El nuevo análisis de sangre que te dice cuál de tus órganos fallará primero

Una investigación publicada en ‘Nature’ encuentra miles de proteínas que delatan si un órgano está envejeciendo de forma acelerada, lo que se vincula a muchas enfermedades

Todas las partes de nuestro cuerpo no envejecen a la vez y eso tiene consecuencias. Ya sabíamos que los años no siempre se corresponden con la edad biológica del organismo, pero ahora un estudio acaba de constatar que cada uno de los órganos puede marcar su propio ritmo. Si uno de ellos va demasiado acelerado, es mucho más probable que acabemos sufriendo alguna enfermedad. Así lo explica un estudio liderado por la Universidad de Stanford (EEUU) que acaba de publicar la revista científica Nature.

Este nuevo enfoque para entender el envejecimiento y las enfermedades podría dar paso a intervenciones terapéuticas preventivas antes de que se manifiesten los primeros síntomas de que tenemos algún problema grave. Pero ¿cómo sabemos si nuestro hígado, nuestro riñón, nuestro páncreas o incluso nuestro cerebro son demasiado viejos y están a punto de fallar? La investigación revela que basta un simple análisis de sangre, porque permite detectar los niveles de proteínas procedentes de órganos específicos.

Foto: Los datos provinieron de miles de voluntarios del estudio Generation Scotland. (Pexels)

Los autores del trabajo analizaron a 5.676 personas mayores de 50 años y encontraron que casi el 20% tenía un envejecimiento fuertemente acelerado en un órgano, lo que incrementaba las posibilidades de sufrir enfermedades específicas en ese tejido y, en general, su riesgo de muerte, que aumentaba entre un 20% y un 50%. Además, el 1,7% de los participantes tenía ese problema en varios de los 11 órganos y sistemas principales que incluye este estudio (corazón, grasa, pulmones, sistema inmunitario, riñón, hígado, músculo, páncreas, cerebro, sistema vascular e intestino).

Algunos datos concretos de ciertos órganos son especialmente llamativos. Por ejemplo, sufrir un envejecimiento acelerado del corazón supone incrementar un 250% el riesgo de insuficiencia cardiaca. Por otra parte, la combinación de varias características es determinante para algunas enfermedades: en el caso del cerebro, cuando este órgano presenta una edad biológica superior a la que le corresponde y esto va unido al envejecimiento vascular, sería un indicador para ayudar a predecir cuál podría ser la progresión del alzhéimer.

placeholderUna persona mayor, en un banco. (Europa Press)
Una persona mayor, en un banco. (Europa Press)

“Es un estudio muy interesante, porque han buscado unas 5.000 proteínas diferentes presentes en el plasma que indican el envejecimiento de diferentes órganos”, comenta a El Confidencial Guillermo López Lluch, investigador del Centro Andaluz de Biología del Desarrollo (CABD). El trabajo está muy bien fundamentado, porque “los órganos, a medida que van envejeciendo y en función de si tienen enfermedades, van liberando ciertas proteínas, lo que conocemos como biomarcadores”, explica el experto.

Aunque ya se conocía, principalmente por modelos animales, que no todos los órganos envejecen a la misma velocidad, desde el punto de vista científico es un gran paso constatar que “cada uno tiene sus propias características y disfunciones, su propia velocidad y sus problemas particulares”. A partir de ahí, los responsables del estudio “establecen una serie de patrones que pueden ayudar a determinar si una persona está sufriendo algún tipo de deterioro de algún órgano más rápido de lo normal”, destaca este experto en envejecimiento. “Es un paso interesante e importante, puede ayudar a resolver problemas, aunque todavía queda mucho que aprender”, asegura.

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Detalle de un cerebro de un banco de tejidos neurológicos. (EFE)

El cerebro, el riñón y todas sus implicaciones

“Podemos estimar la edad biológica de un órgano de una persona aparentemente sana y eso, a su vez, predice el riesgo de una persona de sufrir enfermedades relacionadas con ese órgano”, destaca Tony Wyss-Coray, autor principal del estudio. Cuando un individuo tiene algún tejido que envejece más rápido que el promedio, significa que presenta “un mayor riesgo de sufrir enfermedades en ese órgano en particular en los próximos 15 años”, añade.

