Lo que el Barça no fue capaz de conseguir, lo hizo Lejeune en propia puerta, empatando el partido
De los últimos cuatro partidos contra el Rayo, el Barcelona había perdido 3 y empatado uno. «Esto es Vallecas» dijo Xavi en declaraciones previas al choque, invocando el espíritu de Gavi. La baja de Ter Stegen le daba una oportunidad de oro a Iñaki Peña para reivindicarse. Césped muy alto. Cortado a 27 milímetros (el límite es 30).
El Barça empezó saliendo en largo como el City y el PSG por citar a dos equipos que no renuncian a tener al balón pero que prefieren evitar riesgos en la zona peligrosa. El Rayo salió rocoso, directo, sin negociar nada. Iñaki Peña empezó fallando en un control fácil pero se corrigió a sí mismo evitando en última instancia el gol. Agobiante presión local cerca del área contraria. Primeras ocasiones desaprovechadas, las ocasiones que luego los equipos pequeños suelen lamentar.
Circulación lenta del balón, el césped no ayudaba pero la escasa finura de los de Xavi tampoco. De Jong -gran ascendencia del holandés en el juego de su equipo- asumía el vértice organizador en la salida del balón. Romeu basculaba, indeciso, indelicado. Ferran a la derecha. Precisamente De Jong estuvo lento en su área y casi propicia el gol de Valentín. Paró atento Iñaki Peña.
Partido eléctrico, emocionante pero sin ocasiones claras, demasiadas pérdidas del Barça, poco acierto del Rayo para aprovecharlas. Los madrileños tenía más la tarde donde querían pero no era probable que pudieran mantener aquel ritmo hasta el final. Lamine Yamal, poco trascendente, aunque a medida que pasaron los minutos se convirtió en el atacante de referencia de los suyos. Pedri, muy activo. Balde no aportaba amplitud ni profundidad.
Como era previsible el Rayo a partir del 20 renunció a su inicial desparpajo y el partido perdió el punto de locura del principio. El Barça mejoró su posesión pero sin ritmo, sin amenaza. Ni sufría ni hacía sufrir, como una pareja que ya no se quiere demasiado. Los locales se recogieron y esperaban un poco más al rival. Iñaki Peña, con poca gracia en su juego con los pies. Todo pasaba por De Jong y al depender todo de su conducción, todo se apagaba. Al Barça le costaba un mundo acelerar. Quedaba en evidencia su pobre mediocridad como equipo.
Hay que decirlo, más allá de los resultados. Algunos jugadores son jóvenes promesas, otros viejas glorias y otros un relleno de muy poca calidad. Pero lo peor es la mezcla, un equipo sin personalidad, sin carácter, sin fiabilidad, sin una idea clara del fútbol. Un equipo al que no le funciona ninguno de sus mecanismos, en el que cada cual hace su guerra sin sentido de conjunto, sin principio de solidaridad, como si acabaran de conocerse esta mañana.
Golazo de Unai López
En el 39, Unai López marcó de un disparo de gran calidad desde fuera del área. Golazo. Justo antes del descanso Balde evitó en el límite del área pequeña el 2 a 0. Ferran y Lewandowski, desaparecidos.
El Barça jugó la primera parte a que no le hicieran daño y no se lo hicieron, pero sin ser capaz de hacer nada más. En ataque, nada. Muy pocos recursos y muy poca inteligencia para usarlos. Ni una sola oportunidad clara. Era difícil de entender por qué Xavi había puesto a Ferran en lugar de Joao Félix. El partido no era fácil contra un equipo que no te deja pensar, sobre todo para un Barça que no piensa ni cuando le dejan.
La segunda parte empezó con una falta de Oriol Romeu que no era para más que la amarilla que vio pero que reflejaba la impotencia de un equipo sin imaginación y sin ideas y que tenía que recurrir al burdo placaje en el medio del campo. Precisamente Romeu y también Ferran fueron sustituidos por Gundogan y Joao Félix. No había discusión en que los cambios eran acertados, pero costaba de entender porque los dos jugadores no habían salido de inicio. El Barça se desplegó tímidamente y empezó a generar algunas ocasiones. El Rayo parecía tener dificultades para organizar su defensa ante el despliegue del rival. No había manera con Lewandowski, que no comparecía y cuando comparecía no valía la pena que lo hubiera hecho.
A pesar de que el Barça merodeaba con más frecuencia el área visitante y mejoraba levemente su juego, necesitaba una marcha más que no encontraba y era incapaz de generar un peligro previo al gol o que lo desencadenara. Joao Félix iba más por dentro que Ferran, pero no era suficiente. Balde perdía todas las jugadas en las que participaba por deficiencias en el control del balón. Francisco cambió a Trejo y a Jorge Frutos por Kike Pérez y Bebé. Gran partido de Oscar Valentín en sus labores defensivas. Era capaz de hacer toda clase de faltas estratégicas sin dañar al contrario pero desactivándolo. El Barça trataba de rebelarse contra el ritmo lento y pesado que imponía el Rayo.
Xavi dió entrada a Fermín y a Raphiña por Lamine Yamal y Pedri. Raphinha casi se estrena marcando pero el balón se estrelló en el palo. Lo que el Barça no fue capaz de conseguir, lo hizo Lejeune en propia puerta, empatando el partido.