Día del Asperger en Aragón: «Tienen que reconocerles la ‘discapacidad social’, sino son invisibles y no tienen derecho a nada»

US Vice President Kamala Harris and Britain's Prime Minister Rishi Sunak (R) arrive for a bilateral meeting on the sidelines of the Munich Security Conference (MSC) in Munich, southern Germany, on February 18, 2023. - The Munich Security Conference running from February 17 to 19, 2023 brings world leaders together ahead of the first anniversary of Russia's invasion of Ukraine as Kyiv steps up pleas for more weapons. (Photo by Thomas KIENZLE / AFP)

Estados Unidos no había utilizado hasta ahora este nivel de acusación. La vicepresidenta Kamala Harris centró su intervención de este sábado ante la Conferencia de Seguridad de Múnich, al a que asisten representantes de 150 gobiernos, para relatar con detalle algunos de los 30.600 casos de crímenes de guerra que el Departamento de Estado estadounidense asegura haber catalogado y documentado en Ucrania.

Harris habló de «ataques sistemáticos contra la población civil, asesinatos, torturas, robos ejecuciones sumarias, violaciones y deportaciones de cientos de miles de ucranianos a Rusia, incluso niños separados por la fuerza de sus familias». «Piensen en la imagen de la mujer embarazada asesinada en la planta de maternidad en la que se preparaba para dar a luz», repasó las más terribles imágenes que la invasión rusa de Ucrania ha grabado para siempre en la conciencia colectiva occidental, «piensen en Bucha, en los cadáveres tirados por el suelo, en el hombre asesinado mientras montaba en bicicleta…». «Hemos examinado las pruebas, conocemos los estándares legales y no cabe duda de que se trata de crímenes de lesa humanidad», concluyó.

Esta es la primera vez que Estados Unidos designa formalmente a Rusia como un país que ha cometido crímenes de guerra y crímenes de lesa humanidad en Ucrania desde la invasión. «No puede haber impunidad para estos crímenes», subrayó por su parte el jefe de la diplomacia estadounidense, Antony Blinken, en su propia declaración. En este marco de valoración, el jefe de la OTAN, Jens Stoltenberg, arengó a los aliados occidentales: «Debemos darle a Ucrania lo que necesita para ganar y prevalecer como una nación soberana e independiente en Europa… El mayor riesgo de todos es que Putin gane. Si Putin gana en Ucrania, el mensaje para él y para otros líderes autoritarios será que pueden usar la fuerza para conseguir lo que quieran».

Papel clave de China

Se estaba refiriendo, sin citarla, a China, sobre la que muchos panelistas depositaron la responsabilidad de, como país con capacidad de influencia sobre Moscú, hacer más para parar la guerra. Entre las reiteradas presiones destacaron las incisivas preguntas de la ministra alemana Annalena Baerbock, que recordó al ministro de Exteriores Wang Yi, con el que compartía intervención, que «como miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU, China está obligada a usar su influencia para asegurar la paz mundial». «Ayer mantuvimos una conversación muy interesante sobre lo que significa una paz justa, no que recompense al agresor, sino que defienda el derecho internacional y a los que han sido atacados», desveló sobre el aparte con su colega chino, «una paz justa presupone que el que ha violado la integridad territorial, es decir Rusia, retire sus tropas del país ocupado, porque la paz mundial se basa en el hecho de que todos reconocemos la integridad territorial y la soberanía de cada país».

Yi intentó posicionar a su país como una potencia «de paz y diálogo» y, como respuesta a estas presiones, anunció una iniciativa para el diálogo que promoverá Beijing y sobre la que no ofreció detalles. «Presentaremos algo», dijo, según la traducción oficial de la Conferencia, «y nos mantendremos firmes del lado de la paz y del diálogo». Yi criticó, además, a las fuerzas que, en su opinión, «persiguen intereses geopolíticos y dan menos importancia al sufrimiento del pueblo de Ucrania», sin aclarar a quién se refería. Y no perdió la ocasión de denunciar el derribo de un presunto globo espía chino por parte de las fuerzas estadounidenses. «Ha sido, diría, absurdo e histérico. Se trata de un de abuso al ciento por cien del uso de la fuerza. Es una violación de las normas internacionales. Estados Unidos violó la Convención de Chicago sobre Aviación Civil al derribarlo», le dijo en la cara a Kamala Harris.

Peticiones de más armamento

Mientras tanto, en los pasillos del Bayerischer Hof, pululan tantos representantes de los grandes fabricantes de armamento como no se habían visto desde la Guerra Fría. Predomina un mensaje de rearme propio y de apoyo militar a Ucrania. El presidente Zelenski ya había mencionado en la inauguración la petición de aviones de combate y el viceprimer ministro ucraniano Olexander Kubrakow formuló este sábado peticiones de armamento bastante controvertido, como municiones en racimo y armas de fuego de fósforo. Argumenta que, «al igual que Rusia, ucrania también debe utilizar este tipo de armamento«.

Entiende las «dificultades» debidas a «las convenciones», pero insiste en que este tipo de munición puede ayudar a resistir a los atacantes. Las municiones en racimo son cohetes y bombas que estallan en el aire sobre el objetivo, liberando muchos artefactos explosivos pequeños. Las municiones de fósforo pueden causar quemaduras graves y envenenamiento en humanos. Un viejo zorro de la diplomacia alemana apuntaba que Ucrania pide por encima de sus verdaderas expectativas con la esperanza de obtener como consolación lo que verdaderamente requiere: aviones de combate.