Al aplicar técnicas de aprendizaje automático, los investigadores consiguieron relacionar los datos que iban extrayendo. Por ejemplo, entrenaron al algoritmo para que fuera capaz de adivinar la edad de las personas en función de los niveles de los miles de proteínas analizadas. Así consiguieron vincular los niveles excesivos de alguno de esos biomarcadores con problemas en órganos concretos. Los científicos pusieron el foco especialmente en dos órganos, el cerebro y el riñón, que tienen un gran número de vínculos con diversas enfermedades.

placeholderAnálisis de sangre. (iStock)
Análisis de sangre. (iStock)

“Hay una parte muy interesante”, apunta López Lluch, “la asociación de disfunciones en distintos órganos con enfermedades asociadas al envejecimiento”. Por ejemplo, “el deterioro del riñón parece estar muy relacionado con enfermedades crónicas que tienen que ver con la vejez, como la hipercolesterolemia, la diabetes o la hipertensión”, destaca. A su vez, todas estas patologías se asocian mucho con el daño vascular, pero este estudio “le está confiriendo un origen al daño renal que tiene efectos en otros tejidos y órganos”.

Del mismo modo, el deterioro cognitivo se asocia a la degeneración del endotelio vascular, el órgano que se encuentra en arterias y venas. “Eso cuadra con los últimos estudios sobre el daño vascular, que está directamente relacionado con la infiltración de células del sistema inmunitario dentro del cerebro, con procesos inflamatorios y con la degeneración del sistema nervioso, sobre todo en la disfunción cognitiva asociada a la edad”, comenta el experto. En su opinión, esta parte del trabajo es muy reveladora, porque vincula la salud vascular con la prevención de las deficiencias cognitivas.

placeholderEnfermo, en un hospital. (EFE)
Enfermo, en un hospital. (EFE)

Una oportunidad sin precedentes

Wyss-Coray siempre ha estudiado factores sanguíneos que pudieran dar cierta información sobre el envejecimiento y enfermedades relacionadas, como el alzhéimer. Sin embargo, este último trabajo “es fascinante”, afirma Inés Moreno, investigadora en enfermedades neurodegenerativas de la Universidad de Málaga en declaraciones a Science Media Centre (SMC), ya que “permitiría conocer el estado general de salud de un individuo mediante el análisis de una muestra sanguínea y anticiparnos al desarrollo de ciertas enfermedades relacionadas con la edad que son potencialmente letales”. No obstante, esta experta se muestra prudente, porque es “solo un primer paso” y la posibilidad de que este análisis esté a disposición de todo el mundo aún “queda todavía lejos en el horizonte”.

En cualquier caso, incrementar el conocimiento específico sobre el envejecimiento es esencial para mantener nuestro nivel de bienestar, teniendo en cuenta el incremento en la esperanza da vida de la población. “El motivo de por qué envejecemos aún no está claro”, afirma Moreno. Aunque la edad disminuye las capacidades de nuestro organismo para mantenerse y renovarse, “algunas personas envejecen más rápido que otras, posiblemente por motivos genéticos, hábitos y condiciones ambientales”. A día de hoy, “no tenemos una herramienta que nos permita conocer cómo vamos a envejecer o qué parte de nuestro cuerpo está más envejecida y podría ser la desencadenante de fallecer”.

Foto: Los nuevos tests detectarán distintos tipos de cancer con una sola muestra de sangre. (Emin Baycan - Unsplash)

En ese sentido, los expertos valoran mucho la metodología empleada en este trabajo. “El mejor predictor actual de edad biológica son las modificaciones epigenéticas del ADN, pero para ello es necesario obtener una muestra de tejido del cual extraer nuestro material genético y eso es imposible para cada órgano”, explica en declaraciones a SMC Manuel Collado, investigador científico del CNB-CSIC en el Instituto de Investigación Sanitaria de Santiago de Compostela (IDIS). Por eso, el hecho de que estos investigadores se hayan fijado en la sangre puede ser muy valioso. “Son capaces de identificar multitud de proteínas y, para algunas de ellas, inferir el órgano de procedencia”, recuerda. “La oportunidad que nos abre este tipo de investigación es la de establecer con precisión el ritmo de envejecimiento de cada órgano y, por tanto, de su deterioro. Con ello, podríamos guiar una medicina preventiva de precisión que prescribiese a cada persona un cuidado y seguimiento específico en función de la observación de la edad biológica de cada órgano”, asegura.

En cualquier caso, el primer paso será corroborar los resultados en nuevos estudios que puedan contar con muchos más participantes y, por lo tanto, hacer que los resultados sean aún más robustos. «Si podemos reproducir este hallazgo en 50.000 o 100.000 individuos«, explica Wyss-Coray, «significará que, al monitorear la salud de órganos individuales en personas aparentemente sanas, podríamos encontrar órganos que estén experimentando un envejecimiento acelerado y que, tal vez, las podamos tratar antes de que se enfermen”.