Los terroristas ‘Ata’ y Zaldúa niegan en la Audiencia Nacional haber asesinado a Giménez Abad en 2001

El que fuera último jefe militar de ETA, Mikel Carrera Sarobe alias ‘Ata’ y la exintegrante de la banda Miren Itxaso Zaldúa se han sentado en el banquillo

La Fiscalía solicitan penas de 30 años de prisión

Veintidos años después del asesinato del que fuera presidente del PP Aragón a manos de ETA, se juzga a los etarras Mikel Carrera Sarobe, alias ‘Ata’, y Miren Itxaso Zaldua, conocida bajo el sobrenombre de ‘Sahatsa’. Ambos negaron este lunes en la Audiencia Nacional haber participado en «la acción» que es como llamaron al asesinato de Manuel Giménez Abad en 2001. La causa por este atentado se reabrió tras años de investigación y en 2014 el hijo del senador, testigo directo del crimen, reconoció en una foto a Carrera Sarobe como el hombre que disparó a su padre. Cuatro años después volvió a hacerlo en una rueda de reconocimiento en París.

Ata, que solo quiso responder a las preguntas de su abogada defensora, señaló que ese día estuvo con amigos en una fiesta que se celebraba anualmente y que giraba en torno a las ikastolas de Iparralde (Francia), el ‘Herri Urrats’. «Todos los años solía ir en esa época y ese año hizo un día bastante malo y comentaron que igual se había suspendido, pero al final no hizo tan malo y se juntó bastante gente. En un momento dado unos conocidos de ahí nos dijeron que faltaba gente en la barra popular y así recaudar dinero para la causa que fuera y ese año fue para las ikastolas», añadió, enumerando quiénes fueron los que le acompañaron en esa actividad.

Algo que sí reconoció es que fue miembro del comando Basajaun de ETA y que se dedicaba «como cualquier otro miembro» a repartir informaciones a los que estaban en Francia. «Mis informaciones nunca estaban escritas de puño y letra, sino mecanografiadas por seguridad», apuntó, inciendo: «Ni yo, ni el comando Basajaun tiene que ver con esa acción armada que acabó en la muerte del señor Giménez Abad», insistió.

La toma de declaración de Mikel Carrera fue aprovechada también para defender a la compañera de banquillo de este terrorista. «Ella no pertenecía al comando Basajaun y yo la conocí posteriormente, allá por el 2003 en el sur de Francia«, aseveró, añadiendo que él estaba en ese momento en la clandestinidad.

Miren Itxaso Zaldua, que sí quiso responder a las preguntas de las acusaciones, aseveró que ese día no estuvo en Zaragoza con Carrera Sarobe, sino que estuvo en el cine con amigas en Hernani viendo la película Dime que no es verdad y que cuando escuchó por la radio que se había producido ese atentado le llamó la atención por su «dureza» porque implicaba a un niño. Al igual que el otro acusado, la terrorista explicó que ella también solía participar en las fiestas del ‘Herri Urrats’, pero para ella, a diferencia de Ata, «hacía mal tiempo» y unido a que estaba en obras en casa «decidió no ir».

Afirmó que ella, antes de irse a Francia en 2003 a a «reforzar estructuras» de ETA en un momento en el que la banda había sido golpeada por las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, no formó parte del comando Basajaun. Circunstancia que extrañó a la representante en el ministerio público por su papel, a lo que Zaldua contestó que su «primer contacto» con la banda asesina fue en «primavera de 2001», pero que «no recuerda con quién». «En aquel momento me propusieron quedar con alguien de Francia para una cita a la que asisto y en la que me preguntan sobre la situación política, saben de mí, saben que estoy organizada en Ekin y este señor me propone si les podrían llevar unas cartas del lado vasco-francés al sur», recordó.

La Fiscalía solicita penas de 30 años de prisión para los acusados por sendos delitos de asesinato terrorista, así como inhabilitación absoluta durante el tiempo de condena y la prohibición de aproximarse a Zaragoza durante cinco años.

El atentado ocurrió la tarde del 6 de mayo de 2001, cuando el entonces presidente del PP de Aragón se dirigía junto a su hijo al estadio de La Romareda para ver un partido. Cuando caminaban por la calle Princesa, relata la Fiscalía en su escrito de conclusiones provisionales, «Mikel Carrera Sarobe se aproximó a ellos y disparó por la espalda y a bocajarro» a la víctima, «y continuó disparando mientras caía y cuando ya se encontraba tirado en el suelo», en presencia de su hijo, entonces menor de edad. Después, continúa el ministerio fiscal, tanto él como Zaldúa huyeron.

Tres tiros (dos en la cabeza y uno en el abdomen) se cobraron la vida de un jaqués que en aquel momento tenía 52 años y dejaba una viuda y dos hijos de 23 y17 años y que lideraba el PP en un momento muy complicado para la formación, ya que había perdido el Gobierno de Aragón después de que el PAR se alineara con el PSOE de Marcelino Iglesias, y mientras en Madrid el presidente José María Aznar impulsaba el Plan Hidrológico Nacional (PHN). En el plano personal, amigos y oponentes políticos lo reconocían como «buena persona y conversador incansable». ETA le silenció, aunque el proyecto político en el que él creía sigue todavía vivo.

A ambos se les ubica aquel año en el denominado comando Basajaun de ETA, y les acusa de diseñar y ejecutar concertadamente el asesinato del senador popular. Tanto la acusación particular que ejerce la familia de la víctima como la asociación de víctimas Dignidad y Justicia, por su parte, solicitan la misma pena de cárcel para los acusados que la reclamada por la Fiscalía.

Aquel 6 de mayo de hace 20 años el País Vasco estaba de elecciones. Hasta ese momento ETA había asesinado a 30 personas desde el fin de la tregua de 1999 y el lehendakari Juan José Ibarretxe se presentaba a su reelección. La dirección terrorista había situado como objetivos principales a los cargos públicos del PP y del PSOE, dentro de su estrategia del terror. De hecho, ya había asesinado avarios ediles y altos cargos de ambos partidos en ese último año y medio. Tras el asesinato de Giménez Abad todos los partidos suspendieron sus actos electorales, salvo Euskal Herritarrok (EH), plataforma de la que fue candidato por Guipúzcoa Arnaldo Otegi.

No llevaba escolta puesto que no había información de que fuera objetivo de ETA y porque, tal y como desveló el entonces candidato popular a la Lehendakaritza, Carlos Iturgaiz, el propio Giménez Abad le bromeó ante su extrañeza de que no llevara protección: «Bastante lío tengo con el trasvase del Ebro como para pensar en escoltas». Una situación que aprovecharon sus verdugos cuando desempeñaba el papel de padre. El terrorista se fue corriendo por la calle Princesa hacia la avenida Goya, donde se le perdió la pista. Empuñó un arma que en el 2003 sirvió para asesinar al jefe de la Policía Municipal de Andoain (localidad guipuzcoana gobernada entonces por Batasuna), Joseba Pagazartundúa. También de tres disparos.

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