El catolicismo tiene cinco ciudades santas (y tres de ellas están en España)

Caravaca de la Cruz, Santo Toribio de Liébana y Santiago de Compostela poseen este singular privilegio que solo comparten con Roma y Jerusalén

Tres de cinco. España no tiene rival en el mundo en cuanto a ciudades santas del catolicismo se refiere. Pero, ¿qué requisitos necesita una ciudad para ser considerada «santa»? Básicamente, ser un centro de peregrinación, albergar reliquias significativas y, el más importante: obtener de la Iglesia el derecho para celebrar un Jubileo Perpetuo, que implica un Año Santo cada 7 años con concesión de indulgencias perpetuas.
Roma, Jerusalén y Santiago de Compostela son las tres ciudades más conocidas del mundo por su condición de «santas»: la primera, por ser la sede de la Iglesia católica y el lugar donde fue martirizado San Pedro, su primer Papa; la segunda, porque en ella murió Jesús en la cruz, y la tercera, por albergar el cuerpo del apóstol Santiago. Las otras dos ciudades santas son mucho más pequeñas: Santo Toribio de Liébana, en Cantabria, y la última en sumarse al listado –entró en 2003–, Caravaca de la Cruz, en la Región de Murcia.

Santiago de Compostela

Santiago de Compostela es mundialmente conocida por los cientos de miles de peregrinos que llegan a su plaza del Obradoiro anualmente (casi 450.000 el pasado año). Allí, después de varios días, semanas o incluso meses de peregrinación, se funden en un abrazo con la imagen del apóstol, una talla del siglo XIII ricamente ornamentada, y visitan sus reliquias y las de sus discípulos Atanasio y Teodoro en el pequeño mausoleo subterráneo. Se trata de la zona más antigua de la catedral, y corresponde al panteón romano original, que había sido cegado en el siglo XII por el arzobispo Gelmírez.
Fachada del Obradoiro de la catedral de Santiago de Compostela

Fachada del Obradoiro de la catedral de Santiago de Compostela Daniel Skoog

Curiosamente, hasta el siglo XIX los fieles no podían visitar las reliquias, porque estaban «desaparecidas» desde el siglo XVI. El culpable de esta «desaparición» no fue otro que el pirata británico Francis Drake, quien deseaba hacerse con ellas para trasladarlas a Inglaterra, y por eso fueron ocultadas en 1589. Pero el pirata finalmente ni siquiera llegó a Compostela. En 1879, durante las excavaciones arqueológicas del templo, las osamentas fueron redescubiertas en el trasaltar. Tras la certificación de su autenticidad, las reliquias del apóstol se colocaron en una urna de plata cincelada del siglo XIX y el sepulcro adquirió su aspecto actual.

Caravaca de la Cruz

Caravaca de la Cruz es un municipio murciano de algo más de 25.000 habitantes, conocido por albergar uno de los fragmentos del lignum crucis, la cruz donde fue crucificado Jesucristo. La historia de cómo llegó hasta allí es sorprendente: en 1231 gobernaba en Caravaca el sayid almohade Ceyt-Abuceyt. Entre sus prisioneros se encontraba Ginés Pérez Chirinos, un sacerdote cristiano. El reyezuelo musulmán sentía curiosidad por saber cómo era una misa, así que mandó que dispusieran todo para que el sacerdote la pudiera celebrar. Al poco de comenzar, Ginés se percató de que no había ningún crucifijo en el altar. En ese momento, aparecieron dos ángeles que portaban una cruz de doble brazo, en cuyo interior se encontraba el lignum crucis. Tras este hecho milagroso, al sayid no le quedó otra que convertirse al cristianismo.
Una reproducción en piedra de la Vera Cruz de Caravaca

Una reproducción en piedra de la Vera Cruz de Caravaca J.L. Faurie

Durante siglos, la ciudad ha sido custodiada por las órdenes militares del Temple y Santiago, y la Vera Cruz (que es el nombre que recibe), sus milagros y los testimonios de los peregrinos adquirieron fama en Europa y América. Jesuitas, franciscanos y carmelitas la utilizaron como emblema en la evangelización de América: desde California a Tierra de Fuego, desde el Caribe hasta las misiones guaraníes de Brasil. Se encuentra también en lugares tan distantes como Filipinas, Polonia, Italia o Hungría.
Este 2024 se considera Año Jubilar en el municipio murciano, lo que ha disparado el número de visitas de peregrinos. Juan Pablo II ya concedió uno en 1981, al conmemorarse el 750 aniversario de la aparición de la cruz. En 1996 volvió a recibir este privilegio, y dos años más tarde se comunicaba oficialmente por parte del Vaticano la concesión de Año Santo In Perpetuum en torno a la Santísima y Vera Cruz de Caravaca a celebrar cada siete años, siendo el primero el 2003.

Santo Toribio de Liébana

Santo Toribio de Liébana es un recóndito monasterio situado en el municipio cántabro de Camaleño, de apenas un millar de habitantes. Pese a ello, ostenta un récord que no tiene parangón ni en Roma ni en Jerusalén: custodia el mayor pedazo de lignum crucis del mundo. Elaborado en madera de ciprés de Palestina datada en más de dos mil años de antigüedad, mide 635 milímetros el palo vertical y casi 40 centímetros el travesaño, y se cree que llegó al cenobio en el siglo VIII. La reliquia, según el padre Sandoval, cronista de la orden benedictina, es una parte del brazo izquierdo de la Santa Cruz. Conserva el agujero donde se clavó la mano de Cristo. En el siglo XVI, la madera se cortó cuidadosamente, se le dio forma de cruz y se colocó en el relicario de plata en el que se conserva actualmente.
En el monasterio de Santo Toribio de Liébana se conserva el mayor fragmento de Lignum Crucis del mundo

En el monasterio de Santo Toribio de Liébana se conserva el mayor fragmento de lignum crucis del mundo José María Gallardo

Es centro de peregrinación desde que, en el año 1512, el Papa Julio II le otorgara el privilegio de celebrar el Año Santo Jubilar Lebaniego, que tiene lugar siempre que el 16 de abril cae en domingo, algo que ocurrió por última vez en 2023.