«La nueva Romareda no la verán mis ojos»

La desconfianza, el hartazgo y la incredulidad invaden el sentir zaragocista, en boca de tres presidentes de peñas, acerca de la nueva Romareda

«Estamos hasta las narices de los políticos. Solo miran por ellos y juegan con la ilusión de la gente»

El día de la marmota, la historia de nunca acabar, la pescadilla que se muerde la cola…Pasan los meses, los años y las décadas y lo cierto es que, entre unas cosas y otras, no hay manera de que la nueva Romareda pase de proyecto a realidad. A pesar del anuncio a cuatro bandas del Ayuntamiento de Zaragoza, la DGA, el Real Zaragoza y la Federación Aragonesa de Fútbol, el hastío, la desconfianza y la incredulidad son el sentir generalizado del zaragocismo, que tiene más que claro quiénes son los culpables del enquistamiento de la situación: los políticos.

«Lo que nos cuentan son películas. Nos enteramos de la mitad de la mitad de lo que pasa», comienza Ismael Tornos, presidente de la peña zaragocista de La Almozara. «¿Cuántos proyectos y cuántos campos hemos visto ya desde que empezó todo esto?», se pregunta el zaragozano. «Lo que no sé es porque no lanzan las cosas cuando ya están cerradas. Juegan con la ilusión de la gente y al final el primer perjudicado es el de siempre: el abonado», subraya.

«La gente quiere el estadio ya y no le importa la manera de la que llegue. Que lo haga el que sea y como sea»

Su opinión no dista mucho a la de sus compañeros de peña: «Todo el mundo lleva un cabreo monumental, estamos todos cansados de historias», afirma Tornos, que confiesa que, con tal de que se haga el nuevo campo, la fórmula que se utilice para financiarlo ha pasado a un segundo plano: «La gente quiere el estadio ya y no le importa la manera de la que llegue. Que lo haga el que sea y como sea», añade sin demasiada esperanza y con una teoría que le ronda la cabeza desde hace mucho: «Están buscando la manera de decirnos que La Romareda donde está es inviable, vender esos suelos que tienen que valer un dineral y llevarse el campo a otro lado».

Para el presidente de la peña de La Almozara, la disputa del Mundial en la capital aragonesa es secundaria. «No le doy mucha importancia, pero sí es verdad que la ciudad saldría beneficiada y, si sirve para darle un empujón al proyecto, bienvenida sea. Pero mi prioridad es el Zaragoza y lo que quiero es un buen campo para ir con los míos todos los domingos», recalca Tornos.

El que tampoco duda al apuntar directamente a la clase política como responsable es Javier Illera, presidente de la Peña Los Magníficos. «Estamos hasta las narices. Solo piensan en ellos. Cada cuatro años tenemos unos colores y así está visto que es imposible. No se dan cuenta de que el beneficio que traería va más allá en el tiempo», analiza Illera, que salva a la nueva propiedad del Real Zaragoza de las críticas. «No se han visto respaldados por las entidades y es normal que no hayan querido arriesgar su dinero. Aquí nadie da duros a cuatro pesetas», afirma el zaragocista, que se muestra pesimista a pesar de los últimos anuncios al respecto: «El Zaragoza te pone el dinero, la Federación Española cuenta contigo para el Mundial y ni aun así son capaces de ponerse de acuerdo en algo tan elemental para la ciudad y para todo Aragón».

«Hay que aprovechar la oportunidad del Mundial. Si después de todo se escapa este tren sería lamentable y habría que señalar a los responsables»

Para Illera la cita mundialista sí que sería muy importante para volver a poner en el mapa el nombre de Zaragoza. «Después de 10 años en Segunda el mundo del fútbol igual se ha olvidado de nosotros. Sería la mejor manera de recuperar la atracción y el interés de la gente», explica el peñista, consciente de la necesidad, llegue el Mundial o no, de la construcción del nuevo estadio: «La queremos mucho, pero La Romareda se cae a trozos. Esperamos que no tengamos que lamentar alguna desgracia. Tengo 73 años y mantengo la ilusión de poder estrenar la nueva».

Un deseo, el de Javier Illera, al que no le augura demasiadas posibilidades de éxito Joaquín Sánchez, presidente de la peña zaragocista de Épila. «No la verán mis ojos», asegura contundente refiriéndose a la nueva Romareda mientras apunta hacia los mismos culpables: «Da igual unos políticos, otros o los de más allá. Si uno se lleva dos, el otro se tiene que llevar tres», afirma indignado. «Si se odian pues que se aguanten y se pongan de acuerdo en algo que es primordial».

Sánchez también ve la candidatura de España para el Mundial de 2030 como la excusa perfecta para la construcción del nuevo estadio. «Hay que aprovechar la oportunidad. Si después de todo se escapa este tren sería lamentable y habría que señalar a los responsables», acaba.