El presidente electo señaló durante su discurso que «la situación de Argentina es crítica. No hay lugar para gradualismos ni tibieza, no hay lugar para medias tintas»
Por un porcentaje que no esperaba ni siquiera el protagonista, el libertario Javier Milei arrasó en las elecciones presidenciales de Argentina por una diferencia aplastante. Obtuvo 55,69 % contra el 44,30 % que alcanzó Sergio Massa, una distancia definitivamente humillante para el peronismo, que nunca hizo tan mala elección en las cuatro décadas de la democracia iniciada en 1984.
Solo en tres provincias logró ganar el oficialismo, dos muy pobres, Santiago del Estero y Formosa, y una muy rica en producción y generación de ingresos, la provincia de Buenos Aires, pero dominada por el empobrecido conurbano.
Pero aún en el distrito más poblado del país, con el 37 % de electores, la elección fue inesperada. Massa ganó, pero con apenas 50,73 %, Milei llegó a 49,26 %, una diferencia exigua, de la que nadie en el peronismo puede estar orgulloso.
Milei obtuvo triunfos inéditos en Córdoba (74,05 % a 25,94 %), en Mendoza (71,14 % a 28,85 %), en Santa Fe (62,82 % a 37,17 %), en Entre Ríos (61,48 % a 38,51 %), victorias que eran esperadas.
Pero también ganó en las provincias del norte Jujuy, Salta, Catamarca, La Rioja, Tucumán. Y en las provincias del noreste, Chaco, Misiones y Corrientes. También en toda la Patagonia, Tierra del Fuego, Santa Cruz, Chubut, Río Negro, Neuquén, La Pampa. En varias se esperaba una victoria contundente del peronismo, pero la oleada a favor del ya presidente electo fue imparable.
En Ciudad de Buenos Aires sí se esperaba una victoria de Milei. La Libertad Avanza llegó al 57,24 % y Unión por la Patria al 42,75 %, donde el peronismo logró una remontada desde la primera vuelta, cuando rondó los 37 puntos. Podría conformarse con que es la elección más importante que hace en la Ciudad, pero nada consolaba anoche a los militantes peronistas porteños, transidos por una derrota que no esperaban, mucho menos en la dimensión que fue.
Massa, que al festejar su victoria en el primer turno lo hizo solo en el escenario, en este caso decidió compartir la derrota con un amplio abanico, desde el gobernador Axel Kicillof, hasta el diputado Máximo Kirchner, pasando por el secretario general de la CGT, Héctor Daer. Ninguno de los gobernadores que habían prometido su presencia lo hicieron. No tenía sentido, sobre todo porque el candidato derrotado quiso reconocer su derrota a las 20:00 (hora argentina), mucho antes de lo previsto.
Por entonces, ya los festejos en el campamento de La Libertad Avanza eran más que efusivos, muchos lloraban, algunos gritaban su alegría, la mayoría bailaba. Quien suena como futuro ministro del Interior, Guillermo Francos, imponía tranquilidad con sus palabras, a la espera de los resultados oficiales. Hasta que Massa reconoció la derrota y se vino la apoteosis.
Solo cuando estaba más del 90 % de los votos escrutados salió a hablar el candidato triunfante. Milei dio un discurso corto, donde agradeció a su hermana Karina (la única que lo acompañó en el escenario), al estratega de la campaña Santiago Caputo, al equipo de LLA que creyó en él cuando pocos lo hacían, a los fiscales que defendieron los votos en cada urna de todo el país, y a Mauricio Macri y Patricia Bullrich, a los que calificó como «verdaderos patriotas, porque me apoyaron sin pedir nada a cambio».
Definió ese momento como «una noche histórica» y prometió «el fin de la decadencia» en Argentina. Y le pidió al Gobierno que «sea responsable», una línea dirigida a Massa –a quien no nombró– porque anticipó que se tomaría licencia hasta el 9 de diciembre, antes de la entrega del poder.
No venimos a inventar nada, sino a hacer las cosas que la historia ha demostrado que funcionanPresidente electo de Argentina
El presidente electo aseguró que «no venimos a inventar nada, sino a hacer las cosas que la historia ha demostrado que funcionan» y recordó que «la situación de la Argentina es crítica. No hay lugar para gradualismos ni tibieza, no hay lugar para medias tintas».
También diagnosticó que «si no avanzamos rápido con los cambios estructurales que Argentina necesita, nos dirigimos a una crisis peor». Y aseguró que «nuestro compromiso es con la democracia, con el comercio libre y con la paz». «Vamos a trabajar codo a codo con todas las naciones libres del mundo», agregó el presidente electo.
Antes de despedirse, Milei señaló que «tenemos un problema monumental por delante, la inflación, el estancamiento, la falta de empleo genuino, la inseguridad, la pobreza y la indigencia, problemas que solo tienen solución si volvemos a abrazar las ideas de la libertad».
Después del discurso mantuvo la primera reunión tras su victoria con el expresidente Mauricio Macri y la ex candidata Patricia Bullrich
Cuando pudo, ya pasada la medianoche, Milei se dirigió al Obelisco, el lugar donde los argentinos realizan los grandes festejos y también las protestas.
Con su hermana Karina, su novia la actriz Fátima Florez y la vicepresidenta electa Victoria Villarruel, le habló a una multitud que se fue sumando a esos amplios espacios porque ya no había dónde festejar junto al búnker libertario, por la cantidad de gente que se había acercado.
Todo era euforia.
Hoy lunes, al mediodía de Buenos Aires, estaba previsto que iniciará la transición con el presidente saliente Alberto Fernández que lo recibirá, presumiblemente en la Casa Rosada. Aunque finalmente, este simbólico acto tendrá lugar mañana.