El equipo de Chus Mateo remonta de forma espectacular al Olympiacos en una final emocionante decidida con una canasta mágica de Sergio Llull
El Real Madrid ha ganado su undécima Euroliga de baloncesto y se ha impuesto en una final de lo más épica al Olympiacos griego. Los de Chus Mateo han ganado por 78-79 y han conseguido una hazaña histórica, teniendo en cuenta lo difícil que ha sido esta edición.
Este equipo es legendario. Se vio con el agua al cuello ante el Partizán de Belgrado en cuartos de final, pero la historia del Real Madrid no le permite rendirse. Una vez superada esa eliminatoria, los de Chus Mateo doblegaron al Barça e hicieron frente al gran número de bajas.
Una canasta de Llull a falta de tres segundos ha sido la que ha permitido al Real Madrid conquistar este trofeo tan especial. Justo cuando el árbitro pitó el final del partido, los jugadores madridistas rompieron a llorar de alegría. Y no era para menos. Lo que está claro es que la grandeza no se agota para este equipo.
El conjunto griego, entrenado por Georgios Bartzokas, empezó muy bien la final y sometió al Madrid desde el principio. Los de Chus Mateo respondieron rápidamente, pero vieron como Olympiacos se puso 14-10 arriba en los primeros siete minutos del primer cuarto. Pero esa distancia, para desgracia del conjunto blanco, siguió subiendo. Al término del primer cuarto, 24-17 para el equipo del Pireo.
El inicio del segundo cuarto fue esperanzador para el Real Madrid, que consiguió reducir la ventaja en el marcador de Olympiacos para ponerse a tan solo cuatro puntos. Pasados los primeros cuatro minutos del segundo cuarto, el Madrid tiró de orgullo, como suele hacer casi siempre, para ponerse por delante en el marcador gracias a una canasta espectacular del ‘Chacho’ Rodríguez.
Ese tiro de dos insufló de ánimos a los de Chus Mateo, que se colocaron cinco arriba en el marcador. Sin embargo, Olympiacos no dio su brazo a torcer, remontó esa diferencia negativa de cinco puntos y consiguió llegar al descanso con empate a 45 en el electrónico.
Tras el paso por los vestuarios, los madridistas siguieron concentrados y metieron un triple brutal de Dzanan Musa al poco de empezar, pero Olympiacos reaccionó rápido con otro triple de Isaiah Cannan para devolver la igualdad en el marcador.
Ese triple del base norteamericano desmoralizó ligeramente a los de Chus Mateo, que empezaron a estar imprecisos, y los griegos se colocaron cinco arriba a falta de más de cuatro minutos para el final del tercer cuarto.
Emoción total
El Real Madrid estaba pasando, sin ningún tipo de dudas, por el peor tramo de la final y necesitaba una reacción inmediata para intentar volver a esa buena versión mostrada en el ecuador del segundo cuarto. Para iniciar una nueva remontada, los de Chus Mateo se agarraron a la buena versión de Nigel Williams-Goss. Siempre que lo necesita el Madrid, el base estadounidense aparece, pero el tercer cuarto acabó 63-59 para los griegos.
Al principio del cuarto y definitivo cuarto, Olympiacos aprovechó otra desconexión del Madrid para escaparse en el marcador y ponerse siete arriba. Los de Chus Mateo se encomendaron a Fabian Causeur, que demostró lo bueno que es desde la línea de tres, para reducir esa distancia.
A falta de menos de tres minutos para el final, el partido entró en un tramo en el que los dos equipos no estaban muy acertados y la diferencia entre el Olympiacos y el Real Madrid era tan solo de cuatro puntos.
El final de partido ha sido agónico y Sergio Llull se ha vuelto a erigir en héroe madridista. El base menorquín metió una canasta en suspensión, no apta para cardíacos, a falta de tres segundos para el final del partido. Olympiacos tuvo posesión para ganar, pero falló la canasta que le hubiera dado su cuarta Euroliga.