una puesta en marcha a contrarreloj porque la conexión de los valles deberá hacerse realidad para diciembre de este año si se quiere acceder a los fondos europeos. De momento, la fecha prevista para el inicio del proceso de adjudicación es el próximo ocho de septiembre.
La telecabina tendrá un recorrido de 2,2 kilómetros, desde Reina Sofía hasta el Collado, en poco más de seis minutos. En una hora, se estima que las 60 cabinas de transporte lleven de un punto a otro a casi 2.000 personas.
Esta inversión, que forma parte del Plan Pirineos, ya contaba con once millones (ocho de fondos europeos y tres de la Diputación Provincial de Huesca) a los que se sumaron dos millones más de los fondos otorgados al Ayuntamiento de Montanuy, así como los trece millones de euros que se añadirán en el presupuesto de 2025. Con ello se alcanzaban 26 millones de presupuesto total de la obra.
Este plan del Ejecutivo autonómico busca convertir el Pirineo “en el motor de desarrollo de la provincia de Huesca y de toda la Comunidad Autónoma«. Así lo aseguró a finales de octubre de 2023 el presidente del Gobierno de Aragón, Jorge Azcón, en la presentación del proyecto que definió como un impulso “estratégico” para el turismo de nieve y “respetuoso con el medio ambiente”.
Ya en febrero del año pasado, el vicepresidente y consejero de Industria, Arturo Aliaga, adelantaba que esta conexión de los valles sería clave en la reducción de emisiones CO2. “Sin coger el vehículo, el que se aloje en un valle se sube a un telecabina en una estación, hace el esquí que le interese, se va a otra, y vuelve a las seis de la tarde”, expuso.
CUESTIONES MEDIOAMBIENTALES EN DEBATE
Unas declaraciones que no convencieron a las organizaciones medioambientales de Aragón, quienes se desplazaron hasta Bruselas en contra del Plan Pirineos. Destacaban el “impacto ambiental” que sufrirán los paisajes de Canal Roya y el Anayet. Sobre todo, las alarmas se encendieron con la unión de Astún y Formigal, cuyo plazo para contar con financiación europea es hasta diciembre de 2025. Con este debate fuera de la primera línea política, la medida continúa de momento en el cajón.
Poner en el mapa del turismo blanco al Pirineo aragonés propulsaría la afluencia de público en la zona. “Una propuesta contradictoria”, según los ecologistas, con el principio de no causar daño significativo (DNSH) de los fondos europeos Next Generation. La promoción del tráfico de vehículos privados en una zona de alta montaña y “con alto valor medioambiental” es, para las organizaciones, justamente lo que “potenciaría el incremento de emisiones de CO2”.
La Comisión Europea ya dejó claro, con el caso del estadio de la Fiorentina (Italia), que es imprescindible atenerse al principio establecido. Las penalizaciones podrían ser desde la retención hasta la anulación de la transferencia. No obstante, en todo momento el exconsejero Aliaga sostuvo que la unión se haría realidad «con la certeza» de que iba a ser «pulcramente correcta desde un punto de vista ambiental y de transparencia».
Sea como fuere, lo que continúa en curso es el telecabina entre Astún y Candanchú. Tras sacar a licitación su explotación, la tramitación seguirá con el PIGA que dará el visto bueno en cuestiones ambientales y de infraestructura.