EL MUNDO entrega sus Premios Internacionales de Periodismo: «La confianza en la sociedad democrática se degrada cuando prevalece la mentira»

Ece Temelkuran y Carlos Dada han recibido, en el Museo del Prado y de manos de la Reina Letizia, el Premio Internacional de Periodismo de EL MUNDO reivindicando en sus discursos la necesidad de «transmitir la verdad» y «no claudicar ante las amenazas y el acoso» contra la labor de informar

Dos frases de los discursos de la escritora y periodista de opinión turca Ece Temelkuran y del periodista salvadoreño Carlos Dada explican por qué estos dos profesionales de la información han recibido este mediodía los XXI Premios Internacionales de Periodismo de EL MUNDO, dotados con 20.000 euros y una escultura del artista Martín Chirino y que han sido entregados en el Museo del Prado en un acto conducido por el poeta y periodista de EL MUNDO Antonio Lucas.

«Al periodismo le toca posicionarse frente al poder, cuestionar siempre a los poderosos el uso de su capacidad para afectar las vidas de los demás», dijo el director del diario El Faro, galardonado con el premio a la Mejor Labor Periodística 2023. Debido a «las amenazas y el acoso» del presidente de El Salvador, Nayib Bukele, Carlos Dada ha tenido que trasladar a Costa Rica la sede de su periódico, el primer medio digital de América Latina, que acaba de cumplir 25 años.

XXI PREMIOS INTERNACIONALES DE PERIODISMO

«Nuestra tarea como periodistas y escritores no es sólo entender y transmitir la verdad, sino encontrar las formas de sanar la ira que muchas veces es causada por profundos medios», afirmó por su parte Temelkuran, una de las columnistas más influyentes para la oposición al gobierno de Tayyip Erdogan, que recibió el premio a la Libertad de Prensa 2023, y que al igual que Dada vive exiliada. Sin embargo, como señaló en su discurso tras recibir el galardón de manos de la Reina Letizia, «el hogar no es donde recuerdas a las personas, sino donde te recuerdan, y hoy, EL MUNDO al reconocer mi trabajo, me da un punto de apoyo en el tiempo y el espacio, y esto ya hace que España sea un poco de hogar, un lugar donde me recuerdan».

Ambos galardonados se mostraron agradecidos con su Majestad y defendieron la necesidad de ser «valientes» y de «actuar a pesar de el miedo».

Precisamente, los miembros del jurado habían alabado en su fallo que ambos periodistas «representan los valores fundamentales de la profesión: la valentía y el rigor». Así, tanto Dada como Temelkuran no quisieron dejar pasar la oportunidad de hacer, en la recogida de sus premios en el Museo del Prado, gala de esas virtudes con unos discursos que mostraron la necesidad de «hacerse amigo del miedo para continuar nuestro viaje» y la obligación de «recordar y repetir que la democracia no es el gobierno de las mayorías, sino un sistema de pesos y contrapesos, de límites al poder, que garantizan derechos para todos los ciudadanos, incluyendo, y sobre todo, a las minorías».

Joaquín Manso, director de EL MUNDO, durante su discurso en los XXI Premios Internacionales de Periodismo.
Joaquín Manso, director de EL MUNDO, durante su discurso en los XXI Premios Internacionales de Periodismo.ALBERTO DI LOLLI

Unas palabras que compartió el director de EL MUNDO, Joaquín Manso, que junto a la Reina hizo entrega de ambos premios. Manso se dirigió a los asistentes en el Claustro del Museo del Prado, lleno de autoridades y representantes institucionales, para recordar que la semana pasada se cumplieron 200 años del ahorcamiento del general Riego. «Nadie parece haberlo advertido y no hay tampoco ninguna conmemoración en marcha, pero recordar a Riego y su valentía en la defensa de las libertades constitucionales es siempre una forma de luchar, como él mismo dijo, contra la arbitrariedad del poder».

En este sentido y muy en línea con los discursos pronunciados por ambos premiados, el director de EL MUNDO insistió en que «la confianza en la sociedad democrática y en sus instituciones se fortalece cuando la verdad impera y se degrada cuando prevalece la mentira».

Por ello, los Premios Internacionales de Periodismo de EL MUNDO, continuó Manso, «representan nuestro reconocimiento a la audacia y la asunción del riesgo como valores intrínsecos del mejor periodismo, que es el periodismo que crea conciencia moral porque toma posición desde el compromiso ético frente a la arbitrariedad del poder y a favor de los ciudadanos y de las víctimas de las injusticias».

A continuación, el director del diario y la Reina entregaron el premio a la Mejor Labor Periodística a Carlos Dada porque «El Faro es una luz entre las sombras de nuestros pueblos hermanos de Centroamérica».

«El periodismo en regiones como la mía es frustrante porque raras veces encontramos entre los poderosos una voluntad real de transformar positivamente las vidas de los demás», afirmó durante su discurso Dada, el cual comenzó contando un cuento, «que es una tradición muy latinoamericana». A bordo de una frágil embarcación tres migrantes salvadoreños y uno cubano están a punto de naufragar. El lanchero, mexicano, les dice que tienen que dejar a alguien en tierra o morirán todos. Los tres salvadoreños se miran entre sí y después miran al cubano. «Querías democracia, ¿no?», le dicen entonces al migrante cubano. «¡Pues votemos!».

«En una verdadera democracia, el migrante cubano del chiste», continuó el periodista salvadoreño, «tendría derecho a demandar una opción distinta para dirimir el asunto, en la que él tuviera los mismos derechos que los tres salvadoreños». Sin embargo, «la mentira y la tortura», refiriéndose a lo que hace el Gobierno de Bukele, «no son fuerzas liberadoras, ni justas, ni democráticas, incluso, si son aplaudidas por la mayoría de la población».

Por ello, Dada insistió en que en El Faro «ni nos autocensuramos ni dejaremos de publicar los acuerdos del Gobierno con organizaciones criminales, ni el saqueo del Estado, ni el nacimiento de la dictadura», porque «esa es nuestra responsabilidad y nuestro compromiso con este oficio».

«Eso es lo que este momento demanda el periodismo: la búsqueda de la verdad y la aplicación rigurosa del método periodístico, la defensa de la pluralidad de voces y el intercambio libre y honesto de argumentos«, concluyó el periodista salvadoreño.

Por su parte, Temelkuran, muy emocionada durante su discurso, fue alabada por el director de EL MUNDO por ser «la periodista que mejor ha explicado la deriva autoritaria y el colapso de la democracia protagonizado por Erdogan en Turquía». Inquieta e inconformista, la escritora tuvo que abandonar su país cuando era la columnista más leída y ahora en el exilio «se atreve a cuestionar las verdades oficiales del régimen turco».

«Es irónico que me premien por mi valentía, ya que siempre he estado y aún estoy llena de miedo», comenzó su intervención. «El mundo se ha convertido en un lugar lleno de hechos aterradores y como seres humanos somos demasiado vulnerables para actuar a pesar de nuestros miedos y ser valientes todo el tiempo», continuó. En este sentido, «este premio no elimina mis miedos, pero me da la fuerza para continuar mi Odisea», afirmó.

La periodista turca quiso recordar que «todos necesitamos ser reconocidos como seres humanos». Esto, que puede sonar como una frase muy simple, «es un hecho al que debemos aferrarnos y defender». Temelkuran no ha podido contener las lágrimas al final de su discurso al dedicar el premio a su madre, la cual ha viajado desde Turquía para acompañar a su hija en un momento tan importante. «Quiero decirlo en mi lengua materna: «Bu senin için anne. Herey için teekkürler» («Esto es para ti, mamá. Gracias por todo»).

La Reina Letizia y Joaquín Manso entregan el premio a Ece Temelkuran.
La Reina Letizia y Joaquín Manso entregan el premio a Ece Temelkuran. ALBERTO DI LOLLI

Joaquín Manso, director de EL MUNDO; Marco Pompignoli, presidente ejecutivo de Unidad Editorial; Laura Múgica, directora general y consejero de Unidad Editorial fueron los anfitriones encargados de recibir a su Majestad y a los dos premiados con los que charlaron amigablemente minutos antes de que diera comienzo el acto.

Ambos premiados glosaron la virtud de los tres periodistas asesinados de este diario -Julio Anguita Parrado, Julio Fuentes y José Luis López de Lacalle-, en cuyo honor se entregan estos premios. Los galardones cuentan con el patrocinio de SantanderTelefónicaTaboola y Teads, y la colaboración del Museo Nacional del Prado.

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En el claustro de la pinacoteca madrileña se congregaron unas 150 personas y autoridades, como la presidenta del Congreso de los Diputados, Francina Armengol; el presidente del Consejo General del Poder Judicial, Vicente Guilarte; el secretario general del PP, Elías Bendodo; la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso; el ministro de Exteriores, José Manuel Albares; el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida; y los embajadores de Japón, Takahiro Nakamae, Reino Unido, Hugh Elliot, Polonia, Anna Sroka y de Israel, Rodica Radian-Gordon.

Los premios finalizaban con los aplausos de los asistentes tanto a los discursos de los dos galardonados como a las palabras de Joaquín Manso, el cual finalizó su discurso recordando que «el periodismo se erige como contrapeso vital, como la voz que desafía las narrativas oficiales y expone la verdad auténtica